Poemas apócrifos (2010-2020)


Por Édgar Valdemar Rojo

                    I

Cuando las fronteras no compartan tu silencio

y los mensajes entren en el secreto

de la oscuridad,

habrá un cielo sin preguntas

en paisajes de vértigo,

sobre la cumbre del comienzo.

Caminaremos sobre el fuego

y el agua sin morir

de vida en el regreso de la verdad.

No habrá espejos que sonrían a la nada,

la sombra de nuestra ausencia

no será la canción del olvido.

 

Tu cuerpo será la verdad

de las naciones.

Tus besos la sangre de realidad

que conducen a la música.

              II

Oscuro, dime si la luz murió

en las noches edificadas

sobre los escombros sin cuerpo

de un mañana melancólico

de amanecer.

 

Tiempo, cuéntame la verdad

de todos los engaños,

la necesidad de abrazar la luz

en los siglos de invierno

nacidos del instante de la nada.

 

Muerte, vivo tras tus ruinas

sin sueño,

necesito respirar deseos,

renacer desde tu olvido.

 

 

                    III

Cuando todas las palabras se borren

en el texto último,

aquel que nos dice

lo que solo fue escuchado en la ausencia,

lo que con la tinta de la nada

reescribe el absurdo de nuestra ficción.

 

Cuando todos los silencios

se escriban en la realidad primera,

aquella que calla

lo que fue gritado a los pueblos,

lo que con la imagen de la vida

borra el sentido de nuestra realidad.

 

El secreto  no nos retendrá en el universo

de una gota ahogada,

en el mar de un océano de preguntas sin voz.

La verdad será una ola de irrealidad

sometiendo a la vida

a las aguas de un río sin regreso.

 

El amor no nos hará vivir

en la lágrima del tiempo,

gota que no amará al desierto del ayer.

El olvido no será la llama enfrentada

con el paisaje de lo que fueron los sueños,

abandonados, su mitad despoblada

de ruinas vacías y diálogos de sombras.

                              IV

Buscador de huellas en la nieve de los instantes.

Fugitivo de estrellas en la oscuridad del silencio.

Creador de realidades en el sueño de la memoria.

Navegante de ausencias en el océano del abismo.

Actor de realidades en el escenario del deseo.

Personaje de un sueño en el teatro de tu cuerpo.

                   V

Una palabra de agua

que se hunde en el mar

no llegará a la costa

que se cubre de silencio.

 

La tormenta de los días

inundará los restos

del naufragio de la memoria.

El sol de los deseos repetirá

la sombra de las horas

que incendiaron este olvido.

 

El amanecer del invierno

viajará al calor de tu cuerpo,

La nieve de todas las distancias

cubrirá de ausencia

la tierra de tu cuerpo.

Habrá un lugar para otras distancias,

nuevos mares para el mar de otro deseo.

 

                           VI

Abro los ojos del movimiento

con la luz del tiempo

que vive en el viaje de la sombra.

 

Persigo la sombra de lo eterno,

bajo el hundimiento

del cuerpo de la memoria.

Sigo su piel de agua

en el mar de un pensamiento

captado en la inmovilidad desnuda,

camino hacia el vuelo

de paraísos fragmentados

por la gloria de la muerte.

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