Ya está la rata en la lata / Dionisio Sánchez

Por Dionisio Sánchez Rodríguez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net   

    Cuando yo era niño, la llegada de las ferias a un recinto preparado al efecto por los responsables municipales era una de los más importantes acontecimientos de nuestra pobre vida social y el anuncio, casi seguro, de que llegaban las fiestas del Pilar. No había otras.

   Y en el recinto ferial nos poníamos las botas de mirar porque estábamos llenos de ilusión aunque no hubiese ni dos reales  en nuestros tristes bolsillos. Mirábamos los autos de choque y lo felices  que eran los que se montaban en ellos. Olíamos el incienso sagrado de los aceites requemados de tanto freír churros y el estómago se nos hacía gaseosa. Y descubríamos la inmensa altura de la noria o el capirote que cubría de la lluvia el lejano inicio  del “esbarizaculos” helicoidal.

  Pero el sonido por excelencia, el que dominaba la explanada y que al pasar junto a él te golpeaba como un trueno ensordecedor  no era otro que el extraordinario reclamo de los animadores  de las tómbolas: “¡Oído premio, oído regalo!” “¡Mire, mira, mire, la ratita capulina!” “¡Ya está la rata en la lata, oiga! ¡Ya está la rata en la lata!”. Estas exclamaciones cerraban el periplo de la ruleta y ya, por fin, el comentarista vociferaba el número que había tocado y que  nunca llevaban nuestros padres. Pero la rata ya estaba en la lata. Comenzaba, pues, otra jugada.

   Estos recuerdos me vinieron a  la mente al escuchar el otro día a un destacado dirigente socialista de nuestra comunidad, decirme cómplice al oído: “¡Ya está la rata en la lata!”, mientras señalaba una foto en el “Heraldo de Aragón”  donde aparecía, entre otros asistentes,  nuestra flamante y joven nueva presidenta de las Cortes, Violeta Barba, en un acto de representación.

    Efectivamente, si bien los zaragozanos nos hemos acostumbrado a las singularidades de los representantes de ZEC, no  habíamos visto en acción a una podemita y menos ocupando tan alto nombramiento. El vestido no hace al monje pero, de momento, nuestra ilustre habrá de buscarse una línea de ropa más “casual” que una camiseta del “che” y unos bombachos turcos. Y roce a roce –según advertía el socialista- es posible que la radicalidad del discurso se vaya atemperando para –qué duda cabe- “repolitizar la esfera de lo social y eliminar esa densa niebla que separa nuestro parlamento de la calle”.

   Yo no sé si el nombramiento de Violeta va a atemperar a Podemos. Hasta ahora sus muchachos no han quemado puertas ni ventanas en La Aljafería y, al parece, sus iniciativas políticas no dejan de ser meros espectáculos de galería por más que el diputado Escartín se empeñe en vendernos  la burra de que está todo el día viajando de fiesta en feria y resolviendo los grandes problemas de la agricultura y el Medio Ambiente de Aragón, ¡chim pom!. Salir en las fotos es muy fácil. Resolver los problemas es otra  cosa. Y ser agricultor de secano y de salón otra maravillosa opción del copón.

   Tony Blair le explicó a Aznar (en base a su experiencia irlandesa) el gran milagro que se produce cuando a un terrorista le metes una paga. Aznar sumó, restó, multiplicó y dividió y, pese a sus posibles creencias ideológicas, compartió con su homólogo el hecho de  que era más barato meter al personal a la nómina institucional que mantener un ejército de policías en situación de guerra. Pero no solo es más barato. Es que ha día de hoy, y según el Sociómetro Vasco 60, el independentismo ha caído al 19%.  Las mismas tesis parece que ha manejado el presidente Juan Manuel Santos parra llegar a la esperada paz en Colombia.

  ¿Qué quiero decir con esto? A buen entendedor….

   Así pues,  yo no sé si el destacado dirigente socialista tendrá razón respecto al futuro comportamiento de nuestra presidenta, pero que la rata ya está en la lata… eso sí que es seguro. Y de la lata solo se sale cuando llegue la próxima jugada de la ruleta. Hasta entonces, “Nada, nada, don Javier….Paz, tranquilidad y calma y en diez mil metros, ni un alma”, que diría don Jardiel.

    Queridos amigos, compañeros y camaradas…¡A caballo!¡Yihiiii! ¡Salud!

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