Por Antonio Cerrillo
Forestalia promueve una inversión de 7.000 millones de euros para abrir tres corredores y llevar a Catalunya nueva energía de origen renovable de Aragón.
El programado cierre de las tres centrales nucleares de Tarragona y las dificultades con que tropieza la construcción de nuevas plantas para la generación con fuentes renovables (solo se ha colocado un molino de viento en 12 años) dibujan un escenario incierto para la producción eléctrica generada en Catalunya.
Las tres nucleares tarraconenses –la última de las cuales debería cerrarse en el 2035– aportan ahora el 55% de la demanda eléctrica, lo que explica la necesidad de anticipar con tiempo la respuesta a las nuevas necesidades. A todo ello se suman las incertidumbres creadas por el pacto de gobierno entre ERC y Junts, considerado por las empresas del sector en Catalunya como una “moratoria encubierta” a las grandes instalaciones.
La borrosa fotografía del futuro energético en Catalunya emerge en plena transición energética en España, y cuando las fuentes renovables (unas de las recetas ineludibles para reducir las emisiones de gases y combatir el cambio climático) han cobrado un inusitado impulso en los últimos tiempos. Las políticas sobre energía y clima europeas (derivadas del Acuerdo de París) son la gran palanca de descarbonización de la economía, en un contexto en que las energías verdes (eólica y solar fotovoltaica) son plenamente competitivas y ya no requieren las antaño (muchas veces) denostadas primas para su funcionamiento.
La compañía aragonesa se postula para atender las nuevas necesidades energéticas catalanas
En este tablero, aparece como protagonista una empresa, Forestalia, que ha presentado un ambicioso plan para dar respuesta a los retos pendientes; su plan persigue cubrir (principalmente con nuevas fuentes renovables radicadas en Aragón) las necesidades del futuro en Catalunya. Los grandes rasgos de esta iniciativa han sido dados a conocer o se difundirán a diversas instancias económicas (Foment, Pimec, sindicatos…)
El llamado proyecto Sputnik prevé una inversión de 7.000 millones de euros hasta el 2026 y consiste en la construcción de un centenar de parques eólicos y fotovoltaicos en Aragón (7.300 MW de potencia), ahora en tramitación, con la mirada puesta en el suministro a Catalunya, para lo cual se abrirían tres nuevos corredores de líneas de alta tensión. Desde las tres provincias aragonesas, la energía generada sería transportada, a través de estas líneas (220 y 400 kV), hasta los centros de consumo en Catalunya.
La llamada línea de Isona (1.099,25 MW) conectaría los centros de producción de Zaragoza y Huesca con las comarcas leridanas del Pirineo. El tendido central por Pierola-Rubí y Can Jardí (3.660,34 MW) daría suministro desde Zaragoza y Teruel a la región de Barcelona. Y un tercer corredor, a través del itinerario Begues-Garraf-Castellet y Penedès (con 2.537,03 MW) enlazaría desde Zaragoza y Teruel también con la zona central de Catalunya.
El 90% de la potencia instalada se sitúa en instalaciones de Aragón; y también el 90% de esa electricidad correspondería a eólica (y el restante, a fotovoltaica).
Los promotores de esta iniciativa parten de la base de que Catalunya ha iniciado la cuenta atrás para saldar sus futuras carencias de instalaciones de energía eléctrica; y que, aunque se prorrogue la vida de alguna nuclear, el bloqueo a las renovables en esta comunidad ha adquirido tal magnitud que obliga a acelerar el desarrollo de proyectos desde el exterior.
El bloqueo a la energía limpia en Catalunya abre las expectativas de generarlas en el valle del Ebro
La valoración en amplios sectores es que Catalunya va a necesitar energía que no va poder cubrir en cinco, diez o quince años. Podrá desarrollar instalaciones eólicas y fotovoltaicas, pero no a la velocidad que se requiere. Y es ahí donde surge la posibilidad de una asistencia desde Aragón.
“Aragón ofrece muchas posibilidades para atender esta demanda futura. Tiene territorio, recursos energéticos y la gran ventaja de que está cerca de las zonas de consumo”, señalan fuentes de Forestalia, empresa que en pocos años se ha convertido en una referencia en el sector.
De esta manera, surge un escenario inusitado. Las necesidades de abastecimiento de Catalunya podrían ser cubiertas con recursos de la comunidad vecina. “Con el cierre de las nucleares, Catalunya perderá más de un 50% de su producción eléctrica. Y la eólica y la fotovoltaica representan menos del 7% de la producción de electricidad”, recuerdan los portavoces de Forestalia para dar cuenta de las necesidades futuras.
El despegue de las renovables en Catalunya, en jaque
Por Antonio Cerrillo
El plan comporta la construcción de líneas de alta tensión de propiedad y uso privado. La legislación permite la construcción, financiación y ejecución de líneas privadas de evacuación de generación, mientras que Red Eléctrica de España, operadora del sistema eléctrico, es la que debe autorizar en cada instante esa conexión de la electricidad producida a los nodos y las subestaciones. Dado el actual colapso de los puntos de evacuación con Aragón, los informes de viabilidad de acceso de Red Eléctrica de España harían necesario reconducir toda la electricidad generada en Aragón hasta los puntos que dan acceso a Catalunya.
Pero, ¿quién es este nuevo actor, Forestalia, la empresa que lanza esta propuesta? Forestalia ha cobrado un gran protagonismo al adjudicarse buena parte de las dos subastas lanzadas por el gobierno central en los años 2016 y 2017 para promover la instalación de fuentes renovables.
En sus proyectos, la empresa aragonesa ha impuesto un modelo en el que los parques son promovidos sin ningún tipo de subsidio o prima, y se beneficia de una energía verde que abarata el recibo de la luz transportada hasta los lugares de consumo, mientras que promueve proyectos en los que suele recurrir a alianzas con otros socios (tecnológicos, empresariales o financieros) que intervienen en el capital. Los 2.000 MW que se adjudicó la firma en los años 2016 y 2017 están ya hoy operativos.
Su fulgurante irrupción se produjo en el 2016, cuando se hizo con el 60% de la energía eólica en liza (300 MW) y el 50% de biomasa (108 MW). Y al año siguiente se adjudicó otros 1.200 MW eólicos y 316 MW fotovoltaicos. Mediante posteriores acuerdos de venta y desarrollo, Forestalia ha dado entrada luego en los parques eólicos a otras empresas, como General Electric, Engie, Repsol o los fondos de inversión Mirova (francés) o el Copenhagen Infraestructure Partners (danés). La empresa es un grupo centrado en las renovables (eólica, fotovoltaica, biomasa), nacido en el 2011 en Zaragoza y presidido por Fernando Samper Rivas, fundador del grupo.
Los promotores esgrimen el aval que le ofreces una energía renovable cada vez más competitiva, frente a la nuclear, teniendo en cuenta que esta ultima tecnología tiene como telón de Aquiles unos “costes ocultos” que solo afloran cuando se considera la gran factura que supone la gestión de los residuos radiactivos (que hay que confinar durante cientos de años).
Los bancos se muestran receptivos a este tipo de propuesta de financiación, ya que ya han visto la viabilidad de estos proyectos. “No tenemos los 7.000 millones de inversión, pero sí contamos con la gente que nos la ponen en la mesa, y lo puedan hacer al minuto siguiente de que se acuerde”, señalan fuentes de Forestalia. Fondos de inversión y grandes empresas podrían participar en esta iniciativa en la que cabe la opción de financiación mediante proyectos que se vehiculan bajo contratos privados (PPA) entre la empresa propietaria y clientes finales como modalidad para concretar el suministro.
Dentro de esta estrategia flexible, Forestalia presenta también su iniciativa como una posibilidad de colaboración entre Aragón y Catalunya, donde existen grandes focos de consumo de electricidad (como los del sector porcino), y se muestra abierta a que las instituciones catalanas puedan compartir y colaborar en sus planes.
“El viento está en el valle del Ebro”, proclaman. La frase resume la constatación de que el recurso eólico en la cuenca del Ebro es abundante. Aragón, una tierra despoblada y de tierras yermas, el exponente de la España vacía, se presenta ahora como una comunidad privilegiada exhibiendo recursos antes ni considerados (viento, sol) capaces de ofrecer electricidad a precios competitivos. La jugada está pensada a largo plazo para sacudir el enrocado tablero de la energía en Catalunya.
Impactos socioeconómicos: Una renta garantizada 30 años
La intención de Forestalia es presentar una propuesta económica a las zonas del territorio por donde discurrirán los tres corredores de alta tensión, a los que se compensaría con una renta superior a la que obtienen los propietarios por la PAC o el arriendo por cultivos de secano. Esta renta podría quedar estipulada en una determinada cantidad de euros por hectárea al año durante los 30 años de la explotación. “A esto habría que sumar la ayuda financiera que supondría para los ayuntamientos”, añaden las mismas fuentes. “No son expropiaciones; prometemos diálogo y máxima sensibilidad y respeto al medio ambiente”, dicen. El proyecto (7.000 millones de euros) daría empleo a unas 35.000 personas durante cuatro o cinco años, mientras que en la fase de operación requeriría unos mil trabajadores durante 30 años. El ahorro de emisiones se ha cifrado en 5,03 millones de t de CO2 al año. La contratación de proveedores locales (de ingeniería y medio ambiente) sería otro efecto beneficioso.
*Antonio Cerrillo: Periodista especializado en medio ambiente en La Vanguardia. Premio Nacional de Periodismo Ambiental 2004. Coautor del libro Periodismo ambiental, análisis de un cambio cultural en España.
Publicado en: https://www.lavanguardia.com/economia/20210620/7542722/dependencia-renovables-catalunya-aragon-forestalia.html#foto-2