El patrullero de la filmo: Los herederos de Ingmar y la silla de Fernando (no confundir con la silla de Wallovits, rodada ese mismo año)

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Por Don Quiterio

La filmoteca zaragozana abre su nueve temporada con el inicio de dos interesantes ciclos, uno dedicado al cine sueco, con recientes producciones que suponen auténticos estrenos, y otro dedicado al actor y director Fernando Fernán-Gómez, uno de los grandes de la industria cinematográfica española –aunque nacido en Lima, durante una gira latinoamericana de su madre, Carola Fernández Gómez-, además de novelista, poeta, articulista o autor teatral.

Con la colaboración de CatharinaSkoog, de la embajada de Suecia en Madrid, y de Luis Miguel Rodríguez, de la empresa madrileña Lince Comunicación, empezaremos por el gran Ingmar Bergman y sus ‘herederos’ en el cine sueco, todos ellos pendientes de la fascinación que les lleva al cine a través del autor de ‘Los comulgantes’.

El cineasta sueco, en efecto, convierte su propia vida en el material de una obra inabarcable que define los parámetros del cine moderno. La influencia y el legado del autor de ‘El rostro’ en su propia cinematografía, y en la del mundo entero, es un hecho incontestable, una de las referencias culturales del siglo veinte. Como Buñuel. El hombre nacido en Upsala hace noventa y seis años (hace ya siete de su muerte, como Fernando Fernán-Gómez) convierte el invento de los Lumière en algo más que una herramienta para construir sueños. De su mano, el cine adquiere la densa y perezosa gramática necesaria para describir el miedo, una sustancia espesa y agria derivada del tiempo: el pánico a morir, el terror de verse vivo, el peso del pasado, lo inalcanzable de la felicidad.

Todos los cineastas, de alguna forma, se han cruzado con Bergman y, desde luego, de esa manera tan intensa de tratar la vida. No es tanto lo que cuenta como la capacidad de su cine para expresar un estado mental, un discurso universalista que trasciende el tiempo y el lugar, que ahonda en los abismos de la fe, la familia, la muerte. En los abismos, en fin, del cine. Porque Bergman lo sublima todo y enreda a sus personajes en un obsesivo carrusel de recuerdos y alucinaciones: los fantasmas tienen tanto peso como la realidad, en un mundo en que ambas cosas no son más que máscaras para transportar al espectador a una pesadilla, de rencor e infelicidad, agresiva e incómoda.

Como Bergman, sus herederos dibujan unos artistas fríos, rígidos, cercanos a la crueldad, narcisistas y con un punto de insolencia. Son personajes encerrados en su propia egolatría y sabiduría, para bien o para mal, que experimentan desde el gozo y el sufrimiento. Estos cineastas suecos, englobados en este inicio del siglo veintiuno, muestran un espacio interior para sus relatos, abducidos por su propia memoria y por lo que en ella se refleja de la obra de Bergman. Y nos cuentan, como buenos discípulos, historias de descubrimiento y análisis del horror, del ritual mudo de la incomunicación, de la máscara, del laberinto de la creación, de la mujer, de la vida en pareja, de la intimidad y el silencio, del pesimismo y el dolor, de la familia como el único argumento posible. Estas películas, por decirlo claro y pronto, invitan a un viaje profundo al reino privado de los personajes de la historia, al miedo como motor de la cultura.

Joan Troell, en ‘Thelastsentence’, nos transporta, como Bergman, a una pesadilla y narra la vida del periodista y redactor sueco TorgnySegerstedt, que insistió, desde que Hitler subió al poder en 1933, en que el nazismo acabaría en una guerra. Si ‘The ice dragon’, de Martin Hogdahl, es una aventura de un niño de once años que busca una nueva vida, ‘Callgirl’, de MikaelMarcimain, nos retrotrae a la Suecia de finales de la década de 1960 para contar una historia verídica sobre el funcionamiento de un servicio de prostitución concebido para hombres encumbrados en las altas esferas del poder. Por su parte, ‘Himlenaroskyldightbla’, de HannesHolm, se sitúa en el verano de 1975 y nos introduce en las peripecias de un estudiante que empieza a trabajar en un restaurante y se encuentra en el centro de uno de los escándalos criminales más grandes de Suecia. Y ‘Avalon’, de Axel Pertersen, que es el nombre de una discoteca bautizada así en honor de una canción de RoxyMusic, nos sumerge en unos personajes hedonistas que solo piensan en emborracharse y divertirse.

Junto a estas producciones, todas ellas producidas entre 2010 y 2012, el ciclo dedicado a los herederos de Bergman se cierra con el documental ‘TPB AFK: the pirate bayawayfromkeyboard’ (2012), de SimonKlose, y unos cuantos cortometrajes: ‘Little children, bignords’ (Lisa James Larsson, 2010), ‘Las Palmas’ (Johannes Nyholm, 2011), ‘Glean, thegreatrunner’ (Anna Erlandsson, 2004), ‘Tussilago’ (JonasOdell, 2010) y ‘Musicforoneapartament and sixdrummerg’ (Johannes StjarmeNilsson y Ola Simonsson, 2001).

Si en Bergman cada película es una conversación consigo mismo, y los espectadores unos invitados a tomar parte en esa misma tertulia, de esa liturgia, el segundo ciclo que programa la filmoteca zaragozana se abre con, precisamente, una película-conversación, ‘La silla de Fernando’ (David Trueba y Luis Alegre, 2006), un documento en el que Fernando Fernán-Gómez ofrece su visión humana y divina de las cosas, sus alegrías y fracasos, sus conocimientos sobre las artes y las letras, su socarronería y mala hostia, sus afectos y sus desafecciones. Una obra, en fin, que procura cubrir todas las etapas y talentos de este polifacético personaje y que, al mismo tiempo, sirve de preámbulo para ofrecer una parte de su extensa filmografía.

De esta forma, de su faceta como actor se programan ‘Domingo de carnaval’ (Edgar Neville, 1945), ‘Vida en sombras’ (Lorenzo Llobet Gracia, 1948), ‘Balarrasa’ (José Antonio Nieves Conde, 1950), ‘El último caballo’ (Neville, 1950), ‘Esa pareja feliz’ (Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, 1951) y ‘La ironía del dinero’ (Neville y GuyLefranc, 1954).

Y de su faceta como director se programan ‘Manicomio’ (1952, codirigida por Luis María Delgado), ‘El mensaje’ (1953), ‘La vida por delante’ (1958), ‘La vida alrededor’ (1959), ‘El malvado Carabel’ (1955), ‘El mundo sigue’ (1963) y ‘El extraño viaje’ (1964). Pero de este curioso personaje, que ha recorrido buena parte de la historia del cine español, nos ocuparemos en una próxima reseña. Hasta entonces.

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