Cerrar la puerta que entra el Arte / Miguel Ángel Punter

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Por Miguel Ángel Punter
Comisario Artístico Independiente

   Recientemente fue el día del Museo, para celebrarlo, algunos Museos hicieron día de puertas abiertas.  Muchos son los Museos que se quejan de la poca o escasa afluencia de público que padecen e intentan estimular de esta manera el interés  del ciudadano a asistir al Museo.

    Centrando mi atención “solo” sobre los Museos de Arte y las Salas públicas de exposiciones, diría que lamentablemente la asistencia  a dichos espacios, continúa teniendo una degeneración progresiva de interés. Estos espacios en general continúan sin tener una programación cultural coherente basada en despertar, fomentar y acercar el arte al ciudadano, de forma atractiva y divertida, haciendo de este una realidad y necesidad cultural que despierte el interés en el ciudadano a acudir a dichos espacios, para disfrutar del Arte, al igual que ocurre en otros géneros como los conciertos de música o en el cine con las buenas películas.

    Es curioso que para fomentar la asistencia a los Museos de Arte, estos abran sus puertas gratuitamente una vez al año al ciudadano y  sin embargo, para la grandísima (muy, muy, ísima) mayoría de  los artistas, que deberían ser los cimientos y el porque de su existencia, se las cierran 366 días al año de por vida. Esta es la realidad ilógica y déspota que tienen la mayoría de los Museos de Arte y las Salas públicas de exposiciones, cerrar sus puertas por si acaso entra el Arte en su interior. Su prioridad para dejar exponer “en su templo” parece estar formulada para destacar solo (amiguetes, hijos “artostos” de consejeras de educación, artistas ricos que crean idioteces difíciles de ver, etc.), seleccionados por sus consejeros asesores, en muchos casos ni eso, ni siquiera tienen consejo asesor que programe, el dictador de turno, dictamina quien pasa y quien no, “como los porteros de discoteca”.

    Mientras tanto y durante  décadas se han encargado de lapidar dinero público en crear nuevos y faraónicos Museos sin tener siquiera demanda justificada de ellos, donde el contenedor “Museo” pasa a ser más importante que el contenido que alberga. Museos y Salas públicas gestionadas por amiguetes de turno, que en multitud de ocasiones no tienen siquiera la formación adecuada para desempeñar dicha función pública, donde  justifican  sin ningún escrúpulo la  lapidación de dinero público en salarios innecesarios de “corre ve y diles pésimos” gestores, asesores, consejeros y mantenimiento de dichos espacios, dejando al artista,  el alma, el creador de la materia, la justificación de la existencia del Museo o Sala pública municipal al margen, como si este fuese el ‘tontico’ de turno. Increíble, la denigrante política ‘cultural’ de reparto  ¡El Artista no cobra nada! En la mayoría de ocasiones, (solicita no), “suplica” el espacio y si le permiten exponer (que va ser que no), aporta el contenido que albergan en su interior, y no percibe nada, nada  económicamente, ni siquiera suelen dignarse en adquirir su obra, prefieren esperar como buitres a que muera para que se la donen los familiares del artista.

    Estas malas praxis de gestión cultural, se aproximan peligrosamente más a las empleadas en sectores marginales como la prostitución, donde sus gestores profesionales y mejor formados “chulos o proxenetas”  prostituyen y explotan sus trabajador@s sexuales, no por Ego, sino a cambio al menos de dinero.

    Imaginemos por un momento, extrapolando lo expuesto a la élite del fútbol, un equipo de primera división donde sus estrellas “los jugadores” no cobrasen nada, es más, que estos tuvieran que solicitar jugar, que se pagasen el equipaje y encima fuesen a plantar  y regar el césped y de paso también limpiasen los baños una vez saliese el público del estadio. Irrespetuoso, verdad, pues esta similitud ficticia es  símil  de como se trata desde el Museo o Salas públicas municipales al Artista.

    En definitiva veo el día del Museo más próximo al día de todos Santos, Museo y Cementerio unido, creando el nuevo “Muserio” que mu serio precisamente no será, más bien mu trilero. Su contenido presentado al estilo dictatorial, seguirá sin  pasar los filtros del ciudadano, quedando lejos de lo que a este le interesa. Continuará con escasa o nula  asistencia de público, pero les da igual, ellos seguirán trincando nuestro dinero y riéndose del ciudadano, el arte y sobre todo del artista. El Muserio, es como el Gran Dictador, no piensa cambiar, ni repartir su botín; seguirá explotando al artista en el nombre del Arte y al escaso público y artistas que consigan aborregar, le regalarán la gran  pirueta de sus pajas mentales, para que  la chupen bien.

    Por cierto, que no se os olvide, cerrar bien las puertas que se puede colar el Arte. 

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