Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net
Para encontrar un camorrista político de la entidad de Iglesias tal vez nos tendríamos que remontar – con las debidas medidas de seguridad tanto históricas como higiénicas- a los primeros tiempos…
…de Alejandro Lerroux quien como todo el mundo sabe empezó de plumilla y a base de sustituir a sus jefes en los entonces habituales “duelos de honor” fue ascendiendo en el oficio hasta llegar dominar el periódico de mayor difusión en Cataluña.
Y en lo político ni qué decir tiene que aunque mantenía los tics de su propio partido en la época (el Republicano Radical) pues era, evidentemente, republicano y, además, anticlerical.
Nuestro héroe de la comparación se hizo popular en su tiempo desarrollando en Barcelona una política de neto carácter obrerista. La diferencia fundamental con el citado en el título del artículo es que era un profundo anticatalanista, es decir, enviaba contra la burguesía catalana “a las masas proletarias abandonadas en los suburbios fabriles de la gran ciudad mediterránea”.
Pero de sus escritos mitineros tal vez les pueda sonar la melodía de algunas de las últimas intervenciones del bravucón que nos ocupa leyendo despacito este clásico lerrouxiano que me permito extraer de fuente fidedigna: “…Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para civilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el fuego purifique la infame organización social, entrad en los hogares humildes y levantad legiones de proletarios para que el mundo tiemble ante sus jóvenes dispuestos…Seguid, seguid… No os detengáis ni ante los sepulcros ni ante los altares…”
Lerroux participó en la proclamación de la Segunda República Española en abril de 1931. El rufián alienta sin mesura la llegada de una tercera española desafiando abiertamente el orden constitucional. El partido de don Alejandro fue miembro del Gobierno provisional que gobernó el país durante los primeros meses de la joven República y que redactó la Constitución de 1931. El propio Lerroux fue ministro de Estado. El pájaro pinto ha sido vicepresidente del collage del que se ha rodeado el charlatán de la Moncloa. En fin, amigos y camaradas, tal vez le estemos dando al chulo más pábulo del necesario.
Cierto es que Lerroux giró a la derecha y desapareció tras el hundimiento del Partido Radical en las elecciones de 1936. El hortera lo ha hecho a la izquierda en la madrileñas de 2021 arrastrando a un empobrecido Psoe que lidera enfermizamente un desnortado Pedro el chamarillero. No sabemos si este será su final, el del pendenciero, pero las cuentas nuevas (Galicia, País Vasco) se le están volviendo viejas y las cuentas viejas de todos es sabido que no se pagan y, además, está más que demostrado que no resucitan.
El 17 de julio de 1936, inicio de la Guerra Civil Española, Lerroux se encontraba pasando las vacaciones en su finca segoviana de San Rafael y rápidamente salió para Portugal, manteniéndose en el exilio durante el resto de la contienda. El morrudo no sabemos qué hará si se desploma su formación. Lo seguro es que ya tiene una buena casa lejos de Vallecas y una buena nómina “pa cutio” que le permitirá, pase lo que pase, ir viendo pasar el horizonte desde la barandilla de la atalaya que soportan los hombros de los descamisados que lo auparon para que la patria se transformara en beneficio, sobre todo, de los parias de la tierra y de la famélica legión en la que se integraban. Y un día, quizás, en lugar de retirarse a una eléctrica de postín, el roedor de Galapagar podrá aflorar su moñete en una extraordinaria y bien dotada cadena televisiva para, simplemente, matar el gusanillo.
Lo que fue un triunfo morrocotudo de una juventud crítica y descreída con el rumbo de los partidos clásicos, el tovarishch de Galapagar lo ha tirado por la borda en cuatro días y, menos mal, que en su propia casa le ha salido un muchacho preparado y que seguro recogerá, al menos, las migajas de lo poco que deje pues tras Madrid, y en cadena, se disolverá el polo de chocolate que ha estado chupando (y rápidamente) mientras al chamarillero el miedo le convertía en huéspedes sus propios dedos. Y así, horterada tras horterada, y gracias principalmente a su soberbia política, las Unidas y los Podemos, la moderna izquierda, volverá a su agradable 5% donde tan a gusto y sin sobresaltos se ha encontrado siempre la clásica nomenclatura comunista
Pero no todo ha de ser malo en este apresurado relato. La omnipresencia del valentón ha supuesto una bendición para Aragón pese a que aquí los suyos andan rascándose por las esquinas y buscándose agujeros de seguridad cerca de las instituciones, pues se nos llevó a hacer patria en la capital del reino a un vulgar y lelo huevón que por aquí denominamos, con gran acierto “El Faraón”. Gracias a su ausencia, el Presidente Lambán ha podido armar una cazuela donde meten la cuchara todos, incluídos los suyos, y la región va tirando p’alante con no poco esfuerzo y pese al cierzo que bate inclemente las velas de este viejo cascarón que entre todos- y desde hace algunos siglos- seguimos llamando Aragón.
Amigos, compañeros y camaradas: ¡A caballo! ¡Yihíiii! ¡Salud!