Giorgio de Chirico en Caixaforum Zaragoza


Por Eugenio Mateo

    Los pomposos títulos como el de Pintura Metafísica  son uno de tantos conceptos que acaban engullendo a su inspirador.    
   El artista italiano nacido en Grecia, Giorgio de Chirico (1888-1978), es uno de los grandes del arte universal, sin embargo, su trayectoria genial es atribuible a su experimentación con la pintura en el periodo que va desde 1909 a 1914. Tal es su estilo en ese periodo metafísico, que su influencia en el nacimiento del Surrealismo es notoria. Después, se acerca al realismo, es duramente criticado por los surrealistas, y su pintura pierde interés y éxito, y aunque no obstante siguió trabajando hasta su muerte a los 90 años, gran parte de su producción no daría para merecer su prestigio.

    La exposición: El Mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o Realidad, que se inauguró el 14 de marzo en el CaixaForum de Zaragoza ofrece la posibilidad de ver 60 obras, pinturas y esculturas, en la que los periodos saltan del retrato a lo neo barroco; del costumbrismo a lo neo metafísico; del paisaje al neo clasicismo. Una mirada atenta acerca a reconocer hasta descuido por la técnica en algunas. Todas provenientes de la Fundación de Chirico, que regenta la familia del pintor.

   De Chirico se copia a sí mismo a partir de los años 70, efecto probable de la larga carrera y de lo comercial. No deja de  ser reseñable la importancia que concede copiarse a uno mismo cuando lo normal es copiar a otros, pero, entre tanto, podemos ver obras, que si hubieran sido expuestas bajo otra autoría, habrían pasado desapercibidas. Lamentablemente, son muy pocas las que pertenecen a sus primeras décadas. Así, la muestra se muestra abigarrada, más bien una colección que se pretende revalorizar monetariamente por parte de la Fundación que gestiona los derechos del artista.

   Aún así, tener en Zaragoza la obra de De Chirico es una gran ocasión para ver sus luces y sus sombras. Las mismas que hacen que un genio se convierta en mortal.

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