Jornada contínua  y sus consecuencias

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Por Jesús Salido Navarro
Presidente de CEAPA
Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado

     Hace  décadas que en varias comunidades autónomas, existe  la posibilidad de modificar la  jornada escolar pasando a un modelo que ha sido asumido por las  familias de forma que a día de hoy un buen número de ellas es el único que conocen y  han  adaptado sus horarios y los ritmos de sus hijos e hijas  a una dinámica que condensa las clases lectivas por la mañana y los numerosos deberes para complemento de  las tardes libres.

    Las federaciones y confederaciones representantes de las AMPAs de la Escuela Pública, en las distintas comunidades autónomas están en contra de la jornada contínua , debido al modo en que se procedía al cambio de jornada, y por las consecuencias  que ha supuesto  este  horario tanto para las familias como para el alumnado, además de  poner en peligro puestos de trabajo, y servicios como el transporte, el comedor, las actividades extraescolares gratuitas, la socialización de las familias y de nuestros hijos e hijas,  la vida de las AMPAS, la participación… etc, en definitiva, servicios muy importantes (algunos todavía llamados complementarios) que contribuyen a configurar un  modelo de sociedad “en sociedad” y no en solitario.

    Son variados los argumentos que esgrimen los defensores  de la “libre elección” de jornada. Se dice que en otras Comunidades Autónomas llevan muchos años y no han vuelto a la partida, (En Canarias las familias llevan años pidiendo la vuelta a la partida),  también se dice  que no afecta a los resultados académicos, que   posibilita que las familias elijan libremente el horario que más les interese, argumento este último similar al esgrimido para defender la zona única o los conciertos educativos , basados en un  supuesto derecho a  la libertad de elección de centro.

   Sin embargo, la  jornada contínua, ha sido aprovechada por parte de  algunas administraciones educativas con visión ahorradora  para cuestionar y suprimir becas, comedores y transporte, llegando a darse el caso en alguna comunidad autónoma, en la que se exigía  estar escolarizado en un centro con jornada partida como requisito para solicitar beca de comedor, lo que generaba  un  aumento de demanda de centros privados-concertados, que apenas optan por este tipo de jornada, y  cubren  un horario que los centros públicos tienden a abandonar.

     Un efecto del cambio a la jornada contínua, es la disminución del número de comensales en los comedores escolares, lo que supone en muchos casos su cierre, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, y de un servicio que la Comunidad Educativa y las organizaciones de madres y padres exigen que se abran también fuera del horario lectivo para atajar el aumento de las cifras de pobreza infantil, y  garantizar una comida diaria a niños y niñas cuyo principal medio para conseguirlo  es a través del comedor escolar.

   Se argumenta que cada centro elige libremente el horario que más se adapta a sus necesidades, pero esa decisión se toma en un momento puntual por unas personas concretas que condicionan la jornada escolar a todas las familias que escolaricen en el futuro en ese centro.

   Sin embargo, es la Administración Educativa la competente para modificar las condiciones laborales de sus trabajadores y trabajadoras además de ser la responsable de determinar e implantar as condiciones necesarias para conseguir el éxito educativo de todo el alumnado.  La  iluminación, los espacios, la  temperatura, la  ratio…. etc., son factores que influyen en las personas que trabajan en los centros y por lo tanto en la calidad de la formación que recibe el alumnado. También son importantes los ritmos, los descansos, que configuran el horario  idóneo para conseguir el éxito escolar. En definitiva todos estos factores son muy  importantes  y es competencia de la Administración garantizar que se cumplen en todos los centros y no propiciar situaciones que generen  desigualdades.

   La jornada contínua va en contra del concepto y filosofía de “ Escuela Pública compensadora de desigualdades, medio de progresión social y vertebradora del territorio”, ya que uno de los argumentos más repetidos dice  que este modelo de jornada no influye en los resultados académicos, quedando en evidencia que la mayor preocupación de los defensores de este modelo de  horario es la formación curricular, los resultados de los exámenes, y  pasar de curso, argumentos que no concuerdan con los defensores de la Red Pública, que queremos un modelo educativo del siglo en el que vivimos con metodologías y expectativas acordes a nuestro tiempo,  donde las asignaturas no están supeditadas a la duración estricta de una clase magistral, donde se trabaja por proyectos, donde el alumnado no permanezca sentado, callado y atento, sino que  debe hablar, reflexionar, debatir, donde el comedor escolar forma parte del proceso educativo, donde las actividades complementarias son gratuitas, donde el alumnado  no debe pagar  clases particulares ni academias para realizar los deberes obligatorios,  los trabajos que no ha dado tiempo de realizar en clase, o para superar las pruebas extraordinarias de septiembre en lugar de  realizarlas en julio con clases de apoyo en el propio centro con su mismo profesorado.

    La jornada contínua entiende que una vez acabadas las clases, ya no es necesario que el alumnado permanezca  más tiempo en el colegio, dando la posibilidad a las familias de recogerle porque la función de la escuela ha terminado, y  puede completar su formación con todas aquéllas actividades que el sistema educativo aborda de puntillas (música, plástica, informática, idomas, deportes…) y que su familia puede pagar.

   Hay personas con visión particular, que cuestionan la visión global del movimiento asociativo de las AMPAs y federaciones,  pidiendo adaptación a los nuevos tiempos, sin embargo la desigualdad no entiende de nuevos tiempos, y se acentúa por momentos,  no debemos olvidar que se trata de proteger a nuestros hijos e hijas y de exigir que se garanticen sus derechos.

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