Impresiones de un viaje a Egipto.

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Por Gloria Cohen

    De pequeña siempre soñé con conocer las grandes civilizaciones de la antigüedad, quizás por la educación enciclopedista que primaba en aquellos años en la educación pública argentina.

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Gloria Cohen
Corresponsal del Pollo Urbano en Argentina

   De los asirios y caldeos es poco lo que queda en pie y además aventurarse por las lejanas tierras de la Mesopotamia antigua podría resultar casi suicida en estas épocas.

   Debido a unas vacaciones que me vi forzada a tomar en mi trabajo por cuestiones administrativas, busqué distintas alternativas de viajes y encontré una salida grupal a Egipto de dos semanas a un precio bastante accesible.

   No negaré que la posibilidad de viajar a Egipto me dio cierto miedito, pero luego recapacité que ningún lugar es seguro.

   Es que la inseguridad ya convive con nosotros en la Argentina. El mes pasado, una vecina de mi edificio en el barrio de Congreso me mostró una herida en su abdomen producto de “un puntazo de arma blanca” que le dieron dos jóvenes que salieron de un contenedor de basura para robarle dinero cuando ella salió a pasear a su perro a las 9 de la noche. Otras noticias que se escuchan por TV hablan de tiroteos en plena calle o en el subterráneo…  así que si algo me tiene que ocurrir, me ocurrirá, donde sea…

   Claro que había que pensarlo bien, antes de emprender un viaje a un lugar tan lejano como Egipto. Otra alternativa era ir a una posada-spa en la Provincia argentina de Córdoba y realizar allí un tratamiento para adelgazar, dado que estoy ligeramente excedida de peso. Solicité cotización y… mayúscula fue mi sorpresa cuando el precio por una semana en la posada-spa y sin pasaje incluido casi igualaba a dos semanas en Egipto con billete aéreo hasta allí, hoteles, guía turístico, excursiones, crucero por el Nilo y comidas incluidas.

   Otra paradoja de la Argentina…. los precios internos son caros y conviene viajar al exterior.  Esto para quienes tienen la posibilidad de viajar, en un país con un 32 % de pobreza no todos pueden hacerlo.

   No cabía duda, mi destino era Egipto. Y dado que nadie podía viajar conmigo en noviembre, la opción de la salida grupal era altamente alentadora.

   Luego de más de 24 horas de viaje, el grupo formado por 16 turistas argentinos (una pareja, una madre con su hija veinteañera y los 12 restantes, hombres y mujeres en un amplio rango de edades, todos en habitaciones individuales) llegamos a El Cairo, muy cansados pero contentos.

  Esa misma tarde, visitamos Las Pirámides y la Esfinge de Giza. En los días siguientes, el Museo Egiptológico, la Ciudadela de Saladino, el Barrio copto con la iglesia erigida por el lugar donde pasó la Sagrada Familia, la Sinagoga, mezquitas, la zona del Bazar. La muralla de El Cairo medieval me hizo vislumbrar a la Toledo “de las tres religiones”, es decir la de antes de 1492.

   El tráfico en El Cairo resultó caótico y abrumador. Vehículos de todo tipo se desplazan por calles y autopistas, al mismo tiempo que transeúntes cruzan por cualquier lado, por la casi falta completa de semáforos en la ciudad. Y, nosotros que nos quejamos del tráfico en la Argentina!

   La explicación del guía turístico es que… no hay accidentes porque… ¡Alá es grande!

   A pesar del caos de tránsito no se percibe violencia entre conductores y peatones. En la Argentina, ya se hubieran desencadenado múltiples peleas con golpes de puños y quien sabe… hasta con muertes. La explicación quizás esté en los preceptos islámicos que prohíben el consumo de alcohol.

   Otro tema presente durante toda la estadía en Egipto fue el tema de las compras y del “regateo” del precio. Al ser turistas, estábamos acosados por los vendedores. Si uno no está interesado en comprar, ni siquiera hay que fijar la mirada en el producto pues, cualquier forma de contacto verbal o visual es entendido como interés.

  Luego de unos días, atrás quedó El Cairo y emprendimos el viaje en avión a Aswan, donde pudimos ver el enorme espejo de agua formado de la represa (pantano), obra realizada en la década del 60 para regular las crecidas del río Nilo y generar electricidad.

   El enorme pantano ocupó territorios con magníficos monumentos históricos que debieron ser trasladados a otras locaciones y ahora pueden seguir siendo admiradas por turistas de todo el mundo, como los templos de Abu Simbel y de Philae en el Alto Egipto, país de los Nubios. De aquí procede el Templo de Debod, actualmente en Madrid,  que fue obsequiado a España por haber colaborado en el rescate de los monumentos.

   Luego de admirar Abu Simbel y Philae, embarcamos hacia el Norte en un crucero por el río Nilo, un barco de 3 pisos, pequeño y acogedor, que me hizo sentir como en la novela “Muerte en el Nilo” de Agatha Christie, por suerte no hubo crímenes en mi barco crucero, un alivio!

   Luego de visitar otros templos y de atravesar la esclusa de Esna, para salvar un desnivel de 10 metros en el Río Nilo, llegamos a la esplendorosa Luxor.

   En el Templo de Luxor veo el obelisco gemelo del que está en París en la Plaza de la Concordia, pero más sorpresas esperan en Luxor, como el Valle de los Reyes donde están enterrados los faraones, entre otros la tumba y la momia de Tutankamon.

   Tampoco me privé de realizar el vuelo en globo aerostático alrededor del Valle de los Reyes y de contemplar el amanecer desde el aire, como tampoco me había privado de pasear en camello alrededor de las pirámides.

   Mitología e Historia a raudales pero la impresión que llevo grabada en mi retina fueron las maravillosas puestas de sol que pude contemplar desde el crucero y allí entendí el porqué del culto de los antiguos egipcios al Dios Ra, o Amón Ra y las pinturas con el disco solar anaranjado que vi en las tumbas de los faraones.

   Otro aspecto que llamó mi atención fue la vida rural en los alrededores de Luxor: personas realizando cultivos en pequeñas parcelas gracias al riego, cultivos rudimentarios y,… pequeñas carretas de madera tiradas por burros, como hace 2000 años.

  De la maravillosa Luxor a unos días de descanso en Hurghada, en el Mar Rojo, donde está una de las barreras de coral más importantes del mundo apta para la práctica de snorkel y buceo.

   Hurghada, una especie de Caribe en el Mar Rojo, llena de hoteles resort casi vacíos, luego de los atentados terroristas que se cobraron la vida de numerosos turistas, especialmente rusos, país que prohibió los vuelos directos a Egipto luego de un atentado a un avión ruso que se cobró 224 víctimas.

   Se ve que intentan ahora promocionar el turismo trayendo argentinos y chinos, pocos rusos se animan a seguir frecuentando Hurghada. La enorme baja del turismo en Egipto y la depreciación de los precios de los hoteles, nos ha dado la oportunidad de llegar hasta aquí a pesar de la distancia.

   Me emociona estar en el lejano Mar Rojo, pensando en todos los pueblos que han pasado y atravesado este mar desde épocas inmemoriales y agradezco el podido hacer este viaje y llegar hasta aquí.

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