Desde el diván: ‘El valle de Elah’ de Paul  Haggis


Por José María Bardavío

La esposa del soldado acude a la comisaría de policía para denunciar  que  su marido, recién llegado de la guerra de Irak, acaba de estrangular a la mascota de la familia, un enorme  Doberman, en la bañera.

Título original: In the Valley of Elah
Año: 2007
Duración:120 min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Dirección: Paul Haggis
Guión:Paul Haggis. Historia: Paul Haggis, Mark Boal
Música: Mark Isham
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Tommy Lee Jones, Charlize Theron, Susan Sarandon, Jason Patric, James Franco, Josh Brolin, Wes Chatham, Rick Gonzalez, Jonathan Tucker, Jake McLaughlin, Victor Wolf, Barry Corbin, Brent Briscoe, ver 5 más
Productora: Warner Independent Pictures, Summit Entertainment

    La mujer  policía que  recibe la queja (Charlize Theron) le explica que debería dirigirse a la policía militar. La denunciante insiste en que ya estuvo allí y no le hicieron caso. La mujer policía termina explicando que al no tener jurisdicción  sobre militares sólo podría actuar si denunciara a su esposo por miedo a ser agredida. Como la asustada y desconcertada mujer asegura que no es el caso, concluye así la entrevista y la secuencia.

    Días después ese  mismo soldado que ahogó a su perro en la bañera es detenido ahora por asesinar a su mujer de la misma forma y en el mismo lugar en el que mató a su adorado perro. El cadáver  de la mujer que no se atrevió a denunciar a su marido, yace en el fondo de la bañera. Tiene el cuello espantosamente oscuro y enormemente abultado.

     En un artículo aparecido en el El País el 24 de Marzo de 2010, el filósofo y psicoanalista Slavoj Žižec, explicaba las razones ideológicas últimas de un cierto cine bélico de gran éxito en óscars y taquilla, que olvida las razones perversas por las que un ejército invade un país para centrarse exclusivamente en lo espantosamente mal que lo pasan algunos soldados invasores. Y reflexionando sobre los Óscar de 2010 estimaba que mientras Avatar de James Cameron <<toma decidido partido  por los que se oponen al complejo industrial-militar mundial, retratando al Ejército de la superpotencia como una fuerza de destrucción brutal al servicio de grandes intereses industriales, la impensable película que se llevó  el gran puñado de premios, The Hurt Locker (que literalmente significa Un armario para el dolor) estrenada con el titulo de En tierra hostil, de Kathryn Bigelow, presenta al ejército norteamericano de un modo plenamente acorde con su propia imagen pública de interventor humanitario y de pacifismo militarista>>.

   Indagaba luego el escritor, el origen de esta  particular ideología trayendo a colación dos películas israelitas  que obtuvieron grandes premios en Europa el año anterior. Vals con Bashir de Ari Folman y Líbano de Samuel Maoz. En la primera, cuatro soldados son enviados  << a “limpiar” una ciudad libanesa que ya ha sido bombardeada por la fuerza aérea israelí>> La película trasmite muy convincentemente la sensación de pánico y claustrofobia  de los cuatro soldados hebreos en el interior del tanque desplazándose por una ciudad bombardeada por su propia aviación. Sí, todo eso es espantoso. Pero también es cierto que la película escatima las razones de la injustificable invasión israelí del Líbano de 1982, recordada por un Ari Folman, el premiado director, que vivió en sus propias carnes los incidentes relatados en su película. Y concluye Zizec: << El hecho de revivir la traumática experiencia del perpetrador, nos hace olvidar el trasfondo ético-político del conflicto: ¿Qué estaba haciendo el Ejército israelí en el interior del Líbano?; etcétera>>.

    <<En la otra película, Libano, un  sensibilizado y compadecido soldado hebreo le enseña la foto de su hija a una madre libanesa que llora desesperada la muerte de su hijita muerta en el bombardeo realizado por el ejército invasor. El tratamiento compasivo del soldado, muy bellamente filmado, como el resto de la película, evoca acertadamente la sensibilidad de algunos soldados pero soslaya los motivos más que dudosos de la invasión del  territorio el verdadero causante de tantas calamidades colectivas y del  sufrimiento insoportable que sufre esa madre libanesa destrozada>>.

   Estos argumentos de Slavoj Žižec resultan muy útiles para comprender  lo que muestra y lo que oculta In the Valley of Elah. En donde un militar retirado llamado Hank Deerfield (Tommy Lee Jones),  que cree en su país, Estados Unidos, en las razones por las que se ha embarcado en tantas guerras, y en las guerras en las que el propio Hank ha combatido,  anima a su único y querido hijo Mike (Jonathan Tucker), que tiene un espléndido futuro civil por delante, para que  se enrole en la guerra de Irak. El padre está honestamente seguro de  que la experiencia de la guerra proporcionará importantes beneficios en la formación de Mike como individuo y como ciudadano.

     Mike ha  pasado ya dieciocho meses en el frente cuando a los integrantes del pelotón en el que sirve  les dan permiso para volver juntos a casa. Cuando unos días después Hank viaja desde Monroe (Tennessee) donde vive hasta  Fort Rudd en Nuevo Mexico para encontrarse con su hijo, nadie sabe darle explicaciones sobre su paradero. Acaba de volver de la guerra, si, ya está en casa, sí, pero nadie sabe dónde está su hijo. Ante esta absurdo, y tras muchas averiguaciones algunas peligrosas, llegará a saber que fueron sus  amigos íntimos, los integrantes del pelotón en Irak, los que le asesinaron al día siguiente de volver a casa.

    Sucedió durante un desmadre descomunal en donde no faltaron drogas, sexo de pago, y el corolario de una violencia extrema surgida de no se sabe dónde que convirtió en infernal y en imposible de entender lo que realmente  sucedió. Pero Deerfield al fin lo averigua. Mike fue asesinado por sus amigos de una forma fría, espantosa y absurda. Los cuatro amigos, llegado un momento, se  transformaron en una  especie de bestias y, convocados por impulsos de destrucción total, mataron a Mike. Ese estado enloquecido, en principio controlable, solían alcanzarlo antes de iniciar las misiones extremadamente  peligrosas para las que fueron elegidos por sus superiores en Irak.

   El subtema formado por esos dos episodios alrededor de  una misma bañera (la muerte del perro y el asesinato de la esposa), ilustra por la vía simbólica la tesis de la película : no  solo se destruye la vida psíquica de los soldados en Irak por la incitación a la saña de algunas estrategias militares sino que esa destrucción psíquica es exportada al país de origen engendrando allí, en casa, actos de violencia monstruosos e irreparables.

    La muerte del Doberman y de la esposa recuerdan ciertas ejecuciones, como si el soldado hubiera matado siguiendo un ritual, como si repitiera compulsivamente enseñanzas peligrosamente automatizadas ahora en su cabeza. Algunos soldados terminan habitados por la propia violencia, un siniestro fantasma que convierte en deber el aniquilar todo lo que  se ama y quiere.

   ¿Pero por qué la bañera resulta ser idéntico escenario de las muertes del perro y la esposa?  Quizá porque matar en la bañera bajo circunstancias como las insinuadas arriba, permite mucho más sadismo. Vemos la muerte por asfixia de la esposa, las marcas horrendas en el cuello, etc. La bañera muestra aquí su capacidad para simbolizar la residencia misma de la muerte. Y representa también ese  espacio íntimo y remoto desde el que empezamos a deslizamos hacia a la vida. La forma más enajenada de la violencia es matar queriendo devolver a la víctima a su origen primordial, la tumba-útero que el inconsciente enfermo del asesino magnifica representándolo en la bañera. Se trata de matar para negar al vivo el origen mismo de su vida. Matando, el soldado enfermo,  hunde simbólicamente a su mujer en su origen amniótico. Se trata de exterminar y de  negar  el derecho de haber nacido.

   ¿Pero por qué y para qué estaban las tropas americanas en Irak? ¿Qué hacían allí?

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com/

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