Por Cristina Beltrán
La lluvia cae, tras los cristales, la lluvia cae, La suave lluvia que me retrotrae al tiempo en que mirando tras los cristales una niña adolescente pensaba que ser una mujer o un hombre daba lo mismo, porque lo importante era ser persona y respetuosa, a la vez que respetable. Lejos queda un sueño adolescente.
Agradeciendo esta tribuna, desde la perspectiva privilegiada de ser mujer blanca, heterosexual, y con un trabajo digno, que vive en Europa. Desde mi realidad como madre soltera que constituye una familia monomarental, cuyo camino siempre esta en el filo de la exclusión. Me atrevo a compartir algunas notas de mi opinión acerca del feminismo y las feministas.
Lanzo un recuerdo muy especial para Carmen Alborch, mujer que tanto hizo por la imagen del feminismo en España, si alguien tiene duda mirando su biografía las resolverá. Al margen de partidismos el reconocimiento es esencial.
Sin duda, el feminismo es más que una moda, las múltiples propuestas creativas desde Instituciones, asociaciones, partidos; plataformas, coordinadoras, sindicatos y movimientos sociales que se precien o quieran ser tenidos en cuenta, así lo demuestran.
Vienen dando fuerte y empujando desde todos estos sitios, son mujeres valientes que se han dejado la piel, el tiempo y el trabajo en favor de los derechos de las mujeres.
Son algunas, mujeres con el paso del tiempo dibujado en su piel, mujeres vividas y amadas que han trabajado duro en sus entornos para conseguir leyes, contratos, convenios, reformas sociales…para conseguir equidad y reconocimiento de nuestra aportación, con dobles jornadas para las reivindicaciones y sin salarios bien reconocidos.
Por supuesto éstos dos últimos años el 8 de marzo ha saltado a las agendas, ya venimos comentándolo en otros artículos. La agenda de actos feministas y la participación de hombres, mujeres y de todos los géneros existentes calificados o no, es indudable.
Lo curioso es la competencia entre mujeres, nos han educado en ella y cuesta mucho pasar del tema, es el pan de cada día asistir a eventos en los que siempre estamos las mismas, activistas feministas dándolo todo por el feminismo y también está la élite del feminismo que, tal vez sin pretenderlo, eclipsan el trabajo anónimo de las ciudadanas anónimas que no buscan notoriedad, sino la consecución de logros sin buscar la fama. Como una compañera suele decir: Todo suma, pero una estrella no puede ocultar la fuerza del firmamento que realmente es la suma de todas.
Las fotografías que se utilizan para dar fuerza en las difusiones son de mujeres en multitud, o en grupos, valorando la foto individual por el trabajo político remunerado, el activismo feminista es todo eso y mucho más, las manos en las pancartas son de compañeras que trabajan desde todos los ámbitos por el feminismo, vamos avanzando gracias al esfuerzo de todas y algunas brillan más, de eso estamos orgullosas.
Pero no vamos a olvidar lo que nos trajo aquí, la exclusión, y por ella vamos a continuar.
No todas las personas son feministas, allá cada cual y eso se lo pierden pero, no es más feminista la que sale en los medios y da la cara, que la que no puede asistir a eventos feministas por las razones que sean. La lucha por la igualdad está introduciéndose en todos estamentos, razas y religiones, culturas y edades, por lo que deberemos estar bien atentas a los cuidados que predicamos y dar ejemplo de respeto entre nosotras. El trabajo no viene de hoy ni desde hace cuatro años, que les pregunten a las sufragistas, a las mujeres que se manifestaron para tener guarderías en los barrios o a o las que tuvieron que abortar en condiciones de jugarse la vida, a las que fueron vendidas como esclavas o a las madres solteras de hace poco tiempo.
El norte está ahí y el sur lo tenemos alrededor, la solidaridad es primordial, la sororidad y la empatía también, pero no podemos competir por ser más feministas que nadie, tendremos que respetar los ritmos que cada una lleva y seguir trabajando juntas las que pueden más y las que pueden menos. No se trata de ser mas o menos feminista, se trata de ser persona y respetar, lo que tenemos enfrente es un patriarcado al que le cuesta perder sus privilegios, ser joven o adulta no significa estar en posesión de la verdad,ser persona, hombre o mujer, trans, queer o cualquiera que sea el género con el que nos identifiquemos y aprender por el camino junto a las demás, valorando y multiplicando, en este caso, para mí está por encima de las definiciones, por supuesto sí, soy feminista.