Coen dixerunt / José Joaquín Beeme

161Coen-BeemeP
Por José Joaquín Beeme
http://blunotes.blogspot.com.es/

    Los Coen han abrazado el manicomio expresivo de Ramón haciendo «películas de locos hechas con locos fotogénicos, es decir, antiguos actores que enloquecieron en medio de las extrañas y violentas aventuras del cine y por causa también del vicio que anda suelto en Cinelandia.»

    ¡Ave, César! visita géneros del viejo-pero-no-tanto studio system y los cruza sin pudor, como quien entra y sale de las diversas atracciones de un parque temático instigado por una Warner o una Universal. Cosas mejores han dado los hermanos de Minneápolis, y de hecho las críticas en su tierra arrecian afeándoles la endeblez de los personajes, el cosido pretextual de los sucesivos sketches, la falta de un verdadero plot. Cierto: sólo quienes gusten de ejercicios de metacine, que embuten una película dentro de otra o viajan por la historia del medio tomándosela con iguales dosis de homenaje e ironía, podrán apreciar este peplumfallido que se lía con una de conspiradores en clima de guerra fría y olor a caza de brujas. A los muchos guiños que se han apuntado añado yo aquella Bola de fuego de Hawks, sea con Gary Cooper sea con Danny Kaye, ambos inolvidables, en la sociedad clandestina de guionistas donde cae este golfus de Roma que encarna Clooney, siempre dispuesto a ponerse en ridículo y a mucha honra (su Autolycus nos dice, y el mito epónimo lo enseña, que deber de actor es ser ladrón de gestos, engañador de apariencias); sociedad presidida por Marcuse, a quien los Coen idealmente escrituran, y su ataque a la conciencia alienada en una cultura masiva, como la facturada por las majors,de usar y tirar, perfectamente entretenida y perfectamente olvidable.

Artículos relacionados :