La elegancia y variedad artística de la época Edo envuelven los espacios del Museo de Zaragoza

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Por Mirinda Blasquez

    Se trata de la exposición ‘Hiroshige y su época’ en la que se acerca la figura de Andō Hiroshige, reconocido creador del género ukiyo-e, y maestro del paisaje. La muestra está formada por más de 150 piezas pertenecientes fundamentalmente a la colección de Arte de Asia Oriental Federico Torralba y que forman parte de los fondos del museo.

     El periodo Edo o Tokugawa (1603-1868) y el artista japonés Andō Hiroshige (1797-1858) protagonizan la nueva exposición del Museo de Zaragoza. Una época recreada a través de más de 150 piezas de la colección de Arte Oriental Federico Torralba que guarda el museo en sus fondos y que han sido restauradas para la ocasión. Asimismo se integran en la muestra un pequeño grupo de piezas, propiedad de distintas instituciones y particulares.

   Estampas, libros ilustrados, planos, pinturas, caligrafías o lacas son algunos de los objetos que se reúnen en ‘Hiroshige y su época’. La consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte, Dolores Serrat, la ha inaugurado hoy junto al Embajador de Japón, Kazuhiko Koshikawa.

    La exposición, que ha sido organizada desde el departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte y la Fundación Torralba-Fortún en colaboración con la Universidad de Zaragoza con el trabajo de los comisarios David Almazán y Elena Barlés, pretende acercar la figura de este reconocido creador del género ukiyo-e, excepcional maestro del paisaje, además de dar a conocer la época histórica en la que vivió (1603-1868).

     La exposición, situada en la primera planta del museo, se divide en varios apartados: Andō Hiroshige y su obra, donde se muestras algunas de sus más famosas series de estampas; y la época del Hiroshige en la que se recrea, a través distintos objetos, la vida y cultura urbana, la vida religiosa y el mundo de los samuráis del periodo Edo.

    Especialmente bellas son las estampas relacionadas con el paisaje y los viajes que Hiroshige diseñó con exquisita sensibilidad y maestría. La naturaleza es protagonista en el arte japonés, de ahí ocupen gran parte del proyecto expositivo. A partir del siglo XIX se facilitaron los viajes por el interior del país, lo que permitió peregrinar a los santuarios, visitar pueblos y ciudades y gozar de la belleza de los paisajes más famosos. Muchos viajeros anhelaban recordar estas experiencias mediante la contemplación de grabados que reproducían los hermosos lugares visitados. Algunas de estas imágenes están presentes en la exposición. 

    A lo largo del espacio que ocupa la exposición se descubren piezas vinculadas a la comida y bebida, el tabaco, caligrafía, la ceremonia del incienso, la vestimenta o las armas de los samuráis.

 La época Edo y el florecimiento cultural en Japón 

     Hiroshige vivió en el periodo Edo (1603-1868). En esta época, bajo el dominio los shōgun de la familia Tokugawa, Japón vivió en paz, en relativa estabilidad, unificado políticamente y aislado del mundo ya que se cerró el país a los extranjeros. Los Tokugawa controlaron el poder, apoyados por la casta militar (daimyō y samuráis) y sus principios de gobierno se asentaron en el pensamiento neoconfucianista y en las creencias budistas, que convivieron con el sintoísmo nativo.

    En estos años, el país disfrutó de una notable prosperidad económica gracias al desarrollo del comercio y de la producción artesanal. Los chōnin, comerciantes y artesanos de las grandes ciudades, alcanzaron un considerable poder económico y generaron una cultura popular, de gran vitalidad y carácter hedonista, que gustaba de los placeres inmediatos: los entretenimientos de los barrios de placer, el teatro popular y ya en el XIX, los viajes para la contemplación de la Naturaleza. Japón tuvo un gran florecimiento en todos los ámbitos de su cultura y en el campo artístico fue una época de gran elegancia y variedad en los estilos pictóricos.

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