Por Don Quiterio
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. “Franja roja”, título de la primera exposición colectiva con la que abre el Espacio “In-cognito”, taller y lugar de trabajo en la zaragozana calle de las Arcadas.
Doce artistas, doce, y varias disciplinas. La idea del límite, el color rojo. La fotografía, la pintura, el dibujo, el crochet. Taller y lugar de los conceptuales Miguel Ángel Gil y Josema Oliden.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Sin ruidos, garabatos, gestos y suspiros, la oscuridad precede a la oscuridad. Planos fundidos en rojo. La memoria. La desmemoria. ¿Sufres, vida? El arte es lo que redime de la vida. Rompe la foto fija. ¿Es esencial el arte? Más retórica, pero con sifón: ¿a qué llamamos arte? Pon un poeta en tu mesa. Acércate al ganchillo de Charo de la Varga.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Amanece en carmesí, con pájaros atónitos. ¿Quién etiqueta el arte? La brisa convierte en estatuas los geranios, la niña riega su tarjeta de crédito. Mamá, cómprame unas botas para bailar. ¿Quién debe pagar? En el camino hacia la nada los espectros bailan al suelto y confunde las peras con las cítaras. De los árboles cuelgan las ilusiones con los pies descalzos. Desnuda tu alma con arterias y venas. Desnuda tu alma como Rakel García en su mosaico de imágenes.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Cadenas de asociaciones sobre las versiones sociales y culturalmente elaboradas. Análisis, propuestas, perspectivas, roles, valores, atributos, prohibiciones, prescripciones, derechos, obligaciones. Escaleras de caracol llevan despacio al espacio del corazón donde Julieta riega unas gardenias para ti. Se levanta un torbellino que esculpe en rojos ingleses sobre las oscuras golondrinas. Cursis golondrinas. No llores, niña, que contra gustos no hay disputas. La educación y el protocolo de Jabier Burguete.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Me gustas cuando gritas porque estás como presente. Los acordes se encadenan con silencios ruidosos. Abres los ojos y la luz te ciega. El tesón afina el acordeón, del que hablaremos otro día. Le di una patada a la luna y me corté. Entonces escuché un murmullo de hormigas que cantaban el alirón. Me gusta el rojo cuando llueve. La distinción y la procedencia se encuentran en Jesús Llaría.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Tres por cuatro, ritmo sincopado. Dos por tres, el mundo revés. Me visto por la cabeza, me calzo por los pies. Albaricoque no es sinónimo de sinécdoque. El rojo púrpura para desayunar. El rojo almazarrón para almorzar. El rojo carmín para merendar. Un gato aspira a ser sardina. En la fábrica de palomitas exhiben cine en sesión continua. Hay días que cuando me miras consigo controlar el arrebato. El gusto es mío cuando me susurras en verso la lista de la compra. El abrazo partido de Javi Joven.
La educación artística conforma una estética. No hay palestra que se coloree con la anilinas de la sensatez. La imaginación anuda desnuda en los amaneceres del conocimiento, mucho antes del credo. Cuando las vísceras se aflojan el ventrílocuo recita un himno ágrafo. El gusto no puede ser una condena perpetua ni un salvoconducto para atravesar los campos minados de la estulticia cultural. La habitación que habita Patricia Joven.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Cuando llegues a superar tu propia debilidad, el poder llegará a ti con entera libertad. El hacer mediante el no hacer. Antagonismos en su reciprocidad. ¡Oh, rojo, yo te saludo! Rojo oscuro casi negro. Como si desde la permanencia de los opuestos se formase la vida. Quédate con el rey de espadas y espabila, chaval. Anda, anda, qué bufanda. El azul celeste, plasmación abstracta de Val Ortego.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. El flujo de la energía vital se accidenta, se encuentra, se transforma. Los amores acaparados, las amistades traicionadas. Los engaños venales suelen ser los obstáculos imprescindibles para aquellas personas que evolucionan. Todos somos parte del flujo de la corriente sanguínea, ni siquiera los científicos llegan a entender los valores que manejan. Tiempo, espacio, energía. Los artistas no son capaces de liberarse de esos millones de años de evolución humana, orgánica y cósmica. Pero, aún así, la corriente sanguínea sigue fluyendo ante nosotros: heteros, metros, homos, trans. Esa corriente sanguínea que apadrina Paloma Marina.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Es lícito soñar, porque la imaginación nos ha llevado a crear el arte y la civilización, que son las producciones más complejas de la vida terrestre. Imaginar mundos, que ahora no existen, posibilita su creación. Si las siete virtudes capitales aparecen al cesar los siete pecados capitales, los sentidos y la mente vuelven a su bienestar al protegernos de las diversas poluciones sensoriales y mentales. Una sola oportunidad y que la fuerza te acompañe. El modo y la estética conceptual de Miguel Ángel Gil.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. No hay emoción, hay paz. No hay ignorancia, hay sabiduría. No hay pasión, hay serenidad. No hay caos, hay armonía. No hay muerte, hay fuerza, No hay color, hay rojo. La delgada línea roja en el cartelismo de Miguel Frago.
Franja roja y a la jota, jota, que bailan los perros. Masa, carga eléctrica, energía, materia, antimateria, electrones, antielectrones, fotones, núcleos atómicos. Visiones, explicaciones, efectos, miradas. La frontera física de Gerardo García.
Y Diógenes, abrumado de tanta banda carmesí, y a la jota, jota, que bailan los perros, visitó unos baños públicos y preguntó: “¿Los que aquí se bañan dónde se lavan?”.