Reflexiones, inflexiones y flexiones / Manuel Medrano


Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

   “Como esto de Zaragoza es algo así como una tierra inexplorada donde hay dragones, explico rápidamente la situación para los foranos…”

    Así comienza el texto que me remite mi amigo Paco, extraído de un foro, para explicar la situación en Opel España. Pero también, cambiando Zaragoza por Aragón, se podría aplicar la frase perfectamente. Lo que pasa en Aragón es algo muchas veces arcano para los aragoneses y completamente ignoto para los de cualquier otro sitio de España o del mundo.

   Así que en la mayoría de las ocasiones hay que ser descriptivo, más que otra cosa, y rogar porque en la descripción no te falten demasiados datos o perspectivas.

   Y la descripción empieza por la fuerte sensación de que, entre unas cosas y otras, desde la situación social hasta la interna de los principales partidos políticos, en Aragón y su capital llevamos en campaña electoral muuucho tiempo. Aunque falta, eso sí, definir bastantes cosas, aún en el aire, o eso parece.

   A lo mejor la primera no es quién es el cabecera de cartel y su equipo básico en cada opción de gobierno, regional, provincial o local. Sino quién penetra mejor, con sus propuestas y la imagen de sus candidatos, en el tejido social, léase, vecinal, cultural, deportivo, en fin, asociativo en general. Y quién recoge propuestas y tiene trayectoria para que esa recogida suscite la credibilidad en la ciudadanía de que serán tenidas en cuenta, que es por donde más recela el personal, un problema de confianza generado por largos años de experiencia frecuentemente frustrante.

    Supongamos que tenemos eso, candidatos y equipos con presencia social (no sólo política, ¡ojo!), experiencia y buena acogida en tejidos urbanos y/o rurales, así como en la sociedad más inquieta y activista, abarcando desde el currante de a pie al emprendedor productivo, especialmente el autónomo. Pues para un servidor, ese y no otro es el principio.

    Luego viene la elaboración de programas y candidaturas. No hablaré del segundo aspecto, que los nombres basta con que sean gente fiable, al margen de su sexo, edad u otra condición (diferencias que a veces se usan como excusa para trepar). Diré algo de los programas. Sí, eso que no se lee y en lo que pocos creen. Y diré que ni pueden ser generales (“la paz en el mundo”, “la reconciliación de los pueblos y sus gentes”…) ni chocar completamente con el perfil de los candidatos, tal que sea evidente que las personas propuestas no serán nunca capaces de ejecutar ese programa. Fiar a las estructuras regionales y nacionales de los partidos para el cumplimiento programático, pero obviando a quienes tendrán capacidades ejecutivas al efecto (los cargos electos) es una barbaridad cuyo coste llevamos pagando décadas.

   Y, por supuesto, habrá que reflexionar sobre lo hecho por cada cual en las instituciones, desde sus posiciones respectivas. Por favor, que alguien haga autocrítica alguna vez, aunque sólo sea porque la infalibilidad es un concepto muy superado, desde la extinción de las teocracias y las monarquías absolutas, al menos en occidente.

   No es tema menor valorar a quiénes se ha beneficiado o perjudicado con cada decisión política. Por ejemplo con algunas decisiones como el cobro del Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas (ICA), que perjudica y seguirá esquilmando con sucesivos recibos a vecinos de Zaragoza y PYMES asentadas en su territorio, pues esta exacción no es sino una forma más de ocultar el tremendo follón de la construcción de depuradoras en Aragón, del que no se han pedido las responsabilidades personales y políticas oportunas, como pasa mucho por aquí. Véase sino lo que sucedió años ha con el Auditorio de Zaragoza, que se nos dijo que iba a salir gratis y costó luego un auténtico dineral. O recuerden el asombro al ver en la prensa nacional, durante años, líos de ayuntamientos que cometían pufos y comprobar que no se publicaba ni una línea sobre el desvarío que tenía lugar en La Muela, un escándalo conocido por muchísima gente (a mí me contaba incluso detalles mi peluquero, que es de allí).

    En resumen, mi humilde reflexión es que las opciones políticas para las próximas elecciones autonómicas y municipales, deberían empezar a construirse por abajo, desde la ciudadanía de base, pensando y contando con ella. Que quizá es hora de romper, aunque sea un poco y progresivamente, con el encorsetamiento estructural de las formaciones de cuadros al uso, marcando una inflexión en este aspecto. Y que si se piensa que es muy conveniente (y al final se recompensa) ser flexible y reconocer los errores, lo cual da imagen de humanidad y proximidad, pues a ver si alguien lo hace, que echar marcha atrás es mejor que estamparse.

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