Tres cuentos, dos cantos.

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Por Daniel Clemente

   Una niña de 7 años prepara una lista de canciones que le gustan para hacer copias en Cd, y agasajar con ellas a sus amistades invitadas a su octavo cumpleaños.

   Su tía, que tiene buena mano para el dibujo, el coloreado y otras artes, diseña portada y contraportada. La selección se abre con los Kinks, sigue con The Ramones, pasa por Alaska y acaba con The Clash. Me encantaría ver las caras de sus amigas cuando disfruten en sus casas de una audición tan cuidadosamente preparada.

    Una a una, fotografiar las caras en mi memoria de esas criaturas afortunadas. ¡Qué buena amiga!

    Un señor de unos cuarenta años se encuentra por la calle con un viejo conocido, se saludan efusivamente, con abrazo y suaves palmadas nada aspaventosas. Ventosas necesito, dice uno de ellos, para desembozar los oídos, agredidos durante media hora por los ocupantes de la mesa de al lado en el café, que hacían sonar a través de un teléfono móvil un ruido ininteligible pero irritante. Tan irritante o más que la repetición del sonar de un sónar. No te preocupes, contesta el otro, precisamente la zona es ventosa, pero sin festivales, puedo regalarte silencio, esa es mi actividad actual, estás invitado a una sesión de escafandra. ¡Qué buen amigo! Justo en ese momento un frenazo de autobús y una máquina irónica, que ruidosamente a gasoil mueve aspas de molino y luce un escrito en el que pone Zaragoza limpia oculta sus palabras. unos instantes más tarde se escucha…

   Querida escafandra: te espero.

   Seguramente ya lo he dicho antes, la Música es la combinación de silencios. Así lo dijo el Maestro Rodrigo y así seguramente se lo enseñaron, aunque mucho tiempo después en los libros de Teoría de la Música la definición dijera y aseverara que es la combinación de sonidos. El debate no está servido, pero sí, se hacen experimentos con frecuencia, con demasiadas frecuencias, y hay que virar a menudo para no vezar ni viciar al oído.

   Es el momento de continuar con mi silencio. Administra, busca el tuyo, combina, Convendrás contigo y dirás: ¡Qué buen amigo!

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