De los derechos y otras soledades


Por Don Quiterio

   Ni el grito de Munch, ni la medusa de Caravaggio ni el Saturno devorador de Goya: las caras más desencajadas las tuve delante como espectador en algunas de las películas de la decimoquinta edición de la muestra sobre los derechos humanos celebrada en Zaragoza…

…, que tiene como principio fundamental la denuncia de situaciones que vulneran la dignidad de las personas para invitar al público a tomar una actitud activa ante las injusticias. Desigualdades e injusticias, esto es, que se producen en distintas partes del mundo. Uno de los títulos más interesantes de los programados, todos de reciente facturación, fue el documental indio ‘Fuego en la sangre’, dirigido por Dylan Mohan Gray, en el que aparecen las voces de Bill Clinton, Desmond Tutu, Edwin Cameron o Zackie Achmat para reflexionar cómo, a finales del siglo veinte y principios del veintiuno, los gobiernos occidentales y las empresas farmacéuticas impidieron que los medicamentos antirretrovirales de bajo costo llegaran a los enfermos de sida de África, causando más de diez millones de muertes innecesarias, mientras un grupo de personas decidió luchar para defenderse.

  También se programaron el documental británico ‘La cazadora del águila’, de Otto Bell, que se llevó el premio honorífico, acerca de la primera mujer de Mongolia dedicada a la caza con rapaces; ‘El botín de nácar’, del chileno Patricio Guzmán, quien da voz a los indígenas de la Patagonia o a los presos políticos del dictador Pinochet; ‘La permanencia’, de la francesa de origen senegalés Alice Diop, sobre las consecuencias que ciertas decisiones en materia sanitaria se producen en las personas migrantes; ‘Noma’, producción sudafricana dirigida por Pablo Pinedo Bóveda y ambientada en los suburbios de Ciudad del Cabo, o ‘Coge y corre’, de Roser Corella, coproducción entre España y Alemania que denuncia la práctica de los matrimonios forzados en el Kirguistán moderno, pues las antiguas costumbres nómadas siguen vigentes.

  La muestra sobre derechos humanos ofreció igualmente dos cortos aragoneses (‘Skeikima’, dirigido por Raquel Larrosa, y ‘Soukeina, 4.400 días de noche’, de Laura Sipán), el estreno del largometraje ‘Hotel Cambridge’, de la brasileña Eliane Caffé (‘Narradores de Javé’), retrato de un edificio de Sao Paulo ocupado por gente sin techo, refugiados e inmigrantes, y ‘El lápiz, la nieve  y la hierba’, documento del catalán Arturo Méndiz en torno a la importancia de la escuela rural. Autor de ‘Tras la pista de Otal’, ‘Pedro Tramullas, un documental mágico’ o ‘Pilar Lorengar, la voz y el silencio’, Méndiz es ingeniero de caminos reconvertido en productor de cine. Presidente de la compañía Bastian Films, en Barcelona, es hijo de padre zaragozano (de Lajoyosa) y de madre barbastrense (la productora Isabel Noguero). Ha producido los cortometrajes ‘El corredor’, de José Luis Montesinos, y ‘Timecode’, de Juanjo Giménez Peña, galardonados respectivamente con un Goya de la academia del cine español y una palma de oro en el festival de Cannes.

  Precisamente, los trabajos mencionados de Roser Corella –el gran premio- y de Arturo Méndiz fueron galardonados en el festival de Espiello –el primero ya lo fue en 2015 con ‘Prisinoneros del Kanun’-, el certamen de cine etnográfico que se celebra en el Sobrarbe, que otorgó el premio de honor a la cineasta Patricia Ferreira. El resto de documentales premiados, en distintas categorías, fueron el español ‘Chamán’ (David Gómez Rollán), el también español ‘Eleuterio Sánchez contra El Lute’ (Carlos Moro y Luis Alaejos), el belga ‘El marqués de Wavrin, de la mansión a la jungla’ (Grace Winter y Luc Plantier), el francés ‘Somos humanidad’ (Alexandre Dereims), el australiano ‘Tres sueños de China’ (Nick Torrens) y el aragonés ‘Lo Gorroroi’ (Saúl Irigaray). Lean a mi compañera de redacción Carmen Gallego, también jurado de este festival de Espiello, en su análisis que publicamos en esta sección de ‘El pollo urbano’.

  Por su parte, la decimotercera edición del festival Zinentiendo (lésbico, gay, transexual, queer e intersex) se celebró este año por diferentes lugares del territorio aragonés. Un certamen organizado por Towanda, colectivo que lucha por la diversidad afectiva y sexual, en el que se presentaron una cincuentena de trabajos, tanto largos como cortos o documentales, todos ellos procedentes de distintas partes del mundo: Brasil, Francia, Canadá, Alemania, Estados Unidos, Noruega, Perú, Sudáfrica, España e Irán. Los más atractivos resultaron los dirigidos por Sara Merec (‘Isla ignorada’), Adelina Anthony (‘Amigas with benefit’), John Trengore (‘Inxeba’), Roberto Nascimento (‘Medulia Oblongata’), Pony Leyser (‘Queercore: how to punk a revolution’), Ingrid Veninger (‘Porcurpine lake’), Bertrand Mandico (‘Les garçons sauvages’), Cali Don Anjos (‘Tailor’), Wesley Verástegui (‘Sin vagina me marginan’), Bruce LaBruce (‘The Missandrits’), Alice McDowell (‘As human as i am’), ‘Bin Chen (‘Homoe’), Abbas Raziji (‘Cold breath’) o Mario de la Torre (‘Primavera rosa en Brasil’).

  Finalmente, la orquesta sinfónica turolense –bajo la batuta de Alberto Navas- y la banda musical Santa Cecilia –dirigida por José Morales- interpretaron las obras más conocidas que el compositor estadounidense John Williams recreó para las películas de Steven Spielberg, que se pudieron escuchar en la segunda edición del festival BSO Teruel, con la proyección simultánea de varios fragmentos de estos filmes. Los amantes del cine y la música pudieron recordar algunas de las escenas más conocidas de ‘Tiburón’, ‘Encuentros en la tercera fase’, ‘La guerra de los mundos’, ‘1941’, ‘En busca del arca perdida’, ‘E.T.’, ‘El imperio del sol’, ‘Hook, el capitán Garfio’, ‘La lista de Schindler’, ‘Parque Jurásico’, ‘Amistad’, ‘Salvad al soldado Ryan’, ‘Inteligencia artificial’, ‘Atrápame, si puedes’, ‘Minory report’, ‘Múnich’ , ‘La terminal’… Un festival en el que Antonio de Clemente, coordinador de la orquesta sinfónica zaragozana -y autor de la banda sonora del filme de Pablo Echaregui ‘Miau’-, impartió una charla acerca de cómo se sonoriza una película y de la música en el cine español actual, al tiempo que puso los puntos sobre las íes en torno a este complejo mundo artístico y creativo, más allá de su dimensión técnica.

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