Luis Felipe Alegre recrea su “Bar Poems” de Miguel Labordeta en El Gallinero


Por Dionisio Sánchez

     Luis Felipe Alegre ha inventado una nueva fórmula para los degustadores de la poesía que podríamos denominar Bar Poems ya que el teatro es un bar y la barra del mismo…

…su espacio escénico. Así lo vimos, hace años, en “La pequeña Europa” (un diminuto y entrañable bar de la calle Heroísmo) y ahora, recientemente, en “El gallinero” de la calle Cortesías de Zaragoza, donde cada día parece ser que se afianza una voluntad cultural que no ha de estar reñida, si no, al contrario,  con las excelentes tapas que factura Emi Nogueras  y la cerveza y los vinos que se pueden saborear  con ellas. Desde hace dos viernes, Carlos Calvo, el factótum de la taberna, ha decidido que en esos días se siente en la barra el rapsoda Luis Felipe Alegre y que desde ella, ejerciendo su invento , Bar Poems,   nos vaya desgranando parte de la obra poética de Miguel Labordeta.

 

  En materia de divulgación poética, el bardo Felipe es un maestro tanto por su ya dilatada experiencia teatral como por su sensacional dominio  de los diferentes registros que sabe obtener de su de voz , matizando adecuadamente  sus tonos, como por la calidad y el timbre que necesariamente se ha de aplicar a la palabra que sale de la boca del intérprete para que el espectador pueda apreciar la emoción del poema que recita el bardo.

   Luis Felipe es valiente sobre un escenario, muy valiente. Y no es moco de pavo atreverse a emocionar a un pequeño y cercano auditorio con  un difícil Miguel Labordeta, poeta al que,  no siendo de mis preferidos, le  he de reconocer la riqueza de su mundo poético, sobre todo si tenemos en cuenta algunas claves culturales que lo sustentan. Sus más fervientes seguidores no dudan en creer que buena parte de su obra está sustentada en  una cosmovisión barroco-romántica del mundo y que  se nutre de los vanguardismos del siglo XX: futurismo (ataque a la tradición, irrupción de la mecánica y la técnica, destrucción de la sintaxis en busca de la palabra en libertad), cubismo (recomposición de la realidad destruida), «imágenes visuales» de G. Apollinaire, dadaísmo (rechazo de la lógica, del sentido común, de las convenciones sociales y estéticas), letrismo, ultraísmo, creacionismo…

   Pero no es necesario estar al cabo de estas apreciaciones cuando escuchamos al juglar decir interpretando con justo y  pausado magisterio los diferentes poemas que cada tarde de los viernes  selecciona para deleite de los asistentes. Y, además, Luis Felipe Alegre no pierde su afán pedagógico, sabedor de la cada día mayor dificultad existente para que en nuestra terriblemente rápida sociedad de consumo palabrero se abran un hueco placentero los poemas que nos desmenuza con su voz y por ello los sitúa en el tiempo,  hace las debidas referencias históricas o nos habla de las metáforas que esconden o de los  condicionantes sociales de la época del poeta y que pudieron motivar su creación.

Finalizamos aquí con la reproducción de este poema que suele ser el cierre de la actuación. El conocido Escucha joven poeta inadvertido.

Escucha joven poeta inadvertido
escribe para todos
es decir para nadie

No lo olvides
                     del pueblo vienes
y el pueblo es tu raíz,
                    en consecuencia,
no hagas caso del pueblo

Vuelve sagrado cuanto toques natural
                    cuanto toques sagrado
vuélvelo natural

es decir

haz lo que te dé la gana
quema estas advertencias por favor

 

es mi consejo póstumo.

    Como siempre, amigos, un placer acudir  los viernes al Gallinero a las ocho de la tarde para escuchar al maestro Luis Felipe Alegre recitar versos de Miguel Labordeta  ¡Enhorabuena al artista y al Gallinero!

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