Ch-Ch-Ch-Ch-Changes…/ Crista Navarro


Por  Crista Navarro

    No he conocido otro año más cargadito de separaciones matrimoniales que este 2019 que nos termina de ocupar.

     Supongo que porque la mía ha sido una de ellas y no hay nada como verse en una situación para que todo alrededor se traduzca en lo mismo: Te duele la barriga, a todas tus amistades les duele la barriga. Te haces vegetariano, a la mayoría de tus conocidos les ha dado por lo mismo. Así va la cosa. Te divorcias, el mundo que te rodea se divorcia o está a puntico de hacerlo. Parece que nos tengamos envidia hasta de los sinsabores de esta vida nuestra, hay que joderse. Ante los tragos amargos, la mejor medicina es la desdramatización. A ver, que no es cuestión de ir por ahí como si fumáramos hierbita de la buena a todas horas, pero sí de verle las ventajas a los tropezones que se nos quedan metidos en esta muela agujereada llamada “existencia”.

    Como mujer más adentrada en la década de los cincuenta que de los cuarenta, debo decir que me gusta esta vida loca que estoy empezando a llevar. Y no, no me ha dado por salir hasta las tantas a garitos de música ochentera para relacionarme con personas en mi misma situación, líbrame Señor, que una ya no está para perder dos días en la cama a oscuricas por haber perdido una noche entre gintonics, chupitos de tequila y canciones de Rafaella Carrá. De entrada, he redescubierto los baños de espuma: esos en los que te plantas la copa de vino en el borde de la bañera y le has pedido a Spotify que Michael Bolton suene durante cuarenta minutos. Me río yo de la Joan Collins, Dios, qué gusto.

   También han vuelto a mi vida las cenas con amigos, esas en las que sí te dan las cuatro de la madrugada entre Lambruscos, cervezas, chocolate puro y más gintonics. Y charlas. Y carcajadas que te meas encima. Y picaresca típica de señoras de mediana edad, que es lo que somos. Otra vez qué gusto, mae mía…

   Y de nuevo he incorporado a mi vida el vicio de ver películas: una tras otra, hora tras hora, en modo temático. Si hoy me apetece thriller, me abono a Scorsese. O a Woody si tengo ganas de vivir una vida inestable y glamourosa por igual. O a de la Iglesia cuando me apetece cargarme al prójimo y no soy capaz porque me puede el sentimiento de no querer ir a la cárcel. Un lujo. Veo lo que me da la real gana. Por supuesto, me he borrado del fútbol. Lo sentí como una venganza, no sabría decir por qué.

    Hoy hablaba con una amiga de esas que adoras pero a veces te ponen de mala hostia. Me decía que este nuevo año yo iba a rehacer mi vida, porque iba a aparecer en ella “la persona”, esa que me iba a encauzar las emociones, a ponerme el cuerpo a punto y a darme la calma que estaba buscando. No, my dear.

    Mi vida lleva rehaciéndose ya varios meses. Mis emociones están perfectamente canalizadas, mi mente liberada de presiones y mi cuerpo a punto de encontrarse con un succionador de clítoris maravilloso, que para eso están los Reyes Magos. Para traérmelo, digo, no para que ellos me hagan el trabajo.

    Feliz año nuevo os deseo, pollos. Vamos a cocinar todos los huevos.

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