Un año de la marcha de Labordeta/Pilar Barranco


Por Pilar Barranco
http://eldestinomellevaati.blogspot.com

Para Luis Alegre, que probablemente sea el único que me entienda de verdad cuando escribo estas chorradas.

 

Hace un año de la marcha de José Antonio Labordeta. Y todavía quedan demasiadas lágrimas en el corazón. Los amigos están celebrando ahora mismo tu recuerdo, pero yo sigo mi duelo en solitario. No es mi tiempo aún y pasaría todo el rato cortando el rollo porque me podría la emoción y me podrían los mocos. Me gustaría de corazón estar con ellos en Conde Aranda: con Marta, con Carbonell… pero todavía es pronto para hacerlo con una sonrisa y los ojos secos y serenos.

Ni siquiera he podido escuchar una sola de tus canciones sin emocionarme. Será que soy blanda. Pero te echo tanto de menos, porque te fuiste demasiado joven. Demasiado pronto. Intento pensar en positivo y pienso en tu legado, el general, y el mío particular.

Pero los ojos llevan su propio camino y siguen llorando la ausencia. Quizás, como no, de un modo personal y egoista. Ya no puedo llamar al teléfono y hablarte: que soy «la» Pilar Barranco. Y tú «qué pasa, Pilara».

No puedo encontrarte ya por la calle y coger un capazo. No hay modo de explicarte lo que hago en este momento. Me pica la garganta, me escuecen los ojos y brota la torrentera, cuando me gustaría reir y reir porque aunque tú no lo creyeras yo si pienso que estás hoy en un lugar mejor y porque por haber conocido a gente como tú merece la pena levantarse cada día.

Porque de tus reflexiones me nacen consejos que puedo aplicar en mi día a día.

Sobre todo la paciencia. Y mirar el horizonte.

Tú que eres un hombre de actuar me enseñaste sobre todo paciencia y me hiciste reir mucho. Muchísimo. Escribiría pero no es nada importante pero si precioso porque me lo contabas tú. Y si no lo expongo siento que aún me queda algo tuyo, además de fotografías, anécdotas, cabreos, fragmentos de canciones cantadas a dúo, risas… Será poca poca cosa pero son mis recuedos. Que esta foto que he subido de El Mundo te encantaba.

Duele que otras personas, gente joven sobre todo, no te pueda conocer en persona ya, no te trate,… pero está tu familia, tus amigos para seguir con tu legado. Están libros y canciones. Vídeos. Tus programas de TV y tu mochila. Cuando me consolabas porque quedé en desempleo… por lo que sabemos los dos … y en Don Jaime intentabas hacerme reir y me contabas: «pues a mi me han negado un programa en la CARTV porque han dicho que estaba quemado. Y mira si lo estoy con este tratamiento». Y yo podía un ohhh en mi boca de asombro que se me cortaba de cuajo mi pesar y… pues eso… que acababa riéndome contigo y por ti. Nunca sabré si eso fue verdad o te lo inventaste para hacerme reir.

Probablemente el mejor homenaje en mi caso sea intentar vivir la vida con parte de la autenticidad que lo hiciste tú. Apoyar a la gente con la bondad que tú lo hacías. Y cantar y no callar ante las injusticias… ante el amor, ante la ternura.

La vida nos lo puso a los que lo conocimos en el camino y pudimos tratarlo de verdad, lejos de estereotipos y de prejuicios. Ahora si que me late una sonrisa y me brillan los ojos… para volver a frotarlos. Y regresa el picor de la garganta.

En tercera persona no es lo mismo que si me dirijo a él.

Abueloooo…

En sus últimos días una reinvidicación: que las puertas de las casas sean más amplias para que pueda pasar una silla de ruedas. Yo no he podido leer tampoco el libro de Angela Labordeta, el último y no sé si cuenta algo de ésto. Pero qué mal lo pasaron en algunos momentos…

Y gracias por todo, José Antonio. Sabemos que con desencuentros políticos incluidos siempre hubo no uno sino muchísimos punto de convergencia. Un haz de puntos tan visibles como la Vía Láctea tililando con todas sus estrellas hoy y siempre en tu honor.

Un besico a Juana, a Ana, Paula y Angela. A las gemelas. A los amig@s.

Y a los enemigos, que tú me enseñaste a despreciar. Aunque en el último tramo, sencillamente te reías.

Hasta siempre, abuelo.

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