Diego Galán en el festival de Sobrarbe

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Por Don Quiterio

   Durante nueve días, el festival internacional de documentales etnográficos de Sobrarbe, Espiello, ha dado a conocer, en el palacio de congresos de la localidad oscense de Boltaña, las últimas producciones rodadas en más de una docena de países, una muestra especializada en este género que goza de gran prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras.

   Este año se presentaron doscientos títulos de los que se seleccionaron veintiuno para la sección a concurso, provenientes de España (con nueve aportaciones, la máxima), Bélgica, Perú, Paraguay, Bolivia, Argentina, Croacia, Estados Unidos, Sri Lanca, Turquía, Holanda e India. Cantidad, calidad e intensidad para unos documentos de interés social y antropológico sobre las leyendas, los ritos, las tradiciones, las memorias, los conflictos armados, el movimiento okupa, la especulación inmobiliaria, el mundo del circo o las fiestas populares.

  Unos documentales mezclados con películas de ficción, que también tienen mucho de investigación en el campo de la etnografía, para un festival que cumple su decimotercer aniversario y en el que Diego Galán (Tánger, 1946), que dirigió durante años el de San Sebastián, recibió la ‘Siñal d’onor’, en reconocimiento de su trayectoria profesional. Este escritor y crítico cinematográfico tiene, además, una contrastada experiencia en los documentales cinéfilos de montaje: ‘Memorias del cine español’ (1978), ‘Queridos cómicos’ (1992), ‘Almodóvar en corto’ (1999), ‘Epílogo’ (2004, episodio del filme colectivo ‘¡Hay motivo!’), ‘Pablo G. del Amo, un montador de ilusiones’ (2005), ‘¿Quién fue Pilar Miró?’ (2008), ‘Una historia de Zinemaldi’ (2010) o ‘Con la pata quebrada’ (2013). Este último trabajo pudo verse en el certamen, una visión de la mujer española en el cine, desde la década de 1930 hasta nuestros días, con fragmentos de ciento ochenta películas. También se proyectó el documental producido por el propio festival ‘Diego Galán sí cenó aquí’, de Ignacio Pardinilla. 

  Si la temática transversal del festival de este año se ha titulado ‘Historias de vida’, pocos realizadores resultan tan idóneos como Diego Galán para recibir este premio. Naturalmente, el cineasta agradeció el galardón honorífico, recordó su participación en el festival de cine de Huesca y confesó que era un gran amigo de Pepe Escriche. Entre los dos tenían una forma muy peculiar de llamarse: Galán se refería a él como “Esquilache”, mientras que el oscense le replicaba llamándolo “Garlán”. Señaló, además, que le gustaría hacer un nuevo documental con el título ‘Manda huevos’, sobre la visión de los hombres en el cine español, pero lamentó que, por ahora, no había productores que se interesasen. Desde su experiencia, el cine español se encuentra en un momento estupendo ya que, con la crisis, ha aflorado más la creatividad y la imaginación. A ello se une, a su juicio, la democratización de los medios técnicos “porque cualquier persona puede hacer ahora una película con una cámara, y la libertad de expresión, aunque tampoco es absoluta porque las televisiones no imponen censura pero sí cortapisas y sus gustos”. 

  Desde que en 2003 irrumpiera Espiello (Espejo) en el panorama nacional, este certamen, el más sólido para los antropólogos, mantiene con diferentes universidades un estrecho contacto y el creciente proceso de internacionalización despiertan cada vez más el interés de profesores y alumnos de esta disciplina. Si a esto unimos la labor de los voluntarios, que forman parte de una comisión permanente en la comarca de Sobrarbe y se reúnen a lo largo del año para planificar cada edición, el resultado final es una realidad que llega a un amplio público. Este año el premio al mejor documental etnográfico ha recaído en la producción norteamericana ‘Es mejor saltar’, codirigida por Patrick Alexander Stewart, Gina Angelona y Mouna Stewart, un retrato del empeño de los habitantes de la ciudad amurallada de Akka (Israel) por mantener sus hogares, en un contexto de duras presiones económicas y tensiones sociales entre árabes, judíos y cristianos. El conflicto social en su más cruda expresión también ha estado reflejado en el galardón del público, que destacó el filme ‘Nunca más: historia de una revolución’, una coproducción entre Siria, Turquía y Estados Unidos dirigida por Matthew Van Dyke, la historia de un comandante rebelde y una joven periodista sirios que participan en una desgarradora guerra por la libertad de su pueblo en la ciudad de Aleppo. 

  El premio de la juventud fue a parar a la barcelonesa Roser Corella por su documental ‘Prisioneros de Kanun’, una explicación sobre un vengativo código de justicia que vuelve a aflorar en Albania y que mantiene a centenares de familias encerradas en sus casas. El jurado también propuso otorgar dos accésit especiales dentro de este galardón de la juventud a ‘El ritual de la pubertad en el pueblo tikuna’, del peruano David Salamanca, y a ‘Buenas noches, Sarajevo’, de los españoles Olivier Algora y Eduardo Marín. Los otros premiados fueron Manuel Trillo por ‘Quivir’ (mejor temática de montaña), Inés Toharia por ‘El río que suena, reflejo del tiempo: Joaquín Díaz’ (mejor trabajo de investigación) y Jan Van Den Berg por ‘Cuando los elefantes bailan la hierba es pisoteada’ (mejor documental científico). Además, Jesús Maestro recogió un trofeo por los cortometrajes realizados en la escuela de cine del Sahara. 

  También se reconoció la labor cinematográfica de Cecilia Bartolomé (directora, guionista y productora), un merecido homenaje por sus películas valientes, sinceras e incómodas, una de las mujeres pioneras del cine español junto a Josefina Molina y Pilar Miró. Se proyectó ‘Lejos de África’, un filme de ficción rodado en 1996 sobre los últimos años de la colonización española en Guinea Ecuatorial. La realizadora reconoció que está medio jubilada y se mostró sorprendida y fascinada al recibir el trofeo, obra de Jesús Sanz, de manos de la directora del certamen, Patricia Español. 

  El festival de Espiello, pues, ha llegado ya a su decimotercera edición, reafirmado como una cita imprescindible para los amantes de esta modalidad cinematográfica. Y ha conseguido ser un festival de referencia en su especialidad, todo un aval en su género, tanto nacional como internacionalmente, gracias a la calidad contrastada de los trabajos que a él concurren, gracias a la alta participación, gracias a la sorprendentemente buena respuesta del público y gracias, claro está, a todos los que se preocupan de organizarlo. Un futuro prometedor para un festival en auge. Enhorabuena.

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