Por Susana Vacas
Es lindo ser de provincias. No te comes todo el humo de las grandes urbes, no te estresas tanto como en aquellas, la gente es más amable, salir de copas más barato, el cine también, el teatro…
Y luce más el sol.
¡Mentira! Mentira todo salvo lo último, porque aquí gracias al cierzo todavía podemos ver el sol. Pero el resto de mitos sobre las bondades de las provincias… ¡ja!, me río yo de ellas.
Estrés por estrés, el de Zaragoza es tan o más grande que el de Madrid o Barcelona, el tráfico, peor incluso, la amabilidad pues ¡ejem!. Irte de terracitas supone empeñarte, y de tapas ya no digamos, no porque los precios suban y suban sino porque lo que baja y baja son los sueldos (si existen, claro). Y llegamos al tema de los espectáculos, la cultura con perdón.
A duras penas los privados mantienen algún acto o evento y las instituciones si lo hacen es pro-candidatura 2015 y todo consiste en la participación ciudadana. Y sí, me río yo de ella, siendo yo parte de esa ciudadanía. Participaré en algo o no, pero tendrá que haber ese algo, ¿no?.
Sin propuestas, así andamos.
Y en eso estamos también a nivel cinematográfico, plástico, teatral… Todos intentando hacer piña para que no nos tumben. ¡A las barricadas! Cogemos al vuelo pelis que sobran para poder estrenar o hacer algún ciclo barato, y las obras de teatro en sus “tournées” por el país recaen acá en condiciones mínimas… con unos precios que no están en sintonía. De hecho Hoy no me puedo levantar no baja en butaca de patio de 55 eurazos. Todo el mundo lo baila pero llenarlo llenarlo… pues tampoco. Así que ánimo, si Mecano no llenó, si Amargo (o la caricatura de Amargo, que es lo que es su último espectáculo) tampoco, no es de extrañar que La Mov no se prodigue mucho. Eso sí, no me huele muy bien que el público se entregue por igual a todos ellos.
Un poquito de por favor, señores. Cultívense, riéguense. Exijan y exíjanse…
