Injertos en los almendros bordes del ISSIPU

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Por José Antonio Conejo

    Este invierno ha tocado meterle mano a una de las de las fincas del ISSIPU en Soria que presentaba un peor estado de mantenimiento. Después de una inspección ocular se procedió a realizar una siega a fondo de malas hierbas que presentaban un crecimiento espectacular.

    En el cuaderno de campo de la finca del Instituto Superior de Silvicultura Improductiva del Pollo Urbano (ISSIPU) situada en Hinojosa del Campo (Soria), y gran productora, además, de setas de cardo, los técnicos habían anotado que una buena parte de los almendros plantados en la zona norte de la misma eran almendros bordes o amargos por lo que era tiempo de realizar una primera labor de injertos para intentar convertirlos en almendros dulces.

   Los almendros, por error en su día de plantación, eran indistintamente de las variedades “marcona” y “largueta”. Antes de proceder a realizar los injertos correspondientes previamente se habían podado e identificado los «bordes» que iban a ser objeto de dicha práctica.

    Fundamentalmente se realizaron dos tipos de injerto: el denominado “injerto inglés o de lengüeta” y el injerto de “hendidura doble”.

     El éxito de esta operación lo contemplaremos esta próxima primavera y sobre todo en Octubre cuando podamos morder las almendras que hayan producido. ¡Enhorabuena por el trabajo y éxito en el resultado!

Principales tipos de almendros

«Marcona»
       Almendra bastante grande, de forma redondeada, ligeramente rugosa. Rendimiento al descascarado, 25-28%; ninguna almendra doble. Floración a principios de marzo y maduración tardía a principios de octubre. Es originaria de la provincia de Alicante (España).

«Desmayo Largueta»
    El árbol es de porte llorón. Existen varios tipos locales en regiones españolas, siendo el más conocido Desmayo Rojo. Almendra alargada, puntiaguda, lisa y de cáscara dura que se comercializa con el nombre de ‘Larguetas’. Floración muy precoz y maduración muy tardía. Se cultiva en todo el valle del Ebro, desde Zaragoza hasta Tarragona, y en las provincias limítrofes de Lérida y Teruel (España).

Almendras amargas

    Las almendras amargas proceden de lo que los agricultores llaman “almendros bordes”, que crecen de vez en cuando en las plantaciones de almendros. Como los almendros, hoy en día, se cultivan por injerto, puede ocurrir que el crecimiento del árbol se produzca desde el pie en lugar de producirse desde el injerto; si el pie es un almendro silvestre, el resultado es un almendro borde. Porque las almendras de los almendros silvestres son amargas. Tienen que serlo, ya que la almendra es la semilla de la planta, y debe evitar que se la coman para poder germinar.

   Las almendras amargas contienen un compuesto llamado amigdalina que, al mezclarse con el agua de la saliva, se descompone en tres sustancias: glucosa, o sea, azúcar; benzaldehído, que es lo que da el sabor amargo a la almendra, y ácido cianhídrico o cianuro de hidrógeno, un veneno que inhibe la respiración celular. La amigdalina es la solución que ha encontrado la almendra para sobrevivir: un sabor amargo de advertencia combinado con un veneno mortal para eliminar a aquellos animales tan estúpidos como para no hacer caso del aviso. En su origen, la amigdalina estaba destinada a los pájaros consumidores de semillas, los principales enemigos de los almendros. Una sola almendra amarga basta para matar a cualquier pájaro que se atreva a comérsela a pesar de su sabor amargo. Como los seres humanos somos más grandes que los pájaros, la dosis de cianuro contenida en una almendra no es mortal para nosotros. Pero no hay que confiarse: Veinte almendras amargas bastan para matar a una persona adulta. Así que más vale escupirlas.

   Si en la naturaleza todas las almendras son amargas y venenosas, ¿cómo se le pudo ocurrir a alguien cultivar almendros por primera vez? El biólogo estadounidense Jared Diamond lo explica en su excelente libro Armas, gérmenes y acero: Una mutación genética relativamente frecuente en el almendro silvestre inhibe la producción de amigdalina. Los almendros silvestres afectados por esta mutación no suelen reproducirse, porque los pájaros descubren el buen sabor de sus almendras y se las comen. Algún recolector primitivo debió de fijarse en el comportamiento de esos pájaros, y descubrió a su vez esas almendras comestibles. Más tarde, quizá por accidente, se observó que los almendros que brotaban de esas almendras daban también almendras comestibles. Aunque en la actualidad ya no suele sembrarse, sino que, como hemos dicho, se cultiva por injerto, el almendro es un árbol fácil de cultivar plantando simplemente sus semillas, como seguramente hicieron nuestros lejanos antepasados. Así, hacia el año 3000 a.C. ya se cultivaban almendros en el Oriente Próximo; la almendra es uno de los alimentos que se han encontrado en la tumba del faraón Tutankamón. Esa misma mutación genética que permitió el cultivo de almendras comestibles también ocurre en sentido inverso, y hace aparecer, de vez en cuando, almendros bordes. No nos libramos, de momento, del riesgo de que una almendra nos amargue el aperitivo.

Fuente: http://cienciaes.com/neutrino/2012/10/16/almendras-amargas/

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