Las lecciones de Stop Desahucios / Fernando Rivarés

PRivaresFernandoP
Por Fernando Rivarés.
http://blog.fernandorivares.com/

    Hoy hay cientos de personas en Zaragoza cuya vida ha pasado por un infierno material -y por sus consecuencias emocionales y sociales- derivado de una situación económica que les dejaba sin casa y que ha terminado con (más o menos) bien, gracias a StopDesahucios.   Una plataforma de resistencia compuesta por personas afectadas por la pérdida de su única vivienda (lo otro son negocios o inversiones que han ido mal) que se une para cambiar el rumbo de sus vidas hundidas por un asunto inmobiliario que es, en realidad, un asunto de injusticia social que tiene responsables y causas políticas.

    Los efectos de la pérdida de la vivienda única y de la sostenida amenaza de desahucio, impago y necesidad material mientras ocurre, no son solo inmobiliarios. Son humanos: vidas humanas derribadas, oportunidades volatilizadas y mínimos vitales reducidos a la nada. Y lo que hacen las plataformas anti desahucios es rescatar personas. Algo que debería ser tarea de las administraciones y en lo que el Gobierno de Aragón se ha revelado inútil. El convenio firmado al respecto con el Consejo del Poder Judicial está a años luz a la hora de evitar desahucios y no es capaz de poner en práctica la gran estrategia de Stop: negociación con los multipropietarios, inmobiliarias desahuciadoras y la banca (rescatada con mi dinero), negociación colectiva de los casos con las entidades financieras aragonesas y presión social. Pero hay algo que las plataformas ciudadanas no pueden hacer: asegurar vivienda para todos mediante parques públicos y alquileres sociales, y cambiar la ley.

    Stop denuncia reiteradamente las pocas ganas del Gobierno de Aragón de crear instrumentos legales útiles en materia de vivienda en la que es competente, y pide un Decreto de Vivienda sobre dos ejes: Moratoria de desahucios que incluya política de realojo, y un verdadero Parque de Vivienda pública que incluya la expropiación de uso de viviendas vacías en manos del SAREB y las entidades financieras.
    En varios meses Stop ha podido lo que no puede el cansino convenio de la DGA: evitar cientos de desahucios, gestionar casos de abandono de alquiler y decenas de daciones en pago totales o parciales en la tercera comunidad autónoma española con más desahucios en 2013.

    Stop también recuperó en verano de 2014 el Bloque Esperanza, revelador nombre que se le dio al edificio de la calle Cerezo 41, propiedad del banco malo (Sareb) con 17 personas en ocho viviendas de alquiler que se construyó en 2006 y cuyo promotor se arruinó con la crisis de 2008. El edificio entró en concurso de acreedores, pasó a Caja Duero-Caja España en 2012 y a manos del banco malo al año siguiente y los vecinos vieron como el precio del alquiler fue descontrolado en un edificio sin mantenimiento y deteriorado.

    Lo que las plataformas antidesahucios también han cambiado es la percepción social de la persona desahuciada y la pobreza sobrevenida, la imagen pública del activismo insultado y perseguido por el gobierno, y de las avaricias de la banca. Y algo tan vital como la urgencia de reconocer en la práctica un derecho humano, constitucional y básico. Son lecciones cotidianas que conviene tener en cuenta.

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