Excelencia, ¿por qué no se calla un poco? / Guillermo Fatás

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Por Guillermo Fatás
Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza
Asesor editorial del Heraldo de Aragón

     El 10 de Noviembre de 2007, en Santiago de Chile, se celebró la XVII Cumbre de Jefes de Estado Iberoamericanos. En aquel foro, más propicio al teatro político que al trabajo de estado, el presidente venezolano Hugo Chávez reiteró que José María Aznar había apoyado un intento de golpe de Estado contra él.

    José Luis Rodríguez Zapatero, en su turno formal de réplica, fue interrumpido siete veces, siete, por Chávez. El español intentaba responderle y no podía. El rey Juan Carlos, en cambio, soltó un explosivo “Tú, ¿por qué no te callas?”. Al retador tuteo sumó el hecho de aplicarlo en público a un jefe de Estado y sin tener el turno de palabra. Su ruidosa acción privó de todo efecto a su más apropiado gesto de abandonar la sala para no soportar la belicosa locuacidad de Chávez.

    Este, arquetipo del populista autoritario, tenía cierta obsesión por la raza. “Bolívar era zambo como yo”, decía. Mentía a conveniencia , puesto que zambo es el mezclado de indio y negro, lo que quizá sea el caso de Chávez, pero no el de Bolívar, de linaje vasco llegado a América en 1583 y netamente “mantuano”, como se llamaba a los grandes propietarios blancos en la sociedad virreinal, por su familia paterna y por la materna . Los Bolívar Palacios tenían una mansión en el centro de Caracas, ciudad floreciente por el impulso que la Corona dio a los asuntos de Venezuela en la segunda mitad del siglo XVIII, servida por los leales vascos de la rica Compañía de Caracas.

    Acaso, pero dudosamente, Bolívar pudo tener unas pocas y remotas gotas de sangre “parda”, es decir mezcla de negro y blanco, según aducen los obsesionados con la “necesidad” de hacerlo mestizo. Se basan en un vago testimonio de 1673 sobre cierta relación con una negra que se atribuyó a un antepasado suyo. (Bolívar nació en 1783, un siglo después). Este casticismo racial tiene, entre neobolivarianos, neto aroma antiespañol y anticolonial.
Blancos y ricos

    Los Bolívar eran blancos, ricos, implicados en la gobernación civil y militar y frecuentaban la interesante universidad caraqueña, creada pos los españoles en 1725.

     El blanco Bolívar no fue, empero, racista, ni esclavista, sino al contrario. Ni tampoco vivió ajeno a los prejuicios de entonces, ni se hizo ilusiones sobre la capacidad de aquella sociedad para eliminar la desigualdad racial, imprescindible para los más: Bolívar era una mezcla de ilustrado y liberal, y no un socialista “avant la lettre”, como predican hoy de él los “bolivarianos con su gaseoso “socialismo” del siglo XXI”. De hecho, indios y mulatos nutrieron las filas de los realistas frente a los sublevados, ya en 1812, pues la nueva Constitución “bolivariana” les negaba, de hecho, el voto. Copio de un parte militar independentista sobre las bajas “españolas” en combate, el 6 de septiembre de 1813: “Los muertos son blancos, indios y zambos, con solo un negro”. Así era a menudo la tropa realista.

Un insulto gratuito

    Este exordio es necesario para entender el alcance real de las palabras del presidente Nicolás Maduro, que ha proferido conscientemente una grave injuria al llamar racista al jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy. Es un insulto, amén de gratuito, grave en boca de un líder venezolano, pues la nueva cultura “bolivariana” ha racializado a fondo la figura del “Libertador”

   Las relaciones entre los gobiernos españoles y venezolanos no son buenas hace tiempo. En el mismo día del incidente con el rey, ocurrió algo que explica parte de lo sucedido luego y, de paso, el reciente improperio de Maduro, mediocre y frustrado discípulo de Chávez.

   Este había pronunciado un discurso en el que llamó fascista y racista a José María Aznar, en los términos de esa retórica suya, gruesa y eficaz para su público incondicional: “Aznar desveló todo el rostro horrible del fascismo, el racismo y todo lo demás; nosotros no entramos en ese club, porque los fascistas tienen forma humana, pero no son humanos; yo creo que una serpiente es más humana que un fascista o que un racista”.

“Zambo como yo”

    Fascismo y racismo son un gran combinado para marcar a un doble enemigo: de clase –fascista- y de la identidad profunda de la Venezuela chavista –racista-, que exalta ciertos valores étnicos y tácitamente repudia otros. “Bolívar no era blanco. Es más, dicen que nació entre los negros. Tenía el pelo rizado. Era más negro que blanco. No tenía los ojos verdes y ustedes ven retratos de Bolívar con ojos verdes, el pelo amarillento y la cara blanca. Era chiquito y lo ponen grandote. Bolívar era chiquitico, con voz chillona. Y zambo, como yo”. Estas palabras son de Chávez, obseso con la “raza” de Bolívar. Las dijo el 5 de marzo de 2006, en una de sus verborrágicas alocuciones por la televisión obligatoria. Quizá no sea racistas, pero sí son muy raciales.

   Maduro no es sino su eco, ronco y tardío, y miente a conciencia y por conveniencia. Cuando llama racista a Rajoy, sabe bien lo que se entenderá en su país: “El español Rajoy nos desprecia porque somos negros, mulatos, indios o zambos”

   Por favor, Excelencia, ¿Por qué no se calla un poco?

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