Internacional: «Albania»


Por Agustín Gavín

      Desde la segunda guerra mundial Albania ha sido un país casi olvidado por el resto de Europa y cuando ha sido noticia por política o economía siempre ha sido bajo…

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Agustín Gavin
Corresponsal Internacional del Pollo Urbano y Presidente de www.arapaz.org    

…el paraguas de lo negativo y sus fotos no han dejado el blanco y negro. Hace sólo unos pocos años que llegó el color a las fotos y Albania se ha puesto de moda como destino turístico casi masificado y desde hace unos meses como un destino más prosaico, como lugar de mercadeo de asilados y migrantes en una especie de subcontrata italiana entre el ministerio del interior de ese país y el albanes. A Meloni le ha salido el emigrante por 18000 euros para un viaje de ida y vuelta. Igual no es caro si se traduce en votos, aprovechando la rentabilidad electoral que da la xenofobia.

      Los emigrantes o refugiados procedentes de Egipto y Bangladés, es de suponer que alucinarían después de su viaje producto de su estado de necesidad.  Fueron a un centro cerrado, que en realidad es una cárcel del que sólo se puede salir para volver a su país de origen, según evalúe la franquicia o regresar a Italia. De momento los jueces italianos han obligado al ejecutivo a devolver a Italia la primera remesa de mercancía humana de dieciséis personas llegadas ilegalmente, justo cuando la Comisión Europea dirigida por la Ursula von der Leyen estudiaba ponerla en práctica en toda Europa. La forma como mínimo extravagante de resolver el problema ha quedado paralizada.

      Albania desde finales de la segunda guerra mundial, ha sido casi ignorada por la comunidad internacional. Primero fue el propio oscurantismo de un estado totalitario de corte estaliniano y luego maoísta por el apoyo económico de China. Después de más de cuarenta años de dictadura, desde 1945, Albania le ha importado un bledo a Europa, un país que empezó a conocer la democracia a través de las miles de antenas parabólicas que se instalaron en casi todas las casas de las grandes ciudades donde se podía ver el día a día de los países próximos, Grecia, Austria, Italia etc. Todavía quedan cientos de bunkers construidos por la paranoia del dictador Enver Hoxha  así como viñedos con pinchos para dificultar una posible invasión por tierra y aire de la Unión Soviética cuando rompió con el estalinismo y se puso en manos, desde el punto de vista económico, de la China de Mao Tse Tung que les ayudó después del devastador terremoto de 1979. Aún circulan por Tirana, Durres, Shkoder y otras ciudades las bicicletas chinas que se enviaron y que siguen estando muy cotizadas por su calidad y dureza.

     Hasta los años noventa las cifras económicas de Albania eran tercermundistas y las mafias y bandidos contrabandistas de armas y petróleo campeaban a sus anchas durante las guerras balcánicas de finales del siglo pasado, sobre todo, a través del lago de Shkoder que comparte con la vecina Montenegro. Lo llamaban el lago de la nafta, léase gasolina. Cuando la comunidad Internacional impuso el bloqueo económico a Serbia y Montenegro, el lago se llenaba de barcazas con gasoil de las mafias albanesas que cuando eran descubiertas lo vertían al agua, ha costado mucho tiempo devolverle el estado natural.

     En 1977 estuvieron al borde de una guerra civil. La crisis de los Bancos Piramidales, para entendernos, créditos de duros a cuatro pesetas, estuvo a punto de disolver el Estado como un azucarillo en una taza de café. Muchas familias invirtieron porque estaba garantizado por el propio gobierno de entonces dirigido por Sali Berisha, médico cardiólogo de prestigio internacional y también médico personal de Enver Hoxha y antiguo militante del mismo partido comunista. Berisha, como San Pablo se cayó del caballo y pasó de ser un comunista convencido a instalar por decreto el capitalismo en Albania para atraer inversores. De momento los inversores fueron los albaneses de la diáspora, principal fuente de ingresos en el país, que a través de sus familiares en Albania que perdieron sus ahorros ganados en otros países como Italia, Grecia, EEUU  o Turquía. Intervino Naciones Unidas mandando tropas para desarmar primero a las mafias que habían asaltado los cuarteles ya que policía y ejército se habían arrancado sus uniformes por puro miedo, y luego a los que se tenían que defender de ellas. Hubo dos mil muertos en pocas semanas, muchos por balas perdidas o venganzas ancestrales guardadas hasta el momento oportuno en las inhóspitas montañas albanesas donde sólo las águilas y aldeas aisladas señoreaban el paisaje. Albania tuvo que empezar de menos cero.

    En el 2009 entró en la OTAN, primer requisito para la normalización de su estatus como país, es decir, para su ansiada entrada en Europa. En la mayoría de los países del este, la condición para entrar en la Alianza ha sido priorizar la modernización del ejército y para hacerlo los dirigentes de turno han retraido fondos de los presupuestos planificados para temas sociales.

    A Albania se le ha satanizado desde el punto de vista mediático por su acumulación de conflictos internos, por el déficit de trayectoria democrática en su pasado, y le han puesto y le siguen poniendo piedras en el zapato los países con más peso en Europa, como Francia, Alemania ect para entrar en la Comunidad Europea. Les revisan los deberes con permanente y estricta puntualidad, casi todos relacionados con el saneamiento de la economía y del mercado laboral. También influye el sentimiento arraigado entre ciudadanos y políticos, de aspirar a una gran Albania unida con sus primos hermanos de Kosovo, país independiente dese hace muy poco tiempo y no reconocido por Naciones Unidas, aunque si por el G-7 y muchos países del orbe y que posee un contundente argumento geopolítico, la mayor base de la OTAN en Europa está cerca de su capital Pristina.

     Curiosamente uno de los apoyos más fuerte de Albania en Europa es el Vaticano. La iglesia católica, escasamente representada entre la población, detrás de la musulmana y ortodoxa, se preocupó después de la llegada de la democracia de recuperar su patrimonio en las grandes ciudades, en algunas ocasiones con dudosos documentos de propiedad previos a la invasión de Mussolini. En las grandes ciudades las comunidades católicas recuperaron su supuesto patrimonio y se instalaron en los cascos históricos y en terrenos extensos en las afueras. La catedral de Shkoder cerrada desde 1967 se reabrió en los años noventa con motivo de una visita del papa Juan Pablo II, en nel 93  supuso una especie de reinauguración.

    Posteriormente, la visita del Papa Francisco en el 2014 tuvo un episodio muy significativo. En un aparte del protocolo estuvo hablando con Don Ernest Simoni. Este presbítero de la orden franciscana estuvo durante más de veinticinco años cautivo y haciendo trabajos forzados en las minas albanesas, así como otros clérigos que fueron represaliados incluso fusilados en el primer régimen ateo del mundo que prohibía las religiones. Su relato emocionó hasta las lágrimas al Papa Francisco y cuando llegó a Roma, lo invistió Cardenal. Indudablemente un apoyo diplomático importante ante la comunidad internacional. Hoy el cardenal Simoni a sus noventa y cuatro años, después de una vida convulsa, se dedica a hacer exorcismos con el móvil a miembros de diferentes religiones y es que dice que el diablo es el mismo en todas ellas.

    Los índices de crecimiento de Albania están subiendo por el sector servicios y por la estabilidad política. Está prevista su entrada en Europa antes del 2030. Esperemos que no se cumpla el pronóstico de algunos observadores, de que falta el segundo tiempo de la guerra de los Balcanes de finales del siglo pasado,, que la paz en la región esta sólo hilvanada y en cualquier momento pueden reabrirse las heridas que se cerraron mal y que entren en la Europa de los mercaderes lo antes posible. Los albaneses se lo merecen.

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