Las mañas palabreras / Dionisio Sánchez


Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

      Ahora que, de momento, se están cicatrizando las últimas goteras que la vida me ha querido abrir en la salud que hasta hace poco , inocente de mí, creía de hierro, he vuelto a retomar  la  penúltima pasión que me llena de satisfacción …

….y de un orgullo más propio de un vehemente estéril que de un profesional de lo que la actividad significa: ser un silvicultor improductivo en  unas pequeñas fincas situadas en las hermosas planicies de Hinojosa del      Campo, el pueblo de mi padre y que pertenece a la comarca del Campo de Gómara , en Castilla y León.

    Con la llegada de la tecnología que a algunos nos hizo descubrir que había otros mundos al margen de las cintas de casetes (aquel prodigioso invento que hizo transportable la música y los magreos)  y, aún desconociendo absolutamente el milagro de que una pequeña fichita misteriosa albergue todas las canciones que me han gustado en la vida que ya he pasado, me acerco cada semana que puedo a los aledaños del sur del Moncayo y  la sierra del Madero escuchando, como digo, mi música preferida, olvidándome así de las castañas electorales que nos suministran sin compasión los medios tradicionales en un coche,  es decir, las diferentes emisoras de radio cortadas, al parecer, por un único y repetido patrón tal que si los posibles oyentes fuéramos idiotas y consumidores a  carrillo batiente de las gracias de esos presentadores torpes y millonarios que creen tener  el sentir de los españoles en sus cabezas y, por tanto, están autorizados  a impartir  doctrina popular a través de sus micrófonos,  activados generosa y principalmente por la publicidad, institucional que las diferentes administraciones meten a saco en las empresas titulares de esos medios que, cada segundo se declaran la flor y la nata de la democracia convirtiendo al oyente en un párvulo sediento del conocimiento que derraman los contertulios agilipollados que habitualmente rellenan sus mañanas. No escucho la radio, pues, sino la música que me da la gana, obviando, por supuesto los gustos de los acompañantes. El coche es mío y escucho lo que me sale de la entrepierna.

   Pasado Borja y llegando a las subidas previas al  Alto de las Lanzas Agudas tuve que subir el volumen porque me había parecido oír en la letra de la canción que estaba interpretando el genial Luis Lucena (Luís Lisart Tamarit, antes de ser artista y actor), que la mañica de su vida, la que le había jurado su amor ante la mismísima Virgen del Pilar mientras hacía el Servicio Militar en Zaragoza, lo había abandonado dejándolo –imagínense ustedes- con una cara propia de un ser expuesto nada menos que al cierzo helador, habitual de los meses de mayo y abril en la gusanera zaragozana. No me podía creen lo que estaba oyendo: ¡Una maña que no solo había roto la promesa con el recluta sino que, además y según seguía rezando la canción, al volver de unas maniobras la encontró con un hijo!… con lo cual se había convertido en madre porque mujer, según parece, ya lo era.

     ¡No lo podía creer y tuve que llegar a la recta de Matalebreras, para aparcar en la gasolinera y volver a poner la canción porque no podía ser cierto lo que estaba cantando el popular y querido Luis Lucena en ese pasodoble jota ¡Qué vergüenza  para Aragón y sus mujeres! Esa canción, si era cierta la letra, había que destruirla y , por supuesto, prohibir su reproducción por ningún mecanismo sonoro ¡Faltaría más!

    No podemos consentir de ningún modo que nuestras mañas carguen con esa fama. ¡Y menos mal que ya no hay Servicio Militar porque si no, ¡rodaría por toda España en el recuerdo de los reclutas!
    La escuché tres veces más y luego, destrozado, me metí en el asador “El rosco” donde le pedí a Felipe tantas cervezas como mi cuerpo aguantó antes de salir llorando y moqueando hasta llegar a Hinojosa ¡Cuánta pena Luis Lucena has metido para siempre en mi corazón!

     Y para que no crean ustedes que les he contado una milonga, aquí les dejo con la música y para terminar de llorar también con la letra ¡A caballo.¡Yihiiii! ¡Salud!

Mi mañica

Por Luis Lucena

 

Con su traje bordado con oro, 
Y un pañuelo que causa emoción.
He llevado a mi maña orgulloso 
Por las calles de todo Aragón.
Unos maños robarme quisieron
A la moza que tiene que ser.
Al final del servicio mi esposa,
Y a quién puse todo mi querer.
Más después de luchar sonriente
Mi mañica cantó dulcemente.

A la Virgen del Pilar
Le dije lo que te quiero.
A la Virgen del Pilar.
Y te juro compañero
Que no te podré olvidar.
Que no te podré olvidar
Por lo mucho que te quiero.

Como el viento del norte que hiela,
Fue tu adiós aquel día pa’mí.
Y murió tu promesa de espera
Por los meses de Mayo y Abril.
Al volver te encontré con un hijo.
Ya eres madre además de mujer.
Si algún día le ocurre lo mismo,
Dios me libre de mi padecer.
Y mañica si Dios te condena,
Canta y reza a la Virgen tu pena.

A la Virgen del Pilar
Le cuento lo que te quise.
A la Virgen del Pilar.
Y al cielo pido rezando
Que nunca te vea pasar.
Que nunca te vea pasar
Lo que por ti estoy llorando.

Artículos relacionados :