Los estrenos en los cines: ‘La próxima piel’

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Por Don Quiterio 

  “Nos apetecía abrir nuevos caminos en nuestro cine y trabajar el thriller psicológico y el suspense desde la máxima proximidad a los personajes, tanto física como epidérmica…

…No queríamos hacer una película de temas sino de caracteres. Centrarnos en un grupo de personajes que viven de forma extrema los sentimientos más comunes, con los que todos podemos identificarnos. En especial, la relación entre una madre y un hijo”.  Esto dice el gran Isaki Lacuesta de su nuevo filme, ‘La próxima piel’, codirigido por su guionista y pareja Isa Campo (que también firmó el libreto de ‘Los pasos dobles’) y rodado en el hielo y la niebla del valle de Tena. Según los realizadores, la idea de la película data de 2005 y sus propósitos han ido cambiando con el paso del tiempo. Es un sobresaliente thriller de autor, un drama familiar que invita a reflexionar sobre la identidad y con un argumento inquietante: un adolescente desaparecido regresa después de ocho años, cuando todos lo daban por muerto, y se incorpora a la vida familiar marcada por ese misterio. Poco a poco, surgirá la duda de si realmente se trata del muchacho desaparecido o de un impostor. El resultado es una subyugante propuesta sobre la complejidad de las relaciones familiares, la intimidad, la recolocación del pasado, la necesidad de reconocerse en el otro. Todo aliñado, al mismo tiempo, con la sobria fotografía de Diego Dussuel y la elegante banda sonora de Gerard Gil. Uno de los estrenos de cine más importantes de la temporada.

  Del resto de estrenos hay que destacar ‘Historia de una pasión’ (Terence Davies), admirable recreación de la vida de la estadounidense Emily Dickinson, la poetisa encerrada en su mundo y educada en el puritanismo, ya llevada a la pantalla en 1976 por Charles Dubin; ‘Viaje a Italia’ (Michael Winterbottom), atractiva comedia gastronómica donde la pareja protagonista habla, come y bebe, con guiños a ciertos mitos literarios y cinematográficos, todo contado con eficaz ligereza, como de película vacacional; ‘Un monstruo viene a verme’ (Juan Antonio Bayona), fantasía impregnada de poesía que equilibra la turbadora imagen real con tres historias de particular animación, una exploración de los miedos de la infancia materializada con mucha oscuridad, tristeza y dolor, según el libro de Patrick Ness, igualmente guionista; ‘La fiesta de las salchichas’ (Greg Tiernan y Conrad Vernon), subversiva e ingeniosa animación de los estudios Pixar, la historia de una rebelión iniciada por diversos alimentos contra los compradores humanos; ‘Cuando tienes 17 años’ (André Téchiné), excelente historia rural que trata de los problemas de dos adolescentes en un cuartel en el sudoeste francés; ‘Verano en Brooklyn’ (Ira Sachs), atractivo drama americano sobre los conflictos derivados de la vivienda y la economía precaria; ‘Después de nosotros’ (Joachim Lafosse), interesante relato acerca de la convivencia tras una separación después de quince años de matrimonio, pese al giro final, poco creíble, y ‘Fuego en el mar’ (Gianfranco Rossi), honesto y estético documental sobre la crisis migratoria desde lo tangencial, para evitar los tópicos del cine social.

  El resto es decididamente prescindible, por mediocre: ‘Mechanic resurrection’ (Dennis Gansel), secuela del remake de ‘Fríamente, sin motivos personales’, sin más trascendencia que la acción pura y dura; ‘El contable’ (Gavin O’Connor), el relato de un matemático obsesivo que es un asesino en serie, pero el guion deja mucho que desear; ‘La chica del tren’ (Tate Taylor), decepcionante adaptación de la novela de Paula Haukins sobre una mujer destruida por su ruptura matrimonial y su caída en tromba en el alcohol, mezclando tiempos –pasado y presente- para producir un avance lento y calculado de la trama y del suspense, pero el director no sujeta, en su esperada pulsión, ni el melodrama ni el thriller; ‘Mike y Dave buscan rollo serio’ (Jake Szymarski), tonta comedia americana donde dos hermanos fiesteros ponen un anuncio en internet para conseguir cita con dos chicas para una boda en Hawai; ‘Footprints, el camino de tu vida’ (Juan Manuel Cotelo), bienintencionada pero insuficiente documental que sigue las vivencias de once jóvenes de Arizona en su recorrido por la ruta jacobea en España; ‘Ozzy’ (Alberto Rodríguez y Nacho de la Casa), tosca y descuidada animación, con personajes mal definidos, que entra directamente en el capítulo de despropósitos sin remedio; ‘Inferno’ (Ron Howard), tercera aventura de la saga iniciada con ‘El código Da Vinci’ y seguida por ‘Ángeles y demonios’, centrada en la investigación de los símbolos contenidos en la obra de Dante Alighieri ‘Divina comedia’, pero o bien la literatura de aeropuerto de Dan Brown no da para más, o bien lo dantesco es el propio guion, y ‘Snowden’ (Oliver Stone), descafeinada biografía del enigmático Edward Snowden, cuyos actos pusieron en la picota el orwelliano sistema de vigilancia de los servicios secretos estadounidenses, basada en el documental de Laura Poitras ‘Citizenfour’, pero ahora el director norteamericano elude todos los aspectos incómodos del personaje.

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