Por Manuel Medrano
Y algo más, que no desvelaré pero dejaré en penumbra. En todo caso, aquí lo más importante es este proyecto de Miguel Ángel Arrudi, La luz del final del coronavirus. Está claro que, cuando esto acabe, habrá que celebrarlo, y Miguel Ángel propone realizar una intervención artística en el pantano de Búbal.
Arrudi suele trabajar en su estudio, y ahora “mete más horas que un reloj” porque vive en él, pero ha decidido, creo yo que muy acertadamente, dejar de pensar por un momento en la situación actual, apabullante y absorbente, para mirar más allá, al día después.
Así, está planificando una gran ceremonia de luz y color que podría ser contemplada, simultáneamente, por 50.000 personas. Utilizará iluminación artística y el espectáculo durará sólo un fin de semana, convirtiéndose en una gran fiesta de luz y color. Fiesta, pero también conmemoración, recuerdo a las víctimas y homenaje a los que han librado la batalla en primera línea.
La instalación tendría su base en el pueblo abandonado de Saqués, en una de las riberas del pantano de Búbal, en el valle de Tena. La población se abandonó cuando se expropiaron sus terrenos hace más de medio siglo. Allí, con proyectores de luz exteriores tipo Artes Escénicas, se desarrollaría el evento durante un fin de semana, en dos sesiones de unas 3 horas de duración cada noche, posiblemente en el verano de este año, si nada lo impidiese. Podría verse desde todo el valle de Tena, incluso desde Panticosa, Hoz de Jaca y toda la ribera de la margen derecha. En total, 50.000 personas o más.
Además, Miguel Ángel proyecta también realizar video mapping sobre el agua del pantano, de lo cual les incluyo imagen del planteamiento más arriba
Arrudi valora también la posibilidad de invitar a este acontecimiento a firmas europeas que trabajan en el campo de la iluminación arquitectónica, pues la frontera con Francia está a unos 15 km.
Por otra parte, Miguel Ángel Arrudi está desarrollando una narración artística de ficción respecto a una industria de alto secreto, llamada IDURRA, cuya sede de investigación y laboratorios estarían en el subsuelo de las ruinas de Saqués. Pero eso, será desvelado más adelante.
