Italia: Raleas

 

Por José Juaquín Beeme

      Rímini pescadora, una noria panorámica cierra tu canal batido por viento levante. Rímini playera, hotelillos semivacíos y colonias abandonadas recuerdan tus años de boom y estabulamiento.

Por José Joaquín Beeme
Corresponsal del Pollo Urbano en Italia
http://latorredegliarabeschi.googlepages.com

        Rímini romana, tu puente tiberiano cumple dos mil años bajo un tráfico imposible. Rímini del arte, ferviente en tu primera bienal del Dibujo, tus mejores palacios tomados por las más ingeniosas tintas del globo, donde has puesto a soñar, al arrimo de Fellini, una Pensión Oniria con los sinuosos fotogramas de Toccafondo, al marinero sinvergüenza de Hugo Pratt con los grafitos borrados y reborrados de Kentridge. Rímini, oh dolor, con tu fundación dedicada al maestro a punto de desaparecer por el mayor enemigo de los sueños: la avaricia. Nació por expreso deseo de la hermana Maria Maddalena y del Ayuntamiento de la ciudad, a dos años de la muerte de Federico, y se proponía como centro de estudios en torno a la documentación original —películas, guiones, fotos, carteles, dibujos, cartas—, emprendía ciclos y restauraciones, editaba la revista de investigación Fellini Amarcord, otorbaga los premios Fellini (el primero, a Scorsese; el último, a Terry Gilliam) y llegó a publicar en facsímil El libro de los sueños, pero tras recorrer diversas sedes (casi has perdido la cuenta) y quedar reducida a asociación, sus trabajadores se han ido al paro y ahora mismo la están liquidando. Meollo del asunto: la periodista Francesca Fabbri, que se reclama única heredera de sus tíos Chicco y Getta (Giulietta Masina), registró el uso de la marca Fellini en exclusiva y no permite hacer ni deshacer sin su permiso y, lógicamente, su generosa comisión. Mientras la web fundacional languidece como mero testimonio de lo que pudo haber sido, ella ha lanzado un desordenado blog descaradamente autorreferencial, lleno de fotos con famosos pero clamoroso de nulidades: una revista inexistente, el anuncio de un documental nunca producido, eventos como un homenaje a Nino Rota en petit comité y, en la sección de publicaciones, el libro de recetas de su madre. Un fotógrafo de moda, tal Graziano Villa, convertido en su amante y portavoz, la empuja a exigir más tajada cada vez que se negocian los derechos del nombre registrado, de manera que 2013 habría sido, implicadas las instituciones de la Romaña, el Fellinianno y, sin embargo, todo transcurrió entre litigios y momentáneas treguas. El último descaro, ay Rímini de buenas y afabilísimas gentes, es querer comprar el paquete de memorabilia por unos cientos de miles de euros: para explotar a placer un patrimonio —such stuff as dreams are made of— que ha entrado, por derecho, en el dominio público.

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