Malos cristianos / Max Alonso


Por Max Alonso

    Voy caminando con alguna frecuencia hasta el Sierro, un pequeño teso que hay entre Astorga y Brimeda, coronado por unos enormes depósitos, pintados de blanco que destacan durante todo el camino señalándome el final de la etapa.

  Esto vale para mí. Caminando llegaré hasta allí y podré dar la vuelta con la sensación de haber cumplido mi objetivo. Pero para mi tía, no. Ella porfía que en el Sierro no hay depósitos y mi razonamiento de que los hay y los veo con frecuencia no le sirve de nada. Ella nunca ha ido. De joven, hace como varios siglos, vio el Sierro de lejos y le vale lo que vio para estar segura de que no los hay y nunca los ha habido. De nada le vale mi certeza de que los hay porque los veo y me acerco a ellos.

  Esto es una mera disputa familiar pero que ilustra eficazmente las diferencias entre el creer y el saber. Lo que ella diga no va a cambiar mi certeza de que hay en el Sierro unos enormes depósitos de agua para el aprovisionamiento de la ciudad. Certeza que a ella no le sirve de nada pues le vale su convicción de que no los hay porque nunca los ha habido. Razonar sobre mi certidumbre experimental y práctica de nada le servirá frente a la certeza suya de que allí no los hay  y menos cuando está dispuesta a  morirse con la seguridad de que no los hay, diga yo lo que diga. De nada vale la certeza del saber cuándo se enfrenta con la otra certeza, la de la fe.

   Desde esta seguridad de su fe ella se explica el mundo tal como lo ve y lo sabe. Horrorizada por cosas que pasan ella tiene su explicación. Eso son cosas de los socialistas y anarquistas y todo aclarado. Para ella hay dos hombres buenos. Uno el papa que está en Roma, aunque a veces no tenga claro que el papa actual sea tan bueno, y el otro es Franco, que está en el Valle de los Caídos y los dos, papa y Franco  estarán en el cielo, que es lo que importa. 

  El hecho de que haya depósitos de agua en el Sierro se puede sostener equivocadamente con argumentos peregrinos como que los hizo tal alcalde. Uy, así menos -replica ella-, que ese era  socialista y como tal no está capacitado para hacer nada. Pero si tú le votabas –rebato sorprendido- . Yo  –se justifica-, votaba lo que decía mi marido.

  Así siguen estando las cosas en lo que todo entre el creer y el saber está oscuro y sin posibilidad de aclararse como para meterse en cosas más oscuras y malvadas como eso de que en  Astorga hay fosas. Imposible y menos si alegas que lo señaló el Juez Garzón. Para ella resultaría más creíble si afirmase que lo había dicho Satanás. La diferencia entre el creer y el saber no es la de dos líneas  paralelas que por mucho que las prolongues no se encontrarán, sino la de dos líneas divergentes en las que cuanto  más  avances más se separarán.

  Sin embargo, a mi me sirve para explicar la diferencia. Creer es cerrar la mente y dar por válido su conocimiento sin admitir el tiempo. Lo que ella  vio en su infancia, que no había depósitos en el Sierro, se convierte en axioma definitivo de su conocimiento. Lo que equivale a negarse la razón como vía del discernimiento. Es decir, negarse el saber y lo que representa.

  No vale afirmar que es necesario profundizar en la fe para que sea válida. Si se trata de la fe católica es lo que se niegan muchos hasta el extremo de que son malos católicos,  que es una forma de ser malos cristianos. Si hay depósitos de agua en  el Sierro para mi tía seguirá  siendo una cuestión de fe, que le da seguridad para decir que no los hay. Yo sé que sí que los hay.

 Todo esto cobra mayor importancia ahora que las elecciones andaluzas han revuelto el patio. No ha hecho nada más que emerger VOX para que en la distancia, en Astorga, aparezcan pintadas amenazantes (en un quiosco de prensa porque las letras como la información les molestan), llamando gratuitamente asesinos a quienes tienen demostrado que no lo son, mientas no pueden decir lo mismo  quienes acusan de una forma anónima, es decir más vergonzosa por cobarde. Ese es el peligro de no distinguir la ciencia de la fe, cuando la fe no es más que ignorancia, que tan peligrosa puede ser que mata o ampara las muertes.

Fuente: http://astorgaredaccion.com/

 

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