Memoria musicales: Gato Pérez


Por José Luis Cortés

     Tuve una relación tortuosa con Gato Pérez, el primer disco que me compré en Zaragoza, como no podía ser de otra forma en Linacero, fue el Atalaya de Gato Pérez y ahí empezó una historia heterodoxa de acercarme a la música, una cierta forma de poner coto a la anglofilia ya predominante.

 
José Luís Cortés

   Cómo rehusar a todo el inmenso caudal de la música cantada en español, al tremendo acervo latino que abarcaba desde todas las formas folklóricas al mas tremendo mestizaje, al rock en español, al flamenco y sus derivados.

    Gato Pérez es un gigante musical cuya figura crece día a día, un argentino llegado a Barcelona curtido en las filas del rock laietano mas correcto, ahí está su contribución en Secta Sónica. Cuando decidió grabar su primer disco en solitario, el brutal Carabruta, se puso en manos de Papa Cunill, un pianista gitano poseedor de un groove intensísimo y comenzó un camino de incomprensión y tozudez.

    Acudí a verlo unos pilares a la discoteca Papagayo, al llegar nos informaron de que había sufrido un infarto y no pude verlo en directo, ya no hubo opción, ni volvió a Zaragoza ni la parca le dio respiro

    Gato querido,Gato, inmenso Gato, cada vez que escucho su voz me pone bien. No lo dudes contra la depresión, Gato

     El video que cuelgo es toda una declaración de intenciones y filosofía vital, se fuerza la máquina

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