Elena Fernadez- Molina Echevarría….La aprovechada poesía del collage.


Por Cristina Beltrán

      Las personas venimos al mundo marcadas. Nuestros genes de padres, madres y ancestros influyen en nuestro genoma por mucho que nos pese o agilice la carga.

    Dicen que hay bebés que vienen con un pan debajo del brazo y otras vienen con cultura a raudales para disponer, eso no significa que nuestro propio existir se vea facilitado o sea una rémora, no, simplemente es así, cada una después desarrolla sus propias aptitudes y hay infinitas variantes que lo demuestran.

      Elena nació en Guadalajara a final de los años 50,aunque hace años reside en Zaragoza. Sus inicios en el Collage fueron en Palma de Mallorca, donde pasó su adolescencia, rodeada de una familia numerosa en una casa grande llena de libros y obras arte por todas partes, también tenía un jardín para esparcirse, aunque entre tanta gente, y tanta cultura no es extraño que eligiera visionar innumerables catálogos de artistas. Recuerda haber visto obras de Marcel Duchamp y Man Ray entre otros, algunos con imágenes de ésta técnica que tanto la atrae. Su padre, Antonio, un excelente artista plástico, poeta, escritor y convertidor de sueños, su madre Josefa, experta en hacer cabriolas para la supervivencia de la extensa prole de las seis niñas, paciente apoyo y sustento familiar. Ellos impregnan su forma de ver la vida y el arte

     La producción de arte en muchas ocasiones, se somete al lugar donde se habita, a lo que se tiene más a mano, a lo que sirva para expresarse, cualquier cosa puede ser utilizada para crear, si además añadimos que no ocupa demasiado espacio, el collage es ideal por el aprovechamiento y reutilización de imágenes y materiales.

    Nuestra artista aunque estudió medicina y ha ejercido de médica, aprendió y asistió a clases de distintas especialidades en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza. Realiza automontajes o collage de forma autodidacta desde hace varias décadas.

     En 1987 comienza a exponer individualmente su obra en la sala M-tro de Zaragoza, vendrán otras muestras en la sala Barbasán, Torrenueva, Diputación General de Aragón, sala Rex en Valencia y otras en Zaragoza. Participa en exposiciones colectivas en Madrid, Zaragoza, Guadalajara y Milán.

     Ha utilizado el collage para realizar objetos poéticos, revestir botellas, crear cajas con paisajes y personajes, si bien ha sido el collage con papel lo que ha constituido su obra mayoritaria. Es autodidacta en esta técnica, creció en un ambiente artístico y tanto ella como sus hermanas han mostrado siempre una importante predisposición a la creación. Ella dice que el collage es una técnica que le brinda hallazgos impresionantes, está llena de posibilidades, imágenes de ensueño se hacen factibles y permite reciclar: de una revista que está en la basura se puede sacar una obra de arte. Esta oportunidad le gusta mucho.

    Reconoce que el collage es un poco la Cenicienta de las artes, como lo fue durante mucho tiempo la fotografía, pero sigue creyendo en su potencial. Sus collage cuentan historias generalmente intensas, pero alejadas de lo que sería un mundo sórdido o cruel, son más bien la manifestación de un halo misterioso donde la persona se encuentra inmersa, tiene mucho de ensoñación y poesía o al menos eso pretende. Las temáticas han ido cambiando a lo largo de las distintas etapas: ha realizado paisajes y algunas composiciones abstractas. En este momento le interesa introducir personajes para aumentar las posibilidades de interpretación y otorgar una mayor riqueza a la “historia”. En ocasiones, gusta de mezclar obras de arte clásico con fragmentos de un mundo imaginario, incluso futurista.

    Su objetivo es continuar investigando en la técnica. Recientemente ha expuesto parte de su interesante obra en la sala de los locales de la Asociación de Vecinos Lanuza Casco Viejo dentro de la programación del grupo “incognitus” una antigua bodega habilitada da pie y soporte para admirar y disfrutar del arte. Los lugares alternativos nos acercan al disfrute de la plástica sin parafernalia protocolaria, a pie llano para degustar arte y contemplarlo o adquirirlo.

     Elena llena de ojos algunas de sus composiciones, unos ojos que nos observan al tiempo que forman parte de una obra y son observadores, trabaja la ambigüedad, la ambivalencia, pero fuera del canon, saca de contexto sus recortes para formar una única pieza, se multiplican los elementos como si fueran módulos para componer una historia en cada obra, no sé si podría catalogarse como surrealismo honírico o extraña e irónica poesía visual, en todo caso te sumerge en una historia para desenmarañar, sus collage son enigmáticos y extraños, además, un divertimento imparable que la aboca a expresarse. Una urgencia de mostrar, un grito petrificado y constante alusivo a nosotras mismas.

    No suele hablar mucho, sus figura es más bien pequeña, como sus ojos, pero trabaja sin parar y ya no tiene prisa, vive acomodada bien acompañada y querida, al margen, con una agenda tranquila pero bien surtida de actos culturales, le gusta el cine y las historias bien contadas. Sueña o imagina algo que trata de plasmar utilizando las imágenes encontradas en cuché, la basura hace magia, sí pero solamente si se sabe trabajar como ella lo hace. Abocada voluntariamente a confeccionar, coser, pegar de forma irresistible, no hay pretensiones, no importa el resto del mundo ni las vanguardias, hay necesidad de expresión utilizando lo que tiene a mano.

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