Desde el diván: ‘Pretty woman’


Por José María Bardavío

    La bañera debería de haberse convertido en el espacio erótico sustituto de la cama porque muestra del cuerpo de Viv lo matemáticamente imprescindible para que el espectador crea (sin que lo vea) que la usuaria es una prostituta.

  Título original: ‘Pretty woman’. Nacionalidad: Estados Unidos. Año de producción: 1990. Director: Garry Marshall. Guion: J. F. Lawton. Fotografía: Charles Minsky (color).  Música: James Newton Howard. Intérpretes: Richard Gere, Julia Roberts, Jason Alexander, Ralph Bellamy. Duración: 115 minutos. Género: Comedia romántica.

     Pero en realidad el impresionante encanto de Vivian la redime de lo que se supone es, y su hacer en la tina es lo que haría cualquier chica inocente en una bañera tan monumental: pasárselo pipa, disfrutar el placer baño. La pérdida naturalista queda de sobra compensada con el encanto natural de una Julia Roberts pletórica.

     Por cierto que esa bañera tan exagerada tiene demasiado que ver con el resto de las exageraciones a lo nuevo rico que inundan la película. Como si la exageración fetichista- dinero incluido- fuera capaz de conseguir absolutamente todo siendo que lo que en realidad cuestiona es la costra de las apariencias que Viv sea una prostituta, convirtiendo la prostitución (una actividad de alto riesgo) en un juego de niños al ser expuesta de forma tan festiva y divertida.

    Al olvidar las escenas escabrosas resulta que la prostitucionalidad queda forzosamente suprimida y sustituida por escenas que nunca son directamente obscenas ni genitalmente inadecuadas. Se oculta, como aquél que sufriendo de un potente resfriado  disimula los síntomas, para convencernos de que la gripe se cura invirtiendo  evidencias y el contagio ni arruine el éxito ni el dinero dedicado a la película. Como en esas de asesinos que luego resultan ser unos angelitos y nunca cometieron fechoría alguna. Porque las pulsiones de querer comprar cosas, muchas cosas, trajes, peluquería, cosméticos, y ese hacer espontáneamente lo que le viene en gana es algo que les gustaría hacer a muchas chicas del mundo a las que la película les ha gustado muchísimo. Pretty Woman ha tenido un éxito tan grande porque fue concebida como imaginario de los deseos universales -torrentosos, contradictorios , confusos y peligrosos de muchas adolescentes habitantes de nuestro planeta. Pues claro.

   Edward se dedica a comprar grandes empresas en quiebra  para luego venderlas por partes. Y Vivian,  suple a la fabulosa rana de los cuentos maravillosos que siendo repugnante por su apariencia alberga, sin embargo, un corazón inocente que terminará cautivando al príncipe. La manipulación de la regla básica consiste en que es él y no ella quien termina percibiendo los valores perfectamente distintos que alberga  en su interior. Esa verdad, ese número áureo, se va haciendo total y perfectamente consistente en la secuencia en la que tocando el piano y disfrutando la música que emana de su talento la entrada en la sala de Vivian le convence de que ella contiene más belleza y sublimidad que la música misma. 

   Vivian viene a ser otra de las muchas empresas baratas que al comprarlas le han convertido en millonario pues, al hacerla suya, el beneficio supera la Belleza que antes solo experimentaba interpretando la música. Ese comprar barato termina resultando ser un negocio monumental, una adquisición integral, porque acaba constituyéndose en parte de su propia persona. Es como si el piano fuera el fogón y la música el fuego en donde condimentarse juntos a eternidad.

-¿Te importa que nade un rato en tu bañera antes de irme? pregunta irónicamente Vivian al muchas veces  millonario Edward Lewis (Richard Gere) después de pasar la noche juntos y cobrarle 300 dólares por el servicio.

-En absoluto. Pero quédate donde hace fondo.

    Suena el teléfono Es Philip ‘Phil’ Stuckey, su abogado y secretario, que ha organizado una importante cena de negocios y le recuerda que debe de ir acompañado << Es lo mejor para el negocio>>.

   Edward oye a Vivian cantando alegremente mientras la contempla en la fabulosa bañera bajo la cristalera oval deliciosamente iluminada. Vivian está cubierta de espuma y mueve la cabecita pelirroja siguiendo la música del auricular con los ojos cerrados, feliz y como ausente. Edward la encuentra realmente bella y continúa mirándola impresionado. Philip sigue insistiendo en la necesidad de conseguir el contrato y Edgard, sin quitar los ojos de Vivian, responde:

-Ya tengo una.

    Edward se siente en el pretil mientras Viv abre los ojos sonriendo de forma encantadora:

-Estaba escuchando a Prince.

-Vivian, quiero proponerte un negocio.

-¿Qué quieres?

-Quiero que pases la semana entera conmigo.

-¿En serio?

-Quisiera contratarte como empleada ¿Te gustaría pasar la semana conmigo?…te pagaré para que estés a mi disposición.

-Oye te aseguro que me encantaría estar a tu disposición …pero… Tu eres un tío rico y guapo, puedes tener a cualquier tía gratis.

-Quiero una profesional. Esta semana no necesito peleas románticas.

-Si me quieres las veinticuatro horas del día te saldrá caro.

-Desde luego. De acuerdo (levantándose) Vamos a ver…dame una cifra aproximada.

-Seis noches completas…días incluidos son..hmmm… $4000

-Seis noches a 300 dólares son 1800

-También quieres los días.

-Dos mil.

-Tres mil.

-Hecho

-¡Es la leche! Ja  ja ríe sumergiendo la cabeza en la espuma.

-Vivian ¿eso es un sí?

Asoma primero una rodilla y luego el rostro cubierto de espuma:

-Síííííííííííí.

   Se produce un corte. La construcción del plano siguiente  implica que Edward la está viendo desnuda:

-Estaré fuera todo el día. Quiero que te compres vestidos. Deberías utilizar cheques de viaje. Quizá salgamos por las noches. Necesitarás ropa.

-¿Cómo qué?

-Algo ni muy llamativo ni muy sexy; clásico. ¿Entendido?

-Aburrido.

-Elegante. ¿Alguna pregunta?

-¿Puedo llamarte Edy?

-No.

-Me hubiera quedado por 2000.

-Te hubiera pagado 5000.

    Edward sale, Vivian se lanza a la cama riendo y gritando:

 -¡Tres mil dólares!  No se lo puede creer.

   Cuando Edward vuelve al Regent Beverly Wilshire Hotel, Vivian le está esperando desnuda.

-Preciosa corbata.

-La compré para ti.

   Se produce un corte. Y en el plano de apertura de la secuencia siguiente vemos el dedo gordo del pie de Vivian introduciéndose por el agujero del grifo de oro de la bañera. Tiene la espalda apoyada en la bañera y las piernas abiertas para dejar que la espalda de Edward se apoye en su pecho:

-¿Te he dicho que  mi pierna mide 110 centímetros de la cadera a los pies o sea que estás cubierto por220 centímetros que rodean tu cuerpo por el módico precio de  3000 dólares?

    Fin de la secuencia.

    No cabe duda de que las dos secuencias de la bañera, en especial la segunda, expresan  la diferencia entre la vida que llevaba Vivian en la calle con su chico drogata, y el disfrutar del lujo extremo representado puntualmente por la fabulosa bañera del exclusivo hotel acompañada por un hombre también excepcional. La segunda bañera representa el momento en el que Cenicienta baila con su príncipe, en donde todo es perfecto porque el sueño se ha transformado en realidad, como si las burbujas fueran las nubes de un volar por encima de la mediocridad de cualquier contingencia. Espuma y burbujas. Llega un momento en el que dejan de ser frágiles  adquiriendo  la imbatible solvencia del dólar norteamericano de la década de los ochenta. Y sigue.

    Son las tres de la madrugada. Le ha dicho hace un par de horas que iba a salir un momento. Viv llama por teléfono a Recepción y luego baja en albornoz a la primera planta del hotel para terminar descubriendo a Edward en una faceta desconocida tocando el piano maravillosamente bien, como un virtuoso Está allí en el centro de la sala de fiestas, concentrado y perdido en la música que interpreta. A través de los rostros cansados pero atentos de los músicos entendemos la calidad de la música que interpreta al piano. Ella se acerca y él deja de tocar mostrando así que la valora por encima de la músicasublime en la que estaba del todo sumergido invitando a todos a abandonar la sala. Ella se ha sentado sobre el piano y él la besa y hunde luego su cabeza en el cuerpo femenino mientras la cámara inicia un retroceso para intensificar la intimidad y sugerir el traslado de pasión desde el instrumento musical al cuerpo femenino.

    Así que si Viv muestra lo que tenía dentro, y Edward muestra- ¡qué grande es el Cine!- el tesoro interno de su sabiduría tocando música. Edward contiene una sensibilidad de oro, especial, capaz de establecer contacto con lo que esconde esa ranita juguetona que tanto le gusta la bañera.

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com.es/

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