Fútbol casero (Marzo 20)


Por Jeremías Orsay

     Estos días está de actualidad el Coronavirus y esa especie de gripe que viene de Asia, pero en esta página no vamos a hablar de ese virus ya que para informar y desinformar al respecto ya hay otras redes sociales y medios de comunicación.

   El que aquí nos ocupa es otro peligrosísimo que está atacando a algunos futbolistas; este ente surte sus efectos malignos en los jugadores sobre todo en el segundo tiempo a partir del minuto 70 del encuentro y cuando el resultado es favorable a sus intereses.

   El muy pillo arremete mayoritariamente cuando el colegiado no lo ve y sus efectos son una extrema debilidad en el tren inferior del placer infectado que provoca constantes pérdidas de la verticalidad, caídas en el terreno de juego con calambres, espasmos, tirones y “subidas de bola” con grandes retorcimientos y revolcones por el suelo.

    La aparición de este virus ha dado lugar al nacimiento de un nuevo tipo de jugador: el futbolista-lombriz, ese tipo que pasa tanto o más tiempo por el suelo que corriendo.

   A veces este virus lleva aparejada la bacteria “Lázaro”, los efectos de este procariota son la recuperación milagrosa de un futbolista-lombriz, que pasa en décimas de segundo de retorcerse de dolor a levantarse y salir como un cohete si su equipo hace jugada de ataque.

   Por lo que se ha visto este año en la Romareda los equipos más afectados han sido el C.D. Lugo y el C.F. Fuenlabrada, paradigmas de la pérdida abusiva de tiempo y la estafa al espectador que paga por ver fútbol.

    La mejor terapia para erradicar esta enfermedad de los campos de fútbol sería que el colegiado les hiciera a los fingidores unas buenas purgaciones a base de tarjetas amarillas y recetase unos tiempos suplementarios alargando el encuentro diez, quince minutos o lo que haga menester.

 

ANÉCDOTAS

   Debido a que por las tácticas cada vez más defensivas de los equipos de fútbol se marcaban menos goles en los partidos de fútbol, en las Navidades de 1967 en un partido amistoso celebrado en el Nou Camp se realizó una prueba curiosa, se amplió el tamaño de las porterías; las metas experimentales tenían unas dimensiones de 10 metros de largo por dos y medio de alto (las homologadas 7’32 x 2’44).

   Estos 7’13 m² de portería suplementarios a defender (2’68 x 0’06) supusieron que el tanteador final del partido fuera de nueve a seis; pero la idea no cuajó ni entre futbolistas ni directivos ni afición porque le restaba interés al juego al facilitar tanto la consecución de un gol.


   Como se ve en la foto de familia hecha en los prolegómenos del encuentro cabía “a lo largo” todo un equipo dentro de una portería y aún sobraba sitio.

     En el grupo V de la tercera división temporada 1966, grupo aragonés, militaron dos equipos con el mismo nombre C.D. Calvo Sotelo, uno era de Andorra (Teruel) y el otro de Escatrón (Zaragoza). La empresa minera aún tenía otros dos “Calvo Sotelo”, uno en Puertollano (Ciudad Real) y otro en la localidad de Puentes de García Rodríguez (La Coruña).

    Bernd Schuster y Miguel Soler son los únicos jugadores que han militado en el Real Madrid, FC Barcelona y At. de Madrid, y con cada uno de ellos fueron campeones de Copa del Rey; jugaron juntos en el equipo colchonero la temporada 1991-92.

   En la temporada 1947-48, decimocuarta jornada, en el encuentro de segunda división CD Málaga-Hércules de Alicante el delantero malaguista Pedro Bazán marcó nueve goles, cifra todavía no superada.