Por Manuel Medrano
El 4 de febrero se inauguró la exposición así llamada del pintor José Moñú en las dos salas de la Galería Cristina Marín (c/ Manuela Sancho nº 11, de Zaragoza), que pueden visitar hasta el 5 de marzo, de martes a sábado de 18 a 20’30 horas. El autor, que nos presenta aquí su propio universo lleno de energía, realiza sus obras con fuertes componentes impulsivos, con un vitalismo desbordante que determina un expresionismo radical apoyado por intensos colores.
Trabaja Moñú el figurativismo y la abstracción, así como los espacios intermedios entre ambos, y en esta tercera muestra individual nos presenta esos cuadros en los que predomina el gran formato con rostros desfigurados, a veces irreconocibles, retratos muchas veces sin referencia a un original humano, así como creaciones en las que se desliza la critica social, elaborado todo ello sobre lienzo con componentes fundamentalmente acrílicos y, en ocasiones, incluyendo esa gruesa capa matérica que le caracteriza.
La angustia, el terror, la agresividad, las penetrantes e inquietantes miradas y la desfiguración facial se combinan en las salas con abstracciones más serenas ofreciéndonos, en resumen, una mirada muy completa al Universo Moñú.
La inauguración, a la que el autor no pudo asistir, contó con una notable representación de gentes del mundo de la Cultura, como los artistas Edrix Cruzado, Mariaje García-Julián, Julia Reig, Francisco J. Marco, Ángel J. Laín, Alfredo Cabañuz de Portugal, Francisco Porquet, Berta Lombán, Cristina Beltrán, Damace, Rafael Gómez Pelufo, Juan Luis Borra, Manuel Ramón Sancho Follos, Jose Pellicer, etc., así como la presencia del diseñador de moda y periodista Enrique Lafuente, la del galerista Miguel Esteban Pérez, y la del crítico de arte Manuel Pérez-Lizano, entre otros. Sin que faltasen, por supuesto, Cristina Marín y Felipe Pérez.
