Por Titina Putina
Fotos: D.S.
Cumplir cincuenta años no es moco de pavo. Cumplirlos con salud y celebrarlo con los buenos amigos que te han ido rodeando en tu vida, una gran satisfacción.
Y si, además, la fiesta de celebración es una sorpresa, miel sobre hojuelas.
Días pasados, a la hora convenida, las 14.30, el personal se fue congregando en el clásico Gallizo de la Magdalena.
Pedro, su timonel, ultimaba los detalles del evento mientras los asistentes iban preparando los motores con una botellitas frescas de cerveza de la tierra.
Cuando se aproximaba el momento de la cita con el agasajado, se bajo la persiana media asta y se colocó el consabido cartel de “Fiesta familiar” para que los clientes habituales supieran que esa mañana no habría vermú torero para la tropa en el Gallizo sino que había una celebración importante: Ricky Moreti cumplía 50 años, reconvertido en hortelano de fortuna y con un aspecto excelente (se nota que lo cuidan “dabuten”).
Y llegó el homenajeado. Se agacho para pasar la persiana, abrió la puerta, se encendieron las luces y se le cantó un “feliz cumpleaños” que lo emocionó.
Hizo el paseíllo saludando a diestro y siniestro y no cabe duda del éxito obtenido por la organizadora con esta fantástica fiesta de amigos para celebrar el medio siglo de vida de un amigo excelente.
Y desde el Pollo, aquí, queremos dejar este reportaje gráfico para que el gran Ricky Moreti siempre tenga un recuerdo de la fidelidad de sus amigos acudiendo a su llamada y a los que –sin duda- se ha ganado por su extraordinaria camaradería, cariño y honradez que siempre les ha demostrado.
¡Felicidades, amigo!
