De Antalya a Izmir “un trocito de costa Turca”

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Por Gerardo Navarro

    Del 19 al 28  de noviembre de 2016, tres zaragozanos salimos a darnos un garbeo por un trocito  de la costa Turca. Haciendo escala en Estambul, nos plantamos en Antalya donde alquilamos un coche que entregaríamos diez días después en el aeropuerto de Izmir.

   Un bonito recorrido  ya que entre estas dos capitales encontramos un sinfín de ruinas licias, romanas, bizantinas, helenas, otomanas… y con una dosis de  imaginación disfrutamos de  un espacio de tiempo que va desde el 300 A. C. hasta la actual  Turquía de Erdogan.

   En Antalya nos encontramos con una ciudad que rebosaba buen rollo, bares de diseño, música de todo tipo en directo, buena gastronomía, hammams auténticos y un ambiente sosegado. El casco histórico  muy cuidado y el puerto espectacular (muy recomendable disfrutar de su atardecer).

    Al día siguiente, a 30 Km en coche, visitamos las alucinantes ruinas de la ciudad Licia de Termessos; ese mismo día visitamos las chimeneas de fuego eterno  en las laderas de Olimpo (es bueno programar la visita al anochecer y alojarse en una de las innumerables cabañas de madera que se encuentran en la zona).

   El tercer día visitamos las ruinas de Myra y Uçagiz; acabamos bañándonos en la isla de Kekova y durmiendo en Kalekoy. El cuarto día viajamos intercalando baños en playas idílicas con la  visita a pequeños pueblos turcos. A pesar de estar en la costa, en muchos momentos, debido a la orografía del terreno, te llevaba a pensar que te encontrabas en plena montaña. Dormimos en Fethiye. El quinto día nos movimos por la zona de Marmaris, encontrando un bonito lugar junto a un lago, en el que disfrutamos de unos baños a base de barro y agua termal. Dormimos en Datça, un bonito pueblo pesquero.

     El sexto día visitamos Pamukkale, una mezcla de cultura y paisaje ya que las ruinas romanas  se encuentran  encima de una montaña de algodón (recibe este nombre porque la ladera está formada por bicarbonato cálcico y el color blanco junto a sus formaciones recuerdan al algodón), y, por si fuera poco, pudimos disfrutar de un baño en aguas termales (36º) rodeados de ruinas. Sin duda este fue uno de los momentos cumbres del viaje, un día fantástico.

    El séptimo día visitamos las ruinas de Efeso. Este antiguo complejo es uno de los mejores conservados del país, destacando la Magnífica fachada de la biblioteca de Celso. El día octavo estuvimos disfrutando de Sirince (hermoso pueblo turco) y nos trasladamos a un hotel en un pueblo dormitorio de Izmir al lado del aeropuerto para volver al día siguiente de madrugada.

    Esta región Mediterránea que ha sido habitada desde el paleolítico ha visto desparecer numerosas civilizaciones y ha conservado los vestigios de cada una de ellas. Aunque en la actualidad por el telediario nos llegan noticias que no invitan al viajero a visitarla, os la recomiendo.    

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