INCOMBUSTIBLES


Por José Luis Cester

    La edad de piedra se terminó y la piedra abunda en la tierra. 
   
    La edad de hierro terminó y no porque el hierro se agotase.

    La edad del carbón y del petróleo se va acabar y las reservas de ambos siguen aumentando.
    Las directrices europeas cada vez tienen más en cuenta el deterioro que sufre nuestro planeta como consecuencia del aumento de la población mundial que se incorpora al «desarrollo» moderno, cuya dependencia de la energía aumenta sea cual sea la forma en la que se precise: calor, eléctrica, mecánica, etc.

    Hemos creado una sociedad dependiente, fundamentalmente, del uso de la energía eléctrica, hasta extremos donde la supervivencia, sobre todo en el entorno urbano, sería muy complicada si se nos privase de su uso. Y de la energía fósil en lo relativo a la movilidad de las mercancias y de las personas.

   Por ello la transición energética para la generación por medios renovables es inevitable.

   Básicamente sólo hay dos formas de generar energía eléctrica: la dinamo y el efecto fotovoltaico. Este se basa en la propiedad de algunos materiales por la que se liberan electrones cuando sobre ellos incide la luz. En el segundo caso hablamos de la energía fotovoltaica y en el primero se trata de la dinamo que todos hemos conocido en las bicicletas, pero a una escala mayor. Esa dinamo da vueltas como consecuencia de la actuación de una caldera de vapor, que puede tener como combustible derivados del petróleo, carbón, madera, reactores atómicos u otros  y  en ese giro se genera la energía eléctrica. Esa combustión genera un grave perjuicio al medio ambiente que va en aumento en la medida en la que se incorpora al consumo mas población. Otras formas de conseguir que esa «dinamo-turbina» gire, es utilizando el efecto del desembalse del agua, por acción del viento o por otras tecnologías que están en desarrollo.

   Entre ellas tiene un espacio importante el hidrógeno. Estas últimas son las denominadas energías verdes. En la movilidad de personas y mercancias, son los motores de combustión los que proporcionan, casi en su totalidad, la energía. El coche eléctrico y el uso del hidrógeno como combustible, por el momento, tienen un uso marginal.

    La eficiencia es otra fuente de energía. Se considera que una tercera parte de las necesidades, o quizá más,  pueden verse reducidas con una buena gestión de usos y costumbres.

   Esa disminución de las necesidades de las empresas y de las personas puede considerarse otra fuente más de energía: aprovechar directamente el calor del sol, utilizar  la energía geotérmica u otras disminuye la necesidad de generación por los métodos tradicionales.

 

    Reducir la necesidad de consumir energía es por tanto otra gran fuente de energía, pedagogía en los hábitos de personas y empresas, edificios más eficientes y edificios que a su vez generen energía, se convierte en sí mismo en otra fuente mas.

   La característica del uso de la energía eléctrica es que tiene que ser consumida en el mismo momento en que se produce. Como sabemos la velocidad de la luz es de 300.000 km/sg, lo que obliga a su consumo inmediato o a su almacenamiento. La forma de almacenamiento más habitual   es en forma de agua en los embalses, que además tienen la función de regulación de avenidas y suministro de agua en periodos de sequía, o mediante la acumulación en baterías. Esta última forma de acumulación es la que está en pleno desarrollo, y en especial la tecnología orientada a la movilidad urbana.

   El desarrollo de la tecnología de los sistemas de acumulación mediante baterías, mejora a gran velocidad. Superado el desafío técnico de acumulación a gran escala, el gran problema de las baterías estará en su reciclaje y en el perjuicio que causan sus residuos al medio ambiente, sin olvidar que las materias primas para su fabricación se encuentran en países poco fiables.

   Queridos lectores estas son las líneas generales que queremos mantener en esta sección  que titularemos con el término INCOMBUSTIBLES.

    Es el nombre que nos ha parecido muy apropiado para lo que queremos exponer teniendo presente los cambios que van a tener lugar en toda la actividad humana que necesariamente estará orientada a la economía circular, a la reducción de emisiones y en general a la búsqueda de la eliminación de todo tipo de residuos.