Solo se vive una vez: Unas décadas (comerciales) del cine español

 
Por Don Quiterio

   Las muertes octogenarias de los intérpretes Analía Gadé y Conrado San Román nos retrotraen a la misma historia del cine español de la segunda mitad del siglo veinte, en su vertiente más taquillera, el cine entendido como entretenimiento de masas y en sus géneros más variados.

     De prolíficas filmografías, solo coincidieron en un par de películas olvidables, como casi todas las que hicieron a su suerte, y coincidieron con técnicos y artistas de esta tierra aragonesa: Raúl Artigot, Fernando Sancho, Antón García Abril, Paco Martínez Soria, Chema Mazo, José Antonio Labordeta, Ana Gracia, Pilar Delgado…

  Huyendo de la dictadura de Aramburu, debido a sus ideas peronistas, la argentina (de Córdoba) Analía Gadé –María Esther Gorostiza Rodríguez, de nombre real- se queda definitivamente en España ante los aplausos suscitados por el díptico formado por ‘La vida por delante’ (1958), un filme a considerar por su incisiva crítica, y ‘La vida alrededor’ (1959), ambos dirigidos por Fernando Fernán Gómez. También por las películas dirigidas por Pedro Lazaga en asociación con el productor José Luis Dibildos, muchas veces también coguionista: ‘La frontera del miedo’ (1957), ‘Las muchachas de azul’ (1957), ‘Ana dice sí’ (1958), ‘Luna de verano’ (1958) o ‘La fiel infantería’ (1959), todas ellas con música de Antón García Abril.

  Este compositor turolense también ejecuta las bandas sonoras de otras películas interpretadas por la Gadé: ‘Solo para hombres’ (Fernán Gómez, 1960), ‘Coqueluche’ (Germán Lorente, 1970), con fotografía del zaragozano Raúl Artigot, o ‘Black story’ (Lazaga, 1971). También trabaja con los directores zaragozanos Fernando Palacios –Operación embajada’ (1963)- y José María Forqué –‘La vil seducción’ (1968), ‘Pecados conyugales’ (1969), ‘El monumento’ (1970), ‘El ojo del huracán’ (1971)-. Con Rafael Gil trabaja asimismo en ‘Tú y yo somos tres’, según el homónimo de Jardiel Poncela; ‘La duda’ (1972), fallida adaptación de ‘El abuelo’ de Galdós, o ‘El mejor alcalde, el rey’ (1973), en la que el zaragozano Fernando Sancho tiene un destacado papel.

  Analía Gadé, con esa belleza pasiva de la fatalidad que pocas mujeres son capaces de alcanzar, ha recorrido buena parte del cine español de la época, esto es, trabajando a las órdenes, entre otros muchos, de Alfonso Balcázar, Ardavín, Isasi-Isasmendi, Moreno Alba, Lara Polop, Camino, Grau, Iquino, Tito Fernández, Nieves Conde, Romero Marchent, José Luis Madrid o Armiñán. Acaso por su aspecto nórdico, siempre parecía demasiado moderna para la España franquista, más allá de que con Fernán Gómez formara una de las parejas más heterodoxas del ‘showbusiness’. Tras ‘Cartas de amor de una monja’ (1978), desaparece del cine y se centra en el teatro, para reaparecer otra vez en la pantalla en 2001 con el melodrama ‘La rosa azul’, del argentino Óscar Aizpeolea. Mantuvo un sonado idilio con el actor francés Jean Sorel, recordado por su actuación en ‘Belle de jour’ (1966), del calandino Luis Buñuel.

  Por su parte, Conrado San Martín también ha trabajado con muchos cineastas de la época: Fernando Delgado de Lara, Jerónimo Mihura, Julio Salvador, Antonio Román, Manuel Tamayo, Daniel Mangrané, Pedro Lazaga, Antonio Isasi-Isasmendi, José Luis Sáenz de Heredia, José María Elorrieta, Antonio del Amo, Carlos Serrano de Osma, Jesús Franco, José Antonio Nieves Conde, Vicente Aranda, Carlos Benpar, José María Castellví, Joan Solivellas, Javier Aguirre, Óscar del Caz… Por su imponente planta (fue boxeador amateur, como Buñuel), a los dieciocho años trabajó de extra en ‘Oro vil’ (1941), considerada la primera película del oeste del cine español. Después vinieron más de un centenar de filmes (género negro, péplum, wéstern, terror, comedia, drama) y se convirtió en uno de los galanes clásicos de nuestro cine, hasta su despedida cinematográfica en 2015 con el filme de terror ‘Vampyres’, de Víctor Matallano.

  Fue jefe de piquete falangista en ‘Réquiem por un campesino español’ (Francisco Betriú, 1985), no muy conseguida adaptación del homónimo literario del oscense Ramón José Sender, con varias escenas rodadas en la localidad zaragozana de Chodes, donde la fábula sobre el advenimiento del fascismo del original deviene intrascendente anécdota personal. Con música de García Abril y fotografía de Raúl Artigot (también coguionista), en el reparto aparecen gente de nuestra tierra como Chema Mazo (zaragozano de Soria), José Antonio Labordeta, Ana Gracia o Pilar Delgado.

  Antón García Abril también puso la música en ‘Un hombre solo’ (1964), una coproducción entre España y Estados Unidos en la que San Martín fue dirigido por Harald Philipp. Anteriormente, fue el general Pompeyo en ‘Rey de reyes’, de Nicholas Ray, y creó, con el tiempo, su propia productora, Laurus Films. Coincidió con Fernando Sancho en ‘Pasión en el mar’ (Arturo Ruiz Castillo, 1956), ‘…Y eligió el infierno’ (César Fernández Ardavín, 1957), ‘Winchester Bill’ (Alfonso Brescia, 1968) o ‘Simón Bolívar’ (Alessandro Blasetti, 1969). Y también intervino en ‘Su desconsolada esposa’ (1957), un bodrio dirigido por Miguel Iglesias Bonns que protagonizó el turiasonense Paco Martínez Soria. El que faltaba.

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