Las sangrantes meteduras de pata, frecuentes y brutales, de esa élite político económica que decide el destino de millones de españoles, me llevan a preguntarme qué criterio tienen de nosotros, pobres, parados, obreros, ancianos, discapacitados… Todos somos escoria, una carga insoportable, un penoso lastre que impide que el país avance. No merecemos nada, ninguno de sus esfuerzos por mejorar nuestra situación vale la pena porque no sabemos aprovechar las oportunidades que nos brindan. Para colmo, en vez de estarles agradecidos, protestamos, nos manifestamos, nos oponemos a sus decisiones…
Me abruma tanta empatía con los parias. Los parados somos gentuza que quiere vivir del Estado sin trabajar. Los pensionistas pretenden disfrutar de la vida después de años y años trabajando, cuando lo que deberían hacer es morirse cuanto antes. Los inmigrantes vienen a aprovecharse de nuestro bienestar. Los enfermos son hipocondriacos que no pueden pasar sin su dosis de química diaria. Los estudiantes son jóvenes sin rumbo, que no saben labrarse un futuro. Los preferentistas proyectaban hacerse millonarios con sus inversiones y claman al cielo porque el chollo era un bluf y lo han perdido todo. Los desahuciados se embarcaron más allá de sus posibilidades, compraron adosados, pisazos en urbanizaciones con piscina, áticos de lujo y ahora que no los pueden pagar y se los quitan, vienen las lágrimas.
Nos lo hemos buscado. Si fuéramos como ellos… La élite está formada por gente cabal, que trabaja duramente de sol a sol, que toma las mejores decisiones, que se esfuerza por sacarnos de la crisis que hemos provocado con nuestra inconsciencia y nuestra ignorancia.
Si trabajásemos más y cobráramos menos, como recomendaba el honrado Díaz Ferrán. Si más de 500.000 chorizos no percibieran el paro indebidamente, como alertó la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Si los parados hubiésemos hecho caso a la Patronal y estuviéramos trabajando en Laponia en vez de reclamar un subsidio de subsistencia. Si no fuésemos ateos y descreídos sabríamos que la Virgen del Rocío es el motor de la creación de empleo, como aseveraba la ministra Fátima Báñez. Si no hubiéramos dudado de la veracidad de las palabras del ministro Cristóbal Montoro cuando aseguró que los salarios no han bajado en España… Otro gallo cantaría.
Ya está bien, señoras y señores. Ya vale de hacer mal uso de los servicios sanitarios. Que impongan sanciones a todo aquel que se presente en urgencias y no tenga intención de morirse en el pasillo del hospital. Que los padres alimenten como es debido a sus hijos y dejen de acusar al Gobierno de los casos de desnutrición infantil. Que se rehabilite ipso facto el buen nombre y la honorabilidad de Miguel Blesa para que él y su familia dejen de sufrir una persecución injusta y, por favor, que las empresas no tengan que cargar con todos esos jóvenes sin formación que no sirven para nada.
Agradezcamos a la élite que nos gobierna y a los bancos que sostienen la economía de este país su esfuerzo, trabajo y dedicación. Ellos son los que nos sacarán de la crisis, los que están luchando y dejándose la piel para que todos disfrutemos de una prosperidad que no nos merecemos.