Por Manuel Medrano
A mediados de esta semana quedamos con Mariela, cita pospuesta durante mucho tiempo por unas razones u otras, para visitar su lugar de trabajo: el Estudio de Arte Área 2 (c/ Cortes de Aragón nº 29, bajo, de Zaragoza).
Allí trabaja, crea, realiza, planifica pero, también, enseña, pues dirige una academia donde se dan clases de dibujo artístico, cerámica, modelado, manualidades, técnicas de pintura sobre madera, tela y vidrio, policromados, restauración, acuarela, óleo, acrílicos, retrato, etc., según edades y gustos de los alumnos.
Nacida en Zaragoza, Mariela estudió primero dibujo, pintura y decoración en la Escuela de Artes Aplicadas de la ciudad. Después fue ampliando sus estudios profundizando en las técnicas del fuego, cerámica y esmalte sobre metales, especializándose al efecto en la Escuela de Artes de Llotja y en Massana. Posteriormente ha continuado su formación, en buena medida siguiendo la línea del arte en cuya factura interviene el fuego.
No vamos a relatar sus exposiciones en detalle porque son muchas, baste decir que su primera colectiva fue en 1991 y se inició en las individuales en 1997. En este blog nos hemos ocupado de, al menos, media docena de muestras en las que ha participado o que ha protagonizado, como las individuales “Hilvanando” (pulsa aquí) o “La Tierra es Redonda” (pulsa aquí) o la colectiva de este año con Seven Loft (pulsa aquí), grupo del que forma parte.
Muy activa en el movimiento asociativo artístico, es miembro de la Federación de Artistas ACEA (Cataluña), de CIDAE (Centro de Información y Difusión del Arte del Esmalte de Barcelona) y de laAsociación de Artistas Plásticos Goya-Aragón, la cual preside desde hace unos años.
Obras suyas forman parte de colecciones particulares e institucionales en Aragón, Navarra, País Vasco, Soria, Málaga, A Coruña o París (Colegio de España), entre otros lugares.
Mariela García Vives es esmaltista, escultora, pintora, trabaja el grabado y siempre con una impecable calidad técnica. Sus obras transmiten belleza y serenidad, trasladando estados espirituales de la autora al espectador. Sus creaciones, realizadas muchas veces con pigmentos naturales, son sencillamente deliciosas y, además de sus valores estéticos, son muy adecuadas para ubicarlas en un lugar donde los ojos puedan posarse periódicamente en ellas.
Así que, como decíamos al principio, María Antonia y yo nos fuimos a ver a Mariela, que una cosa es conocerla de antiguo y otra descubrir su Sancta Sanctorum artístico. Y allí nos mostró un precioso conjunto de sus obras, de variadas técnicas, series y contenidos, vimos sus herramientas y materiales, hablamos de los procesos y de los conceptos creativos. En resumen, una cita que ha tardado pero que ha sido muy enriquecedora. En todo caso, las imágenes y explicaciones que siguen ilustran y complementan todo lo dicho.