Sobrevivir al infierno


Por Javier López Clemente

       Dante Alighieri escribió «La Divina Comedia» en el primer cuarto de siglo XIV como la narración de un viaje que comenzó a las puertas del infierno bajo una inscripción que decía “Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis”.

     Cuando las autoridades fascistas italianas entregaron a Primo Levi a la Gestapo alemana en febrero de 1944 porque era judío, y por tanto le correspondía la deportación y la muerte, el joven químico no podía imaginar que aquel viaje lo llevaría hasta las puertas del infierno situadas en campo de exterminio de Auschwitz y que sería capaz de sobrevivir.

    Primo Levi escribió «Si esto es un hombre» en 1946, y en la presentación ya advertía “que ninguno de los datos ha sido inventado”. Seguramente es un aviso necesario porque cuando te sumerges en su testimonio, lo primero que llama la atención es el tono neutro y objetivo con el que describe todo tipo de atrocidades, y la inexistencia de expresiones de odio, rencor o deseo de venganza. Sin embargo Levi confesó en 1976 que su abstención a la hora de juzgar explícitamente lo ocurrido no había que confundirla con el perdón, porque él no estaba dispuesto a perdonar a ninguno de los responsables, a menos que hubiera demostrado con hechos que habían tomado conciencia de las culpas y errores del fascismo.

     La dirección de Mario Ronsano acierta cuando pone todo el empeño en conseguir que todas las palabras se perciban exentas de rabia, limpias de venganza y con una dicción quirúrgica que recoge la esencia del mensaje que quería transmitir Primo Levi mediante un diseño espacial muy concreto y utilizando tres lenguajes diferentes.

    El espacio escénico atiende a la sensación que tuvo Cuando Primo Levi accedió al campo de exterminio, sintió que el infierno era una sala grande y vacía. El espacio escénico responde a esa sensación mediante una caja aséptica de paredes blancas y neutras que aumentan la sensación de encierro, un espacio que mutará al compás de las palabras del autor mediante proyecciones visuales tan sobrias como eficaces y un audio que eleva la tensión narrativa para subrayar el mensaje esencial: Lo importante de esta historia es comprender que el peligro sigue ahí, agazapado, esperando a que el olvido de una sociedad desorientada ponga el viento a su favor.

    Mariano Anos sustenta su interpretación en un tono comedido que, centrado en la contención gestual, nos regala un excelente trabajo vocal que recorre tres formatos diferentes. El primero recuerda la tradición oral de contar la peripecia más importante de una vida, esas historias familiares que solo se pueden contar en un ambiente de confianza sin fisuras y que, por mucho drama que contengan, siempre se perciben con la tibieza de los cuentos que brotan al calor del hogar. El segundo conecta directamente con el hecho físico de un personaje leyendo en escena, una acción que transmite la idea de que lo realmente importante es la huella documental, dejar constancia negro sobre blanco de los acontecimientos dignos de ser recordados con fidelidad histórica. El tercero es la presencia del recuerdo que nace en la memoria y ocupa un espacio permanente en el pensamiento. La representación teatral de esta idea es posible gracias al uso de la tecnología y así, las palabras de Primo Levi nos llegan filtradas por una cámara de video y una postproducción que proyecta la imagen del personaje con un pequeñísimo retraso, una disfunción mínima que nos advierte del capricho del recuerdo que, si bien forma parte esencial de cualquier historia, también requiere una percepción diferente que tenga en cuenta su grado de elaboración posterior.

      La representación mantiene a toda costa el estilo sobrio, casi de inventario de la obra original, una decisión estética que asume la posibilidad de que la emoción no estalle, y que el testimonio se perciba en su faceta estrictamente ética que, antes de dirigirse al corazón, tiene como objetivo un impacto intelectual sobre lectores y público para que no se repita el horror de Auschiwitz recurriendo al único camino posible: Evitar el olvido definitivo de los muertos.

«Si esto es un hombre»

Producción: Factory Producciones e Ideando Teatro. Autor: Primo Levi. Adaptación: Domenico Scarpa y Valter Malosti. Versión libre y actor: Mariano Anos. Dirección: Mario Ronsano. Escenografía: Antonio de Clemente. Espacio sonoro: Javi Lobe.

28 de noviembre de 2022. Teatro Arbolé.

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