El mes en el que comenzó la cuarenta


Por Cristina Beltrán

    Difícil situación para el mundo mundial. No vale la pena utilizar espacios para hablar de lo que un sinfín de personas expertas en el tema ya nos han recalcado, ni hacer más gorda la bola de bulos que sobre el virus corre,…

…prestar atención a las oposiciones gubernamentales es patético y corroborar que cualquier excusa es buena para utilizar los lenguajes de guerra, resulta bastante triste.

    Para la libertad no me faltan razones, ni imperios, ni misiones. Para la libertad tengo memoria, manos y criterio. Vamos a hacer nuestras estas consignas.

    El privilegio de muchas, ahora más si cabe, debemos agradecerlo, basta con observar las fronteras a donde se hacinan “las otras” las personas desposeídas, las gentes que huyeron de guerras con oscuros intereses, con cuerpos sin libertad, sin ventanas, con alambradas de incomunicación, con la indiferencia del resto del mundo.

   En mi ventana veo pájaros, pocos pájaros, pero los veo. En mi ventana brilla el tiempo, aunque no haga sol. En mi ventana siento el fresco y el rumor.

   Tengo varios libros entre manos, y hago teletrabajo, el tiempo lo ocupamos de mil maneras distintas, de modo que no me queda mucho para hacer caso de todas las noticias catastróficas que pululan por las redes, los primeros días llegué a estresarme con tanto vídeo de bulo y tanta sorna vírica. Ya paso.

   Las manos me llevan al teclado negro, negro teclado. Las manos me disparan a la acción. Mis pies marchan por toda la casa. Mis pies caminan en lugares seguros del barrio.

   Las consecuencias de este virus marcarán un antes y un después, esperemos que para bien. Las personas mayores y los niños dan muestra de adaptarse a las situaciones difíciles, en muchos casos más que la gente en edad de producir.

   Mi cuerpo está limpio por el agua corriente. Mi cuerpo se viste con ropas elegidas. Mis ojos acarician lecturas interesantes y necesarias. Mis ojos se derriten mirando pantallas de actualidad.

   Es curioso y a tener en cuenta las redes de solidaridad que se van formando, la adaptación a los cambios y socializar en red, habrá cuestiones al salir de esta que podremos aprovechar para el futuro, porque el futuro ya va a resultar incierto con este tipo de amenazas.

   Los labios poderosos pueden modular emotivos sentimientos. De mi boca emergen ideas y palabras familiares. Me comunico con el cerebro, al servicio del corazón y desde el estómago arranca la impotencia. La impotencia de un grito desmedido que no encuentra motivos para ser indiferente. Indiferencia ante el mes en el comenzó la cuarentena, nadie.

  ¿Abatimiento?, ¡tampoco! La fragilidad de la humanidad está en evidencia y estocada.  Parece que, por fin, encuentro una conexión entre nosotras …la impotencia y la esperanza.

    Ahora crece el valor de lo próximo y la importancia de los sectores primarios en los territorios donde se precisan, ya no sirve la desubicación en paraísos fiscales a donde la economía barata hace mella en las personas más desfavorecidas y en situaciones como ésta los abastecimientos se quedan por el camino o al uso de sectores dudosos. Ha regresado la primavera de repente, sin saber que no podemos  disfrutarla plenamente, pero ahí está.

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