Oppenheimer (C. Nolan): Lo que pudo ser y no fue


Por Rafael Gabás Arcos       

      Christopher Nolan da un giro cinematográfico y abandona la tendencia sci-fi de las últimas producciones para presentarnos un biopic de tres horas de duración acerca del controvertido físico…

…Julius Robert Oppenheimer: Un  trabajo lanzado a bombo y platillo que ha requerido años de esfuerzo y dedicación plena, con un alto presupuesto , en el que no se han escatimado gastos  en publicidad y difusión y donde el fin justifica los medios y el fin no es otro que recibir numerosos premios, óscars especialmente.

     Oppenheimer es un film brillante, no cabe duda, pero con numerosos peros  e inconsistencias para que pueda ser considerado una obra maestra como se ha dicho y escrito en diversos medios; Dichos peros e  inconsistencias las encontramos en el apartado técnico-cinematográfico y en el aspecto histórico.

     El film narra todo el proceso que condujo al lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y que  produjeron 250.000 muertos civiles inocentes, cuando Japón ya se había sometido. Nolan se ha rendido a Hollywood y a  la industria y nos presenta una realidad edulcorada que filtra lo incómodo, una realidad modificada ligeramente para provocar en cientos de millones de espectadores un efecto narcotizante. Las “ verdades” de Nolan son verdades reasimiladas y presentadas bajo el punto de vista estadounidense, sin contrastes, sin contrapuntos.

    ¿Por qué no podemos ver en la película las consecuencias de un acto tan atroz? ¿Por qué se pasan por alto? ¿Por qué no se habla de la radioactividad que provocó el ensayo de los Alamos y cómo afectó a miles de personas? ¿Por qué los muertos japoneses no merecen unos segundos, ni tan siquiera? ¿Por qué aparece en la película un Einstein desdibujado y no el Einstein que escribió a Truman una petición para que no lanzase la bomba?

    Técnicamente Nolan ha optado por un estilo ágil, dinámico, con tomas de tres o cuatro segundos evitando tomas largas y con cierto abuso del plano-contraplano, lenguaje que nos hace pensar en el mundo de la publicidad o del video clip. Aparecen decenas de personajes, la mayoría muy poco desarrollados y que no aportan casi nada (Heisenberg, Bohr o Feynman, cuya aparición con unos bongos es patética). Las líneas temporales con las que juega son un tanto confusas (fisión y fusión); el mundo interior convulso de Oppenheimer no está desarrollado y tampoco Cillian Murphy es capaz de transmitir, especialmente en la Universidad.

    El momento culminante del film y el más ¨nolaniano¨ se produce en la prueba nuclear denominada Trinity que se desarrolló en el desierto de Los Alamos; pero se echa en falta una reflexión acerca de lo expuesto, hay una contención en la declaración de intenciones y ninguna lectura política o ética, se echan en falta las imágenes de la devastación y algún punto de vista no etnocéntrico, no estadounidense. Se echa en falta, además, un poco más de contenido científico.

     Oppenheimer es una película interesante, no cabe duda, de alto presupuesto y con el obsesivo objetivo de ser oscarizada pero  que no está a la altura de Interstellar, Inception o Memento. Producto efectista y hollywoodiense, con un montaje neurótico, excesivamente preocupado por el impacto y con un carrusel de personajes que aparecen y desaparecen en escenas de cuatro segundos. No gustará a los  que no sepan nada de lo que ocurrió en los años 30 y 40 en el campo de la física y de la ciencia o a los que conozcan ese mundo en profundidad.

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