Deportes

Y lo hicimos / Jorge Álvarez

Por Jorge Álvarez.

Comenzó un nuevo año y al vivir al otro lado del océano con él vino el calor.

Palabras huecas: el sonido del vacío / Antonio Piazuelo

Por Antonio Piazuelo

Allá por los años ochenta del siglo pasado, después de varias décadas en las que Occidente se abrazó a la socialdemocracia keynesiana y se regaló a sí mismo un largo periodo de prosperidad…

Cien años del Ulises de Joyce / Esteban Villarocha

Por Esteban Villarrocha

Confieso sin pudor ninguno que he leído el Ulises de Joyce, y si bien prefiero a Faulkner, aseguro que admiro y disfruto…

“La amarga fuerza” / Raúl Navarro

Por Raúl Navarro “Kynos”

Un débil rumor llama a otras consciencias…

Mientras el cielo guarda receloso,

peligros inmediatos.

Resucitando / Andrés Sierra

Por Andrés Sierra

¡Hey, toro, hey!. Yo citando al toro. No es que sea mi devoción los toros, ni las vaquillas, etc.

Conjunción fatídica / Natalia Asunción

Por Natalia Asunción

Los peros. Esos terribles traidores.

Cataluña, entre la nada y la esperanza / Mariano Berges

Por Mariano Berges
Profesor de Filosofía

Hace mucho tiempo que no escribo sobre Cataluña y, sin embargo, es una cuestión siempre importante, pues no deja de ser una caja de resonancia…

En el Real Zaragoza no explotan ni los petardos / José Luís Llera

Por José Luis Llera Gil

Soy un aficionado al fútbol, aun cuando no vaya a los encuentros del Real Zaragoza, y por mi edad y acciones antepasadas, puedo opinar y opino…

Más Artículos...

Aragón es la Comunidad más aburrida de España

Desde luego no hacía falta que la “esquinita” de una encuesta realizada por el prestigioso New York Time acerca de las repercusiones de los aranceles del señor Trump sobre la economía española nos declarara la comunidad más aburrida de España. Los que la habitamos a diario hace ya mucho tiempo que venimos aullando la situación aunque sin el menor resultado.

Y el asunto es que los ciudadanos sin el estímulo público poco podemos hacer excepto gozar de los pequeños “guetos” que nos creamos y que compartimos con los colegas más afines ( los domingos por la mañana escuchando música “en directo”, eso sí, en la puerta del Gallinero, a la sacrosanta hora del vermú, largando en el Paricio y llorando el aburrimiento que nos va derrengando poco a poco.

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