Desde el divan: ‘Ladelgada línea roja’ de Terrence Malick


Por José María Bardavío

    Los soldados deben tomar la colina pero, como carecen del equipo adecuado, el empeño convierte el esfuerzo en imposible.

 

The Thin Red Line

Año:1998

Duración:163 min.

País: Estados Unidos
Dirección: Terrence Malick

Guion:Terrence Malick (Novela: James Jones)

Música: Hans Zimmer y John Toll

Actores: Sean Penn, Jim Caviezel, Nick Nolte, Elias Koteas, Ben Chaplin, Dash Mihok,John Cusack, Adrien Brody, John C. Reilly, Woody Harrelson, Miranda Otto,Jared Leto, Will Wallace, John Dee Smith, John Travolta George Clooney,Nick Stahl, Thomas Jane, John Savage, Kirk Acevedo, Tim Blake Nelson,Larry Romano, Penelope Allen, Simon Billig, Mark Boone Junior, Don Harvey,Norman Patrick Brown, Arie Verveen, Jarrod Dean, Matt Doran, Travis Fine,Paul Gleeson, Danny Hoch, Robert Roy Hofmo, Michael McGrady

Siinopsis:

Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial en la Isla de Guadalcanal, en el Pacífico. Un grupo de hombres de la compañía de fusileros del ejército americano «C de Charlie combate contra el ejército

Fuente: Filmaffinity

La delgada línea roja    The Thin Red Line 

     Los soldados deben tomar la colina pero, como carecen del equipo adecuado, el empeño convierte el esfuerzo en imposible. En una de sus frecuentes ensoñaciones Bell (Ben Chaplin) ve el rostro de  su joven esposa, su cabellera hermosísima, flotando en abanico sobre el agua de la bañera. El misterio de ese instante, la pureza del recuerdo, sobrevive compensando la angustia intolerable del comprender la inminencia de una muerte irremediable. Ver, sentir, acariciar el rostro bellísimo de su esposa, es el potente concentrado de energía que necesita para seguir viviendo ante una muerte segura. La visión es como una utópica píldora de salvación, la necesidad imperiosa de obtener una compensación gratificante para menguar la fuerza de una realidad desastrosa. La alucinación impide que el lobo del enemigo a punto de devorarle le deje sin fuerza incluso antes de caer bajo las balas enemigas.

 

      Ese instante de la  ensoñación el rostro de su mujer con la cabellera desplegada mecida levemente en la superficie del agua recuerda la famosa imagen de Ofelia, la infeliz novia de Hamlet, ahogada después de ser cruelmente insultada por el desconcertante príncipe. El soldado Bell hace lo contrario al príncipe que, confundido por la frágil avalancha carnal que es Ofelia, la rechaza incomodado; como si el ambiguo asunto con su madre fuera lo único que de verdad le importa.

 

   El mecanismo psíquico regresivo y compensatorio que crea la imagen de su mujer, protege al soldado Bell de la angustia en la que está sumido. El inconsciente retira la realidad insoportable para que el consciente proporcione el alivio que supone la ausencia momentánea de realidad. La imagen paliativa del rostro de la mujer (que no del cuerpo entero), convierte a la bañera en el mejor de los cofres que guarda la joya más valiosa que el soldado conoció jamás.

     Pero el  receptáculo de la bañera resulta ser también la traslación del que está en peligro mortal, al receptáculo, en oscura fantasía de muerte, a la tumba, la tumba de la bañera. Estando a merced del enemigo en una trinchara que ya no le protege, desearía apresar, contener, abrazar, fundirse a la joya más preciada que existe, el rostro de su mujer. Pero el rostro de su mujer, sufre el acoso del agua representando no tanto a la muerte sino a la sutil pero indefectible presencia de la muerte. El ofeliano rostro de la esposa es también Bell, el rostro de Bell, fundido en ella. Y el agua de la muerte se acerca al rostro, y el cabello, siendo ella, es también las garras capilares adictas al rostro de una muerte inminente.

   No hay duda de que la bañera siendo vida es también muerte. Y siendo útero (renacimiento) es también tumba. Y que la imagen reconfortante de la imagen de la mujer del soldado, es también el último anuncio de la inminencia de su propia muerte.

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com+

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