Por Max Alonso
Un paciente tratado con las máquinas de Amancio Ortega ha hecho saber su pensamiento. De agradecimiento hacia Ortega que le devolvió la salud y de resquemor hacia quienes le critican por su acción.
A Ortega le debe la vida y a sus detractores no les debe nada. No así ellos a él, que, aunque sea en una parte ínfima, cobran su salario con parte de los impuestos que el abona.
No se puede admitir la ignorancia del que desconoce lo más elemental del juego de Hacienda, aunque sea una diputada, que cuando cobras una cantidad deduce su parte, como dios todopoderoso del dinero, y cuando donas, por las reglas equivalentes, te deduce. Así, si donas cien te devuelve treinta, no a cualquier sociedad relacionada con el donante sino a la que hizo la donación, con lo que el saldo favorable para el donado es de setenta, cantidad importante si se trata de millones de euros.
Hay que dudar de si los que así opinan han pagado todo sus impuestos –es un suponer, ellos lo ponen en duda de Ortega y las mismas razones hay para dudar de ellos- y de la cicatería del que nunca piensa ser altruista, sea la que sea su condición económica. Son actitudes tan estúpidas –o hemos de decir respetables-, como inútiles. Como la de los que se empeñan en Cataluña en hablar en catalán, por imperativo de su religión ‘nazionalista’, cuando intervienen en un informativo de la televisión. Piensan que el telespectador les puede seguir por la traducción del subtitulado. Mucho suponer que esté interesado en entenderle o en alcanzar las gafas y ponérselas para leerle.
Los de Podemos, incurren sistemáticamente en decir lo que hay que hacer, pero sin saber cómo se puede hacer. Dicen en que hay que gastar pero nunca resuelven cómo conseguir el dinero para financiar el gasto. Si se ocuparan de eso sabrían que todo dinero donado es bueno para poder hacer. No hay necesidad, ni por ignorancia, de insultar al que lo da de lo que es suyo. Porque entonces ocurre lo que está sucediendo. El cheque en blanco que recibieron en las primeras elecciones a las que concurrieron lo han ido dilapidado y reduciendo voto a voto en las sucesivas. De nada vale atribuir a que eso ocurre por el contubernio socialdemócrata-liberal, sin querer ver la inoperancia de las utopías. De nada valen las razones teóricas del marxismo cuando no se admiten o no se quieren ver las limitaciones de la praxis, frente a otros movimientos en lucha y en juego.
Fuente: http://astorgaredaccion.com