Comienza la “Operación Calamar” (2) /Dionisio Sánchez

PDionisio8
Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

    Queridos amigos, compañeros y camaradas:

     De nada han servido las sinceras llamadas que desde este medio hemos hecho para que el concejal otrora valido del alcalde Beloki ( “Messi” llegó a llamarle el magistrado) no se vaya de nuestra querida ciudad.

     Ahora que ha conseguido que ninguno de sus pobres y trileros chanchullos: Exponabo con viajecito para inspirarse a Dubai y que le costó al ayuntamiento una minucia de 26.000 euros (antes de hacer las cuentas), una colosal visión que le hizo aplicarse a colocar Ebrobuses navegando por el Ebro que ha supuesto otra ruina más (antes de hacer las cuentas), canales de aguas bravas a la vera de un río de avenidas que han tenido que conceder por una miseria, un azud aguas abajo con una central eléctrica que iba a dejar a Endesa con la boca abierta por el cúmulo energético que iba a producir y que apenas costó una miserable propina de un millón de euros (antes de hacer las cuentas), amén de haber actuado como mentor infalible de unos juegos olímpicos de opereta, de unos carriles bicis que han costado euros a paladas y que ahora sentencia un tribunal de empaque que son ilegales, de unas concesiones de barras de bar en la plaza del Pilar a semidedo y que otro juez hubo de pararle los pies. Pero si en mundo del ladrillo y los áridos se movió con soltura, en el mundo de la cultura es donde nada como pez en el agua aprovechando la secular hambruna de los artistas locales que todavía le siguen trabajando al debe esperando la siguiente zanahoria que, por supuesto, nunca llegará. Y no hablemos de los lugares que se rifan para las peñas de amigos, las contrataciones musicales millonarias a las que no acude nadie, el fiasco de la calle de las Armas, del Teatro de las Esquinas o de las negruras interiores del Museo de las Historias.

    El pájaro en cuestión es tan soberbio que cuando lee (si lee) que la ciudadanía le pide su dimisión, inflado como un pavo real aclara que los que le piden la dimisión son “una bendición del cielo ya que cuanto más me la pidan, más me refuerzan mis amiguitos y me dan más competencias ” . ¡Qué risa, Marisa!

     Pero ahora, últimamente, que parece que los jueces se han puesto al tajo, el mochuelo quiere desaparecer en la noche. La excusa es que ya se aburre de la ciudad (¡nosotros sí que estamos aburridos con sus ocurrencias que, además cuestan una pasta al erario público!). Ahora que parece ser que hay trescientos millones que pululan por los cajones del consistorio chocándose con contables municipales que dimiten y a los que nadie quieren sustituir, ahora, en fin, que el PP ha mordido pata y que hasta los costados del tripartito (Cha e IU) piden comisiones de investigación y aclaraciones de la debacle que se adivina y que tiene peor olor que los humos que suelta por sus chimeneas la papelera de Montañana. Ahora, amigos y camaradas, parece decidido a desaparecer:

     En el mundo animal existen diversas estrategias para afrontar la adversidad. Entre ellas destacan la estrategia del avestruz (esconder la cabeza para no ver los problemas), y la del calamar (Loligo vulgaris), que consiste en manchar de tinta todo y a todos para esconder los problemas. La del avestruz ya la lleva mucho tiempo aplicando y no le reporta ningún gozo que sepamos. La del calamar es muy arriesgada porque puede mancharse con su propia tinta de camuflaje y, en todo caso, cuando uno se va la tinta desaparece pero no el rastro y con tanta gente zaherida con su prepotente actitud pueden comenzar a aparecer boquetes y gateras por donde aparezcan , cual zombis, las hordas de resentidos….

    A mí, personalmente me fastidia que se vaya porque estoy ultimando una obra teatral de pequeño formato (con esqueches a modo de los que el Grifo hacía en el Oasis y que tanto gustaban a los ciudadanos de entonces, mucho menos toreados que ahora) y que quiero dedicar a estos tres personaje que tanto me agradan y por los que tengo inconmensurable aprecio: Beloki, Jeromin y Gimenotti.

   Naturalmente espero que no cierren el local donde se estrene porque, entonces, comenzaría un empandullo con dos cojones. Si no tienen sentido del humor, que se suban en el calamar de Jeromín y que se vayan los tres ahora que pronto nos tocará votar y tendremos las listas más esclarecidas. Amigos, compañeros y camaradas: ¡A caballo! ¡Yihiiii! ¡Salud!

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