En un lugar…


Por Fernando Gracia                              

      Veinticinco años lleva la compañía del Teatro del Temple ofreciendo interesantes propuestas a la afición.

    Con el trabajo de Carlos Martín y Alfonso Plou siempre como telón de fondo y la presencia de lo más granado de los intérpretes en sus elencos, han sabido siempre atraer a los espectadores hacia sus producciones.

      Como ocurrió a principios de noviembre cuando presentaron sobre las tablas de nuestro primer coliseo una obra alrededor de nuestra máxima aportación a la literatura, el caballero Don Quijote.

       El título de “Don Quijote somos todos” ya define su intención. El personaje hace siglos que ha traspasado la frontera de las páginas, el genio del alcalaíno acertó al mostrar un personaje que nos definía, un personaje que ha roto la barrera de los siglos y que es dúctil y maleable como es todo lo imperecedero, y que ahora sirve también para hacer teatro moderno con palabras que suenan a clásico.

      Con plausible sentido del humor, José Luis Esteban –magnífico actor, soberbio rapsoda y estudioso de nuestro Siglo de Oro- compone un texto con aromas a García Berlanga y J.Luis Cuerda que deviene en una fiesta teatral, siempre respetuosa con el texto cervantino y sin perder de vista el objetivo de enseñar deleitando.

       Un reparto totalmente aragonés, con el propio director, Carlos Martín, haciendo de alcalde de ese lugar de La Mancha que Don Miguel no quiso nombrar, y con el propio José Luis Esteban, de aspecto tan quijotesco, al frente del mismo, despacha con oficio y convicción esta fiesta literaria que supone la función.

        Haciendo un mal chiste, han vuelto a estar “muy templados” estos chicos del Temple. Larga vida a la compañía y nosotros que lo veamos.

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